En los últimos años hemos pasado de la tradicional bombilla incandescente a encontrarnos con numerosos tipos de lámparas con sus códigos asociados, hasta tal punto que no nos resulta nada fácil elegir qué tipo debemos comprar. En este artículo vamos a hablar de las denominadas bombillas de bajo consumo o compactas fluorescentes, conocidas sobre todo por las siglas CFL. La próxima vez que necesitemos comprar una lámpara, sabremos si la CFL es la más adecuada.
La lámpara -coloquialmente bombilla- CFL (siglas de Compact Fluorescent Lamp) es un tipo de lámpara fluorescente que incorpora nuevas tecnologías de eficiencia, especialmente diseñada para ahorro energético. Su tecnología es similar al tubo fluorescente convencional que todos conocemos, pero con un tamaño mucho menor.
Las ventajas principales de la tecnología CFL es la incorporación de balastros electrónicos que reducen el parpadeo al encender, un menor consumo de electricidad para la misma iluminación, y una mayor duración de la bombilla.
Para que nos hagamos una idea, las bombillas incandescentes suelen tener una vida útil media de entre 1.000 y 2.000 horas de funcionamiento. Las bombillas de bajo consumo están proporcionando un valor de 15.000 horas para la vida media útil, que supone una duración de la bombilla seis veces superior, con el consiguiente ahorro al visitar menos la tienda. Pero ojo, no todas las bombillas de bajo consumo duran igual, las más baratas duran cerca de 6.000 horas. Por lo que no podemos comparar en precio una bombilla de 6.000 horas con otra de 15.000.
Por otra parte, las bombillas de bajo consumo tienen un consumo de electricidad de aproximadamente la quinta parte de una bombilla incandescente proporcionando la misma iluminación en la habitación. Si consumimos menos electricidad para las mismas condiciones de iluminación, estamos haciendo sin duda un notable uso eficiente de la energía. Además, el recibo de la luz se reduce en la misma proporción.
Sin embargo, no todo es tan bonito. La tecnología fluorescente, que nos proporciona tan buena eficiencia energética tiene un precio: el contenido en mercurio. Este metal en forma de gas (símbolo químico Hg) ha sido del causante de agrias polémicas, más o menos acertadas, sobre su peligrosidad en la salud humana y la contaminación medioambiental en caso de rotura de la ampolla de cristal. Si bien las cantidades de mercurio que incorporan las lámparas son bajas y no supone excesivo peligro, no deja de ser un buen criterio de fabricación limitar estas cantidades.
De esta forma, en el año 2005 se aprueba la directiva europea 2002/95/CE sobre restricciones a la utilización de determinadas sustancias peligrosas en aparatos eléctricos y electrónicos, incluyendo el plomo, el mercurio, el cromo y el cadmio entre otros. Esta directiva es conocida con las siglas RoHS, que veremos en las características de las lámparas que cumplan con esta normativa a nivel europeo. El objetivo de esta legislación es limitar la cantidad de sustancias nocivas para el medioambiente que acaban en los vertederos o que son emitidas al medio ambiente durante el reciclaje.
Como consecuencia de la aplicación de la RoHS a la fabricación de lámparas, el mercurio utilizado en tecnologías de fluorescentes ha bajado de 15-20 miligramos de mercurio en los tubos fluorescentes de toda la vida, a 2-5 miligramos de mercurio en las CFL actuales.
Además, algunos fabricantes, en un intento mejorar el comportamiento técnico y el impacto medioambiental, están usando tecnología de amalgama de mercurio. La ventaja de usar almalgama se debe a que ésta consiste en una aleación de mercurio, menos volátil que el mercurio líquido. De esta forma, en caso de rotura de la lámpara no se producen fugas de mercurio líquido ni emisiones de gases a la atmósfera. En el aspecto técnico, la amalgama de mercurio mejora la eficiencia de la lámpara y mantiene durante más tiempo el nivel de iluminación (las bombillas van reduciendo a lo largo de su vida útil el flujo lumínico que son capaces de proporcionar).
Otras mejoras que se están introduciendo a la tecnología CFL es la fabricación de las ampollas con cristal sin plomo, en cumplimiento de la RoHS y para reducir el impacto medioambiental.
Y por último, algunos fabricantes incorporan mejoras adicionales a la lámpara, como por ejemplo la base de plástico (parte inferior donde hace contacto con el portalámparas) que evita falsos contactos y posibles oxidaciones, o proteger la ampolla de cristal con una funda protectora de silicona que reduce el riesgo de rotura por golpes y mantiene en cualquier caso los trozos de cristal y el mercurio dentro de la funda.
En la tienda de Efimarket.com podéis ver distintos tipos de lámparas de bajo consumo y sus características. Además, las bombillas aquí ofrecidas serán siempre con tecnología de amalgama y en la mayoría de los casos incluyen la protección contra golpes de silicona, alargando la vida de vuestras bombillas. Además, nuestro catálogo incluye desde las bombillas de rosca E27 y E14 en varias tonalidades (blanco cálido, blanco neutro y blanco frío) hasta aquellas menos conocidas y que precisamente sustituyen a las bombillas halógenas de mayor consumo, como las de tipo GU10 de 50W utilizadas en salones, pasillos y baños, o las G9 especialmente diseñadas para lámparas de mesa.
Esperamos que este artículo os sirva para conocer un poco mejor las principales características de las lámparas compactas fluorescentes conocidas como CFL, ampliamente utilizadas en las medidas de ahorro energético en el hogar y en las pymes. Continuaremos en próximos artículos con más consejos para ahorrar luz, en nuestro objetivo de hacer llegar a los pequeños consumidores la eficiencia energética.
Imagen cabecera | Fuente: CFL bombilla por Petr Kratochvil
Imagen artículo | Fuente: Tienda Efimarket