Ahora que nos hemos concienciado para ahorrar, hablaremos del calor del verano y los aparatos de aire acondicionado, este año, además coincide su puesta en marcha con la subida del precio de la energía eléctrica.
¡Es que hace tanto calor…! En España, país de veranos muy severos, el aire acondicionado se ha convertido en una necesidad a pesar de las enormes facturas eléctricas a final de mes. En el artículo de hoy vamos a aprender cómo podemos optimizar el consumo (ahorro energético en el hogar) y reducir la factura eléctrica. No solamente es importante el confort térmico, sino también el «confort» de nuestro bolsillo.
El primer consejo parece obvio: no poner en marcha el aire acondicionado. Esta solución tan «tonta» tiene más sentido del que parece a primera vista. Además de ahorrar energía eléctrica y evitarnos algún que otro constipado innecesario, en muchas ocasiones la brisa existente o un simple ventilador nos puede refrescar bastante bien. Por una parte, por las mañanas a primera hora y sobre todo a la puesta del sol suelen aparecer brisas relativamente frescas que nos hacen la situación más agradable. Abriendo las ventanas refrescamos la habitación y renovamos el aire, que nunca viene mal. Por otra parte, el uso de ventiladores que mueven el aire, aunque no reducen la temperatura real de la habitación, sí que proporcionan una sensación térmica agradable gracias a la corriente de aire que produce. Este método es muy utilizado durante las horas de sueño, pues los ventiladores son bastante silenciosos. Por supuesto que consume energía un ventilador, pero en cantidades muy inferiores a un aparato de aire acondicionado.
Estamos de acuerdo en que no es comparable a tener la habitación climatizada constantemente a 25 ºC de temperatura, pero podemos reducir la franja horaria en que utilizamos el aire acondicionado. Lógicamente hay que considerar la climatología de cada zona, que obliga en algunos casos a recurrir sí o sí al aire acondicionado casi todo el día.
En las horas del día en que utilizamos el aire acondicionado tendremos en cuanta una serie de recomendaciones para su uso eficiente. Quizás unos de los aspectos más importantes es mantener la temperatura de la habitación (a través del termostato) entre 25 y 26 grados en verano. Este rango es el recomendado para un aprovechamiento eficiente de la climatización, además de ser una temperatura adecuada para la salud, evitando así resfriados o infecciones respiratorias tan típicas en estas fechas. Un ejemplo de la importancia de este rango de temperatura es su obligatoriedad por normativa para todos los sectores distintos al doméstico, con el fin de garantizar un equilibrio entre bienestar y consumo energético. Se estima que cada grado de temperatura interior fuera de este rango genera un consumo adicional del 10% de energía.
En ocasiones la habitación a climatizar puede estar a mayor temperatura que la calle, por ejemplo si se ha tenido todo el día cerrada dándole el sol mientras estamos en la playa, y queremos enfriar el aire para la cena. Es recomendable abrir las ventanas para ventilar el aire, sacando de esta forma el aire caliente y haciendo entrar aire limpio y saludable. Una vez que tenemos la habitación más fresca y con aire limpio, ponemos en marcha el aire acondicionado y necesitaremos menos energía para enfriar la habitación.
En relación al termostato, queremos hacer una pequeña aclaración sobre su funcionamiento. Se trata de un sensor de temperatura que mide la temperatura en el punto exacto donde se encuentra, que en teoría debe ser la temperatura media de la habitación. Si el termostato está en una próximo a una fuente de calor (un electrodoméstico, una bombilla, una ventana, o incluso una persona), la temperatura que mide es superior a la media de la habitación y por lo tanto mantendrá funcionando el aire acondicionado para reducir esa temperatura ficticia, enfriando en exceso la habitación. Es importante que el termostato se encuentre situado en un lugar adecuado sin que se vea afectado por fuentes de calor.
Una vez que tenemos climatizada la habitación, nuestra intención principal es mantener las condiciones de confort con el mínimo de consumo del aparato de aire acondicionado. Para ello es fundamental mantener las ventanas y puertas cerradas para evitar el escape del aire frío y la entrada de aire caliente. Si se necesita salir, hay que cerrar la puerta inmediatamente. La entrada de aire caliente baja de forma importante la temperatura media y obliga al aparato de aire acondicionado a enfriar ese aire adicional. Pensemos que si la temperatura de la calle está a 34 grados, entra aire a 10 grados por encima de la temperatura de la habitación. Por supuesto esto también es aplicable a nuestros viajes! En caso de que estemos usando el aire acondicionado del coche, tampoco deberíamos abrir las ventanillas.
En este mismo sentido hay que considerar el aire que escapa por las aperturas de puertas y ventanas. Tenemos que prestar especial atención al sellado correcto de las puertas y ventanas. Si la edificación es antigua, es recomendable colocar juntas de goma o similar para evitar que se escape el aire. Disponer de muros con aislamiento térmico también es fundamental para reducir las pérdidas, aunque este no es un aspecto que podamos solucionar fácilmente si el edificio ya está construido.
Tan importante como impedir que salga el aire frío de la habitación es impedir que entre el calor de la calle. ¿Cómo podemos lograr esto? El mayor aporte de calor se produce a causa de los rayos solares a través de los cristales. Además este calor se almacena en los muros interiores y se desprende con posterioridad hacia la habitación. Colocando toldos podemos dejar la ventana en sombra e impedir que entre el sol directamente a la habitación. Si disponemos además de cortinas y persianas también podemos reducir la entrada del sol. Resumiendo, cuanto más calor dejemos entrar desde la calle, más energía consumirá el aparato de aire acondicionado para enfriar la habitación. ¡El sol directo que entra a la habitación nos cuesta dinero!.
Mantener las luces encendidas en habitaciones vacías también contribuye a calentar el ambiente. Pensemos que supone unos 100 vatios de calor generándose continuamente, calor que debe compensar el aire acondicionado cuando se ponga en marcha. Si todos podemos usar la misma habitación para hacer nuestras actividades conseguiremos ahorrar energía, tanto en el consumo de las luces como en el del aire acondicionado. Esto tambien puede reducirse utilizando iluminación eficiente, que reduce el calor emitido por las bombillas, reduciendo las necesidades de climatización.
Otro aspecto que influye en el uso eficiente del aire acondicionado es la vestimenta. No tenemos la misma sensación térmica si llevamos mucha ropa que si adoptamos un atuendo más veraniego. Si estamos obligados a llevar camisa de manga larga y corbata vamos a tener más calor que si vamos en camiseta. Adaptando la forma de vestir podemos llegar a un confort térmico sin necesidad de bajar en exceso el termostato.
Si nos lo podemos permitir, podemos adaptar también el horario de nuestras actividades a las horas de menor calor. A primera hora de la mañana y a última hora de la tarde (que todavía hay luz natural) el calor es bastante más llevadero. Si nos levantamos pronto podemos aprovechar varias horas de fresco antes de que empiece a calentar el sol. Además ya lo dice el refrán, a quien madruga…
Por último, para garantizar un consumo eficiente del aparato de aire acondicionado es necesario que funcione correctamente. Es importante hacer un adecuado mantenimiento del aparato, sobre todo en la limpieza de los filtros, que aumentan sensiblemente el consumo. Además, un filtro sucio puede provocar alergias y enfermedades. Por otro lado, la unidad exterior de aire acondicionado trabaja mejor cuando expulsa el calor a un ambiente a menor temperatura, por lo que es aconsejable que esté protegida del sol.
Lógicamente, la eficiencia de un aparato de aire acondicionado repercute en el consumo eléctrico. En los últimos años se ha mejorado enormemente el rendimiento de los sistemas de climatización, por lo que se recomienda sustituir los modelos antiguos por aparatos con etiquetado energético de clase A, que tienen un consumo muy inferior a los anteriores. Publicaremos más adelante un artículo sobre este tema.
Como podéis ver, el uso eficiente del aire acondicionado no esconde más secretos que los del sentido común. Siguiendo una serie de sencillos consejos podemos reducir el consumo necesario en climatización durante este verano. Las centrales eléctricas emitirán menos CO2 a la atmósfera y nuestra cuenta bancaria nos lo agradecerá. La eficiencia energética en el hogar repercute en el bienestar de todos.
Imagen cabecera | Fuente: Termómetro de madera por Petr Kratochvil
Imagen artículo | Fuente: Rising-Temperatures Air Conditioning the GLobe