El cambio del horario en verano ha permitido un ahorro de 250 millones de euros a los hogares españoles, que en la madrugada del próximo domingo, tendrán que volver a adaptarse al horario de invierno, según la Asociación Española de Fabricantes de Iluminación (Anfalum).
Así, Anfalum destaca que el cambio de horario de verano ha facilitado la reducción de un 9,8 por ciento el consumo de iluminación en los hogares, logrando evitar entre 890.000 y 1.068.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera.
En la actualidad, según esta agrupación, existen «otras prácticas» de ahorro energético que son «muy válidas» como la luz inteligente que ofrece «múltiples aplicaciones y que debería estar siempre presente en cualquier instalación de alumbrado que se desarrolle».
Con la vuelta al horario de invierno que se efectuará a las 03.00 horas del domingo, cuando volverán a ser las 02.00, se cumple con la Directiva comunitaria fijada por la Comisión Europea y estará en vigor durante los próximos cinco meses.
A este respecto, el presidente de Anfalum, Rafael Barón, el cambio de hora en verano permitió reducir un 9,8 por ciento el consumo de iluminación en los hogares, lo que supuso un ahorro energético de 1.780 Gwh/año. «Precisamente, es el ahorro energético lo que realmente importa por encima de los resultados económicos (que en este caso no son muy significativos) porque, por muy pequeño que sea el ahorro energético, siempre tenemos que darle la bienvenida; hay que continuar en esta línea», ha manifestado.
En este contexto, ha defendido los sistemas de luz inteligente porque se basan en criterios luminotécnicos y de eficiencia energética, en el que se prioriza la calidad «siempre en beneficio de la sociedad y del máximo respeto al medio ambiente y la sostenibilidad«. Por las «múltiples» aplicaciones que ofrece, Barón ha insistido en que, en su opinión, debería estar siempre presente en cualquier instalación de alumbrado que se desarrolle.
Septiembre ha supuesto, como cada año, un mes difícil para gran parte de la población española. A esto se suma el descenso de la tasa de ahorro de los hogares, que se sitúa en el 13,2% de su renta disponible en el segundo trimestre de este año, cifra 2,2 puntos inferior a la de hace un año, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
En este contexto, Comuto.es presenta este decálogo con algunas de las opciones para ayudar a los españoles a gastar menos.
1. Vigila la compra: Según diversos estudios, adquirir las llamadas ‘marcas blancas’, de menor precio pero de calidad similar, puede reducir el presupuesto destinado a la compra hasta un 40%.
2. Vuelve al ‘tupper’: Si las circunstancias del trabajo no permiten volver a casa a la hora de comer una alternativa económica es llevar tu propia comida. Además de ser más saludable, sustituye menús que como mínimo costarían unos 8 euros, es decir, 1.600 euros al año. De esta forma, llevando el ‘tupper’ de casa se podrían ahorrar hasta 700 euros al año.
3. Ahorra en gasolina y peajes viajando en coche compartido: Compartir coche consiste en viajar varias personas en un solo coche hacia un destino común repartiendo los gastos entre los ocupantes, lo que reduce los gastos y las emisiones de CO2.
4. Conduce de forma eficiente: No cargar en exceso el maletero, arrancar el motor sin pisar el acelerador, elegir la marcha adecuada, no forzar los cambios, viajar a una velocidad constante o usar el freno motor son algunos de los hábitos que permiten disminuir el consumo de gasolina, que puede reducirse hasta un 15% según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).
5. Ahorra en el mantenimiento del coche: Un mejor mantenimiento se traduce en menor gasto y una mayor seguridad. Así, un vehículo en mal estado además de ser más peligroso puede aumentar el consumo de combustible hasta el 25%.
6. Aprovecha los productos de segunda mano: En el último año, el mercado de segunda mano contabilizó 13,5 millones de consumidores, casi el 40% de la población adulta española que ha encontrado en esta opción un potente mecanismo de ahorro. Comprar productos usados ayuda a reducir el gasto de la compra y venderlos permite desprenderse de artículos que ya no se necesitan al tiempo que se ingresa algo de dinero.
7. Economiza la luz: Aunque el Gobierno ha decidido congelar el precio de la luz en octubre, lo cierto es que este año ya se ha incrementado en algo más del 11%. Para poder hacer frente a este gasto acciones tan básicas como desenchufar los aparatos eléctricos que no se utilizan permite ahorrar hasta un 10% del consumo total de energía eléctrica. Utilizar bombillas de bajo consumo también es fundamental para reducir la factura de la luz ya que, además de ahorrar energía, reducen el gasto en más de 30 euros por bombilla al año.
8. Limita el consumo de agua: Acciones sencillas como cerrar levemente la llave de paso de la casa, vigilar los goteos y fugas, utilizar reductores de caudal y dosificadores apenas influyen en el día a día y suponen un gran ahorro.
9. Recorta la factura telefónica: Comparar distintas tarifas, ya sea en el teléfono móvil personal o en la empresa, y adecuarlas al uso real que se hace del teléfono permite ahorros del orden del 30% en la factura telefónica.
10. Disfruta de descuentos también en Internet: Portales como los outlet on-line, las tiendas virtuales o las webs de comparación de precios son herramientas fundamentales para ahorrar. Por este motivo, los portales de descuentos o de ofertas de último minuto han cobrado más fuerza este último año, especialmente en lo que a ocio se refiere con propuestas que van desde la cultura o la gastronomía hasta las escapadas de fin de semana.
Ahora que nos hemos concienciado para ahorrar, hablaremos del calor del verano y los aparatos de aire acondicionado, este año, además coincide su puesta en marcha con la subida del precio de la energía eléctrica.
¡Es que hace tanto calor…! En España, país de veranos muy severos, el aire acondicionado se ha convertido en una necesidad a pesar de las enormes facturas eléctricas a final de mes. En el artículo de hoy vamos a aprender cómo podemos optimizar el consumo (ahorro energético en el hogar) y reducir la factura eléctrica. No solamente es importante el confort térmico, sino también el «confort» de nuestro bolsillo.
El primer consejo parece obvio: no poner en marcha el aire acondicionado. Esta solución tan «tonta» tiene más sentido del que parece a primera vista. Además de ahorrar energía eléctrica y evitarnos algún que otro constipado innecesario, en muchas ocasiones la brisa existente o un simple ventilador nos puede refrescar bastante bien. Por una parte, por las mañanas a primera hora y sobre todo a la puesta del sol suelen aparecer brisas relativamente frescas que nos hacen la situación más agradable. Abriendo las ventanas refrescamos la habitación y renovamos el aire, que nunca viene mal. Por otra parte, el uso de ventiladores que mueven el aire, aunque no reducen la temperatura real de la habitación, sí que proporcionan una sensación térmica agradable gracias a la corriente de aire que produce. Este método es muy utilizado durante las horas de sueño, pues los ventiladores son bastante silenciosos. Por supuesto que consume energía un ventilador, pero en cantidades muy inferiores a un aparato de aire acondicionado.
Estamos de acuerdo en que no es comparable a tener la habitación climatizada constantemente a 25 ºC de temperatura, pero podemos reducir la franja horaria en que utilizamos el aire acondicionado. Lógicamente hay que considerar la climatología de cada zona, que obliga en algunos casos a recurrir sí o sí al aire acondicionado casi todo el día.
En las horas del día en que utilizamos el aire acondicionado tendremos en cuanta una serie de recomendaciones para su uso eficiente. Quizás unos de los aspectos más importantes es mantener la temperatura de la habitación (a través del termostato) entre 25 y 26 grados en verano. Este rango es el recomendado para un aprovechamiento eficiente de la climatización, además de ser una temperatura adecuada para la salud, evitando así resfriados o infecciones respiratorias tan típicas en estas fechas. Un ejemplo de la importancia de este rango de temperatura es su obligatoriedad por normativa para todos los sectores distintos al doméstico, con el fin de garantizar un equilibrio entre bienestar y consumo energético. Se estima que cada grado de temperatura interior fuera de este rango genera un consumo adicional del 10% de energía.
En ocasiones la habitación a climatizar puede estar a mayor temperatura que la calle, por ejemplo si se ha tenido todo el día cerrada dándole el sol mientras estamos en la playa, y queremos enfriar el aire para la cena. Es recomendable abrir las ventanas para ventilar el aire, sacando de esta forma el aire caliente y haciendo entrar aire limpio y saludable. Una vez que tenemos la habitación más fresca y con aire limpio, ponemos en marcha el aire acondicionado y necesitaremos menos energía para enfriar la habitación.
En relación al termostato, queremos hacer una pequeña aclaración sobre su funcionamiento. Se trata de un sensor de temperatura que mide la temperatura en el punto exacto donde se encuentra, que en teoría debe ser la temperatura media de la habitación. Si el termostato está en una próximo a una fuente de calor (un electrodoméstico, una bombilla, una ventana, o incluso una persona), la temperatura que mide es superior a la media de la habitación y por lo tanto mantendrá funcionando el aire acondicionado para reducir esa temperatura ficticia, enfriando en exceso la habitación. Es importante que el termostato se encuentre situado en un lugar adecuado sin que se vea afectado por fuentes de calor.
Una vez que tenemos climatizada la habitación, nuestra intención principal es mantener las condiciones de confort con el mínimo de consumo del aparato de aire acondicionado. Para ello es fundamental mantener las ventanas y puertas cerradas para evitar el escape del aire frío y la entrada de aire caliente. Si se necesita salir, hay que cerrar la puerta inmediatamente. La entrada de aire caliente baja de forma importante la temperatura media y obliga al aparato de aire acondicionado a enfriar ese aire adicional. Pensemos que si la temperatura de la calle está a 34 grados, entra aire a 10 grados por encima de la temperatura de la habitación. Por supuesto esto también es aplicable a nuestros viajes! En caso de que estemos usando el aire acondicionado del coche, tampoco deberíamos abrir las ventanillas.
En este mismo sentido hay que considerar el aire que escapa por las aperturas de puertas y ventanas. Tenemos que prestar especial atención al sellado correcto de las puertas y ventanas. Si la edificación es antigua, es recomendable colocar juntas de goma o similar para evitar que se escape el aire. Disponer de muros con aislamiento térmico también es fundamental para reducir las pérdidas, aunque este no es un aspecto que podamos solucionar fácilmente si el edificio ya está construido.
Tan importante como impedir que salga el aire frío de la habitación es impedir que entre el calor de la calle. ¿Cómo podemos lograr esto? El mayor aporte de calor se produce a causa de los rayos solares a través de los cristales. Además este calor se almacena en los muros interiores y se desprende con posterioridad hacia la habitación. Colocando toldos podemos dejar la ventana en sombra e impedir que entre el sol directamente a la habitación. Si disponemos además de cortinas y persianas también podemos reducir la entrada del sol. Resumiendo, cuanto más calor dejemos entrar desde la calle, más energía consumirá el aparato de aire acondicionado para enfriar la habitación. ¡El sol directo que entra a la habitación nos cuesta dinero!.
Mantener las luces encendidas en habitaciones vacías también contribuye a calentar el ambiente. Pensemos que supone unos 100 vatios de calor generándose continuamente, calor que debe compensar el aire acondicionado cuando se ponga en marcha. Si todos podemos usar la misma habitación para hacer nuestras actividades conseguiremos ahorrar energía, tanto en el consumo de las luces como en el del aire acondicionado. Esto tambien puede reducirse utilizando iluminación eficiente, que reduce el calor emitido por las bombillas, reduciendo las necesidades de climatización.
Otro aspecto que influye en el uso eficiente del aire acondicionado es la vestimenta. No tenemos la misma sensación térmica si llevamos mucha ropa que si adoptamos un atuendo más veraniego. Si estamos obligados a llevar camisa de manga larga y corbata vamos a tener más calor que si vamos en camiseta. Adaptando la forma de vestir podemos llegar a un confort térmico sin necesidad de bajar en exceso el termostato.
Si nos lo podemos permitir, podemos adaptar también el horario de nuestras actividades a las horas de menor calor. A primera hora de la mañana y a última hora de la tarde (que todavía hay luz natural) el calor es bastante más llevadero. Si nos levantamos pronto podemos aprovechar varias horas de fresco antes de que empiece a calentar el sol. Además ya lo dice el refrán, a quien madruga…
Por último, para garantizar un consumo eficiente del aparato de aire acondicionado es necesario que funcione correctamente. Es importante hacer un adecuado mantenimiento del aparato, sobre todo en la limpieza de los filtros, que aumentan sensiblemente el consumo. Además, un filtro sucio puede provocar alergias y enfermedades. Por otro lado, la unidad exterior de aire acondicionado trabaja mejor cuando expulsa el calor a un ambiente a menor temperatura, por lo que es aconsejable que esté protegida del sol.
Lógicamente, la eficiencia de un aparato de aire acondicionado repercute en el consumo eléctrico. En los últimos años se ha mejorado enormemente el rendimiento de los sistemas de climatización, por lo que se recomienda sustituir los modelos antiguos por aparatos con etiquetado energético de clase A, que tienen un consumo muy inferior a los anteriores. Publicaremos más adelante un artículo sobre este tema.
Como podéis ver, el uso eficiente del aire acondicionado no esconde más secretos que los del sentido común. Siguiendo una serie de sencillos consejos podemos reducir el consumo necesario en climatización durante este verano. Las centrales eléctricas emitirán menos CO2 a la atmósfera y nuestra cuenta bancaria nos lo agradecerá. La eficiencia energética en el hogar repercute en el bienestar de todos.