Es una cifra escalofriante. Algo menos de la quinta parte del parque automovilístico español está literalmente parado, debido a la crisis y al imparable aumento del precio de la gasolina y el gasóleo. Esto ocurre cuando en España hay casi 28 millones de vehículos (más que en toda su historia). Pero las gasolineras de Repsol, Cepsa, BP y el resto de petroleras venden mucho menos. El gasto en combustibles es ahora el mismo que en el año 2002, cuando había muchos menos vehículos. ¿Qué está ocurriendo? En realidad, cuatro millones de vehículos están parados. Son los estragos de la crisis.
El consumo de gasolinas y gasóleos de automoción en España sigue cayendo. El último año se ha saldado con un descenso del entorno del 6%, según se desprende de los datos de Cores, la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos. El consumo total de combustibles para automoción en 2011 se sitúa en unos 27 millones de toneladas. Se está muy lejos de los más de 32 millones de toneladas que se alcanzaron de ventas en 2007, justo antes de la crisis. Después de varios años de retrocesos de ventas en las gasolineras de Repsol, Cepsa, BP, Shell y otras petroleras, precisamente por el declive económico de España, se vuelve así a los niveles de los años 2002 y 2003.
Lo realmente paradigmático es que el parque de vehículos total en España sigue en cifras récord, en unos 28 millones, entre coches, camiones, furgonetas, autocares y tractores. Curiosamente, y aunque la crisis empezó en 2008, ha habido años posteriores en los que el parque se ha incrementado. Ahora, hay casi cuatro millones de vehículos matriculados más que en 2002, pero el consumo en las gasolineras es el que existía entonces. La única explicación es que, aunque hay más vehículos, y posiblemente son los más nuevos que nunca ha tenido España, muchos están en el garaje o aparcados en la calle sin moverse. No hay presupuesto para gasolina.
La crisis ha cambiado radicalmente el patrón de consumo de los carburantes. Tradicionalmente, y hasta cierto nivel de precios, los carburantes se han considerado un bien inelástico. Es decir, las variaciones de precio al alza afectaban relativamente poco al consumo. Ahora, sin embargo, y con precios de las gasolinas en niveles récord (entre otras cosas por la creciente fiscalidad), el automovilista no solo es más sensible a cada céntimo. Además, procura minimizar los trayectos, consciente de que se puede ahorrar un pico. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, el gasto medio de las familias españolas en combustibles está entre el 5% y el 6% de toda la cesta de la compra.
Yo tenía un tractor
Un análisis en profundidad de lo que está pasando podría echar por tierra otros mitos. Por ejemplo, el que siempre ha girado en torno al transporte. En tiempos de crisis, siempre se ha atribuido el descenso del consumo de combustibles al bajón en la actividad del transporte. Puede ser cierto, pero también es cierto que lo que más ha bajado en el parque de vehículos no son los camiones, que siguen siendo unos cinco millones en toda España. Donde realmente ha habido un declive es en el número de tractores, que vuelven a ser menos de 200.000, como en 2004. Los autobuses y autocares se mantienen por encima de los 62.000, y los turismos por encima de 22 millones.
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Fuente: Expansión