En los años 70, en las postrimerías de la dictadura, España abandonó su aislamiento eléctrico. Una línea de alta tensión atravesó por primera vez los Pirineos para transportar hacia Francia la energía nuclear de Vandellós. Un 25% de la central era propiedad francesa y, a través del cable, los galos recuperaban su inversión. Hasta principios de los 80 se mejoraron las vías de comunicación energética con el país vecino hasta que alcanzaron una capacidad del 3% de su consumo eléctrico, pero desde entonces los países vecinos no han vuelto a fortalecer estos lazos.
Eso está a punto de cambiar. Red Eléctrica de España (REE) y RTE (Red de Transporte de Electricidad, de sus siglas en francés), su homóloga francesa, pusieron en marcha a principios de este año las obras de un proyecto para instalar entre los dos países la línea eléctrica de corriente continua con mayor capacidad de transporte del mundo, con dos cables de 1.000 MW cada uno, es similar a la potencia instalada de dos centrales nucleares. Cuando se acaben los trabajos, en 2014, la capacidad de intercambio de electricidad entre España y Francia alcanzará el 6% y se acercará al 10% recomendado por la Unión Europea.
La capacidad de transporte es de 2000 MW, similar a la potencia instalada de dos centrales nucleares
Para cumplir este objetivo se está realizando una obra descomunal. Cerca de la localidad gerundense de La Junquera, un túnel de ocho kilómetros y medio de longitud y tres metros de diámetro albergará cuatro cables de 20 centímetros de diámetro cada uno, dos para cada una de las líneas. Esas arterias eléctricas proporcionarán a España una mayor seguridad energética al incrementar las vías por las que llega la electricidad y servirán, entre otras cosas, para aprovechar mejor las renovables. Aunque la energía eólicagenera un 18% de la electricidad en España, en días muy ventosos puede cubrir más del 50% de la demanda. Los excesos, gracias a la nueva línea, podrán ser vendidos a Francia que, a su vez, asegurará el suministro eléctrico hispánico con la producción de sus nucleares.
Tras un intenso trabajo que comenzó en febrero, la tuneladora española, de la empresa Dragados, ha horadado ya 4,7 kilómetros de montaña, cumpliendo con creces la parte que le correspondía. Ha tenido que compensar el retraso del equipo francés que, lastrado por problemas con licitaciones no puedo empezar hasta octubre, aún no ha excavado un kilómetro.
«Desde hace mucho tiempo se han puesto palos en las ruedas a la extensión del tendido». LUIS PINÓS, Responsable de la parte española del proyecto de interconexión entre Francia y España
Todas estas obras, según fuentes de REE, supondrán un ahorro anual cercano a los 300 millones de euros. Esto hace inexplicable que el proyecto no se realizase antes. Luis Pinós, delegado de REE en Cataluña y responsable de la instalación por la parte española, explicaba ayer en La Junquera que desde hace mucho tiempo se han puesto “palos en las ruedas” a la extensión del tendido, en parte porque ahora que todo el mundo cuenta con luz eléctrica en sus casas, la gente ha perdido la conciencia sobre lo que hace posible este pequeño milagro cotidiano.
En un principio, se había planeado instalar el cable con líneas de alta tensión por el aire, pero el proyecto encontró una fuerte oposición entre los ayuntamientos y asociaciones de la zona, con particular virulencia en territorio francés. Ya a mediados de los noventa, las protestas en Francia obligaron a parar otro intento de mejorar la conexión eléctrica a través de Huesca. Entonces, el gobierno francés indemnizó al español por la cancelación. El impacto visual y las dudas sobre la necesidad de cubrir grandes distancias con cable en lugar de producir la energía a un nivel más local estaban entre los motivos blandidos por los detractores de la obra.
Para sortear el obstáculo de la oposición popular hizo falta la mediación del actual primer ministro de Italia y entonces ex comisario de la UE, Mario Monti. La solución fue abandonar el aire y optar por un proyecto en el que las líneas de alta tensión atravesarían la frontera por el subsuelo. Esta medida mitigó la oposición pero multiplicó por diez el coste de la obra, de 70 millones de euros a 700, una cantidad que se trasladará a la factura de la luz. La decisión se tomó en 2008, antes de la crisis y contra la opinión de muchos expertos. Eran otros tiempos y los responsables del proyecto creen que esta alternativa no se habría asumido hoy.
Reducciones en las emisiones de CO2
Además de la construcción del túnel, que discurre en paralelo al del AVE, otro de los factores que encarecerá el proyecto es la necesidad de emplear una línea de corriente continua. La línea de corriente alterna no puede ir soterrada en largas distancias por razones físicas, como su mayor pérdida de energía, y el enlace entre España y Francia, además de los 8,5 kilómetros de túnel, irá enterrada en una zanja que cubrirá la mayor parte de los 64,5 kilómetros que separan la localidad española de Santa Llogaia y la francesa de Baixàs, inicio y final de la línea. Como la electricidad que se emplea en los hogares o la industria debe transportarse en cables de corriente alterna, ha sido necesario construir junto a esas dos poblaciones dos enormes estaciones conversoras desarrollados de manera específica por Siemens para este proyecto.
Pese a las dificultades y el precio de la obra, sus responsables creen que seguirá siendo muy rentable. “Los sistemas eléctricos no pueden funcionar aislados”, señala Pinós. “Cuanta mayor interconexión haya, mayor calidad tendrá el suministro y más garantizado estará”, añade. Esta facilidad para transportar energía debería también abaratar el coste de la energía para los usuarios al permitir emplear el sistema de producción de electricidad más conveniente en cada momento independientemente de dónde se encuentre. Por otra parte, REE asegura que la construcción de la línea supondrá el ahorro de la emisión de 2,3 millones de toneladas de CO2 al año gracias a una mayor incorporación de energías renovables.
Ahora, para incrementar las comunicaciones eléctricas con el resto de Europa y acercarse al mencionado 10% recomendado por la UE ya se están estudiando nuevos caminos. Uno de ellos, aunque solo exista como concepto, consistiría en extender un cable submarino a través del golfo de Vizcaya.
Daniel Mediavila, vía Es Materia