La central nuclear de Garoña está cerrada, pero aún hay algunos integrantes del Ejecutivo que no se convencen de ello. El Partido Popular ha presentado una enmienda dentro del Proyecto de Ley de medidas en materia de fiscalidad medioambiental que exime a las centrales nucleares de pagar uno de los impuestos que encarece el uso de las centrales. Esta tasa fiscal fue aducida por Endesa como un coste excesivo para poder reabrir la central de Garoña. Continuar leyendo «Industria quiere reabrir Garoña con la posible eliminación de un impuesto»
Fukushima: intentando explicar lo inexplicable
Compartimos un artículo de Marina Bevacqua, publicado en El Diario.es, intentando explicar lo inexplicable del caso de Fukushima. Es increíble lo poco que se habla de ello, pero en esta central se emite casi la misma radiación que se emitía en su día en Chernobyl. Os dejamos con el artículo.
¿Cómo se explica a alguien lo inexplicable? ¿Cómo se trata de dar sentido a algo que no lo tiene? Eso es lo que intentaré hacer hoy en este post: contar cómo la inoperancia de la industria nuclear -representada por la propietaria de la planta de Fukushima Tokyo Electric Power Co (TEPCO)-, junto con la mala gestión de un gobierno, hicieron que una situación de por sí dramática fuera a peor. Continuar leyendo «Fukushima: intentando explicar lo inexplicable»
Garoña y Almaraz pararán para ahorrarse 240 millones de las nuevas tasas eléctricas
La empresa titular de la central nuclear de Santa María de Garoña, Nuclenor, está planificando una parada ordenada del reactor para la segunda quincena de diciembre, según confirmaron fuentes de la compañía, que precisan que esta decisión obedece a la aprobación de la futura Ley de Medidas Fiscales de Sostenibilidad Energética.
En todo caso, indican que la planta se encuentra funcionando al 100% pero que planifica una parada ordenada del reactor para trasladar el combustible del núcleo a la piscina de almacenamiento. Para ello, se están estudiando diferentes escenarios pero, según subrayan, todavía no se ha tomado una decisión.
El motivo de esta medida es que la futura Ley de Medidas Fiscales de Sostenibilidad Energética, actualmente en trámite parlamentario en el Senado, prevé gravar la descarga final del núcleo tras el cese de actividad con 2.190 euros por kilogramo de elementos trasladados a la piscina de almacenamiento lo que, según explica Nuclenor, supondría para la compañía un coste de unos 150 millones de euros.
Además, precisan que esta decisión no tiene necesariamente por qué significar el cierre de la planta antes de julio de 2013, fecha hasta la que la compañía tiene autorización para operar, porque se podría tomar la decisión de volver a arrancar la central en enero.
Parada en Almaraz
Por otro lado, la central nuclear de Almaraz, situada en Cáceres, ha paralizado desde el pasado Jueves la recarga de su nuevo combustible, según ha podido saber la Cadena SER. Desde la tarde del pasado 5 de Diciembre, los trabajadores externos (que tenían previsto introducir las nuevas barras de uranio en el reactor número 1 de Almaraz) estaban preparados para realizar esta delicada operación de recarga, pero recibieron la orden de «no hacer nada» hasta nuevo aviso, algo que nunca había ocurrido hasta ahora en el sector nuclear de nuestro país.
La orden definitiva de parar esta recarga de combustible nuclear se espera que se adopte hoy, según ha reconocido el portavoz de esta planta nuclear, propiedad de las empresas eléctricas Iberdrola, ENDESA y GAS NATURAL.
Según los datos a los que ha tenido acceso la SER, Almaraz podría ahorrarse unos 90 millones de euros si, como tiene previsto, aplaza de Diciembre a Enero la operación de recarga del reactor de su Unidad número UNO, porque, sin las viejas barras de combustible, le saldría más barato el nuevo impuesto que pretende aprobar el gobierno por generación de residuos nucleares.
El portavoz de Almaraz, Aniceto González, ha advertido que esta paralización de las operaciones de recarga del combustible no está afectando a la seguridad de la Unidad I.
La recarga de combustible de la Unidad I comenzó el 10 de Noviembre y tendría que finalizar el 23 de Diciembre, pero ahora no se descarta que se prolongue hasta el mes de Enero del 2013. La parada para los trabajos de recarga y mantenimiento ha supuesto la contratación de más de 1.100 trabajadores adicionales procedentes de 70 empresas especializadas.
Fuentes: Cadena SER y Cinco Días
Demostrado: el apagón nuclear alemán ya genera beneficios económicos y medioambientales
El desastre de Fukushima no provocó la decisión de Alemania de abandonar la energía nuclear, sólo aceleró un proceso que estaba en marcha desde hacía al menos una década, según varios expertos. Los alemanes han conseguido desligar su crecimiento económico del suministro energético y la dependencia atómica.
Cuando la canciller alemana, Angela Merkel, anunció el cierre de ocho centrales nucleares y la revisión del resto, sólo habían pasado cuatro días del accidente de Fukushima, sucedido el 11 de marzo de 2011. Aún se desconocían las dimensiones del desastre y muchos vieron en el apagón nuclear germano una decisión precipitada, cuando no una “estupidez” de los políticos, como titularía la revista Forbes. Sin embargo, los alemanes son demasiado serios y lo que menos hay en el adiós de Alemania a la energía nuclear es precipitación. Llevaban tres décadas preparándose para un abandono que ya les está dando beneficios económicos y medioambientales.
En una serie especial, el Bulletin of Atomic Scientists (BoAS) ha reunido a una serie de expertos para analizar el desmantelamiento de las centrales nucleares alemanas y su impacto sobre la economía y la vida de los alemanes. Según el plan anunciado por Merkel, aprobado por el parlamento federal alemán en julio de 2011, a las ocho plantas cerradas se le irán añadiendo las otras nueve que siguen operativas de forma paulatina. Para 2022, Alemania ya no tendrá energía nuclear. Otras fuentes, en especial las renovables, tendrán que tomar el relevo. Y esa transición tendrá que hacerse sin poner en peligro la economía del país.
“La decisión alemana de conseguir un futuro sin nucleares fue de todo menos precipitada e irreflexiva”, escribe el editor del BoAS, John Mecklin, en la presentación de los cinco artículos que forman esta edición especial. La decisión de Merkel, una pronuclear en el pasado reciente, bebe en realidad de un poso histórico que nace con las primeras movilizaciones contra la instalación de centrales nucleares en los años 70 y se realimenta con Chernóbil. Fukushima sólo da la puntilla a un cadáver andante. Mucho antes del tsunami que golpeó las centrales japonesas, en Alemania había consenso político y social contra lo nuclear.
Ya en 2002, gobernando una coalición de socialdemócratas y verdes, se aprobó una ley que incluía la prohibición de construir nuevas centrales y limitar la producción eléctrica de las existentes. Con el cambio de gobierno, en 2005, los conservadores no cambian la legislación. A lo más que llegó Merkel fue a ampliar la vida útil de los reactores, medida que anuló tras Fukushima. Hoy, el 90% de la población germana es favorable al apagón nuclear.
De hecho, el gobierno de Merkel aprobó la energiewende, un ambicioso plan para pasar toda la economía alemana a una estructura energética baja en emisiones y sin usar la energía nuclear. Como destaca el profesor de la Universidad Libre de Berlín, Lutz Mez, “la energiewende ha desligado el crecimiento económico del suministro energético”. Alemania es de los pocos países industrializados que ha reducido sus emisiones. Sus necesidades de energía primaria han pasado de 14.905 petajulios (unidad para medir energía) en 1990 a 13.374 en 2011. En ese mismo periodo, las emisiones de CO2 han pasado de 1.042 millones de toneladas a 800 millones de toneladas.
El desmantelamiento nuclear no afecta al crecimiento económico
¿Ha perjudicado esta reducción del consumo energético a la economía alemana? En absoluto. El Producto Interior Bruto (PIB) de Alemania fue de 1,8 billones de euros en 1990. En 2011 ya era de 2,44 billones de euros, un aumento del 36%. Y todo eso, con una reducción de la energía de origen nuclear, que ha pasado del 11,2% hace 22 años, al 8,8% del año pasado. De hecho, aunque el consumo de electricidad ha aumentado, las centrales nucleares han reducido a la mitad sus aportaciones hasta el 17,6%. Una cuarta parte de la electricidad del primer semestre de 2012 ya procedía de energías renovables.
Porque esa es otra de las singularidades del apagón nuclear: su vinculación a la lucha contra el cambio climático. Alemania, cuarta potencia económica y sexto emisor de CO2, se ha propuesto para 2020 reducir sus emisiones en un 40% con respecto al nivel de 1990. Y, para 2050, están confiados en bajarlas hasta el 95%.
“A diferencia de otros muchos países, donde hay una gran división sobre si el apoyo a las renovables tiene sentido desde un punto de vista económico, en Alemania hay un relativamente gran acuerdo sobre su papel crítico en el futuro del país”, razona Miranda Schreurs, también de la Universidad Libre de Berlín. Precisamente, una de las razones del consenso político de los alemanes sobre el apagón nuclear es que ha venido generando una industria alternativa muy pujante. El sector eólico, por ejemplo, daba trabajo a 27.000 personas (entre directos e indirectos) en 2000. Cuando Fukushima, trabajaban 370.000 sólo en la eólica.
Bueno para el medio ambiente, bueno para la economía, pero también bueno para el bolsillo de los alemanes. En el último de los trabajos publicados por el BoAS, el investigador del Instituto de Ecología Aplicada y uno de los miembros del Grupo de Expertos del Energy Roadmap 2050 de la Comisión Europea, Felix Matthes, analiza los diferentes escenarios de precios finales de la electricidad en una Alemania sin nucleares. En el escenario más probable, el recibo de la luz podría subir unos cinco euros por megavatio-hora durante algunos años alrededor de 2022, fecha en la que se apagará la última central nuclear alemana. Sin embargo, también existe la posibilidad de que no suba el precio. También estima que el impacto negativo del cierre de todas las centrales en favor de las renovables sobre el PIB podría suponer el 0,3% en los años anteriores a 2030. Muy poco, si se compara con los riesgos de otro Fukushima.
Visto en esmateria.com
Las nucleares, responsables de un aumento de 4.000 millones del déficit de tarifa
Lo dice ANPIER (la Asociación Nacional de Productores e Inversores de Energías Renovables), que difundió hace unos días un comunicado en el que asegura que, según sus cálculos, desde que se instaurara la moratoria nuclear, «las grandes compañías eléctricas españolas han recibido más de 4.000 millones de euros por la moratoria, lo que supone, aproximadamente, un 17% del déficit de tarifa acumulado, que asciende a 24.000 millones de euros«.
Cuatro mil millones por no producir ni un kilovatio
Esta Asociación señala en el comunicado que ha hecho público hace unas horas, que «el gobierno debería revisar las ayudas millonarias que cada año reciben estas empresas eléctricas en concepto de la llamada moratoria nuclear» y que «contribuyen a engrosar el déficit de tarifa» (en 2011 fueron concretamente 64 millones de euros; en total, desde que fue puesta en marcha la moratoria, 4.000, según Anpier). Por otra parte, la asociación solicita «que se aproveche la nueva ordenación del sector para diseñar un nuevo modelo energético basado en las energías renovables«. Anpier hace pública esa petición al gobierno «tras el anuncio de que no se solicitará la renovación de la licencia de explotación de la central nuclear de Garoña, perteneciente a las empresas Iberdrola y Endesa». En España, las propietarias de las seis centrales nucleares (ocho reactores, en total) son Endesa, Iberdrola, Gas Natural y HC Energía.
Con respecto a la «necesidad» de las compensaciones que determinó el gobierno para las eléctricas en concepto de moratoria nuclear, Anpier señala en su comunicado que ya Juan Manuel Eguiagaray, ministro de Industria y Energía desde 1993 hasta 1996, afirmó en su momento que «es conocido que, en pleno proceso de transición a la democracia, el sector público hubo de rescatar financieramente a las empresas eléctricas del país, que se habían embarcado en un proceso de inversión faraónico, derivado de una planificación delirante, en absoluta contradicción con las necesidades constadas de la demanda eléctrica en España» (publicado en Cuadernos de Energía, edición número 21, editado por el Club Español de la Energía). Por cierto, que el apunte delator –y revelador– de Eguiagaray lo recogimos meses después en la edición 78ª de Energías Renovables, concretamente en Otro reportaje sobre el debate nuclear.
Por fin, Anpier señala en su comunicado –también con respecto a la moratoria– que la Unión Europea, «muy pendiente de la nueva reforma del sector», ha advertido recientemente que «una competencia insuficiente en el sector energético ha contribuido a la constitución del déficit tarifario al favorecer una compensación excesiva de algunas infraestructuras, tales como centrales nucleares» (dictamen del Consejo sobre el programa de estabilidad de España para 2012-2015, págína 26). Léase asimismo sobre el particular La UE imputa «costes ocultos» y «compensaciones excesivas» a Unesa.
Fuente: energias-renovables.com
Garoña y el «ya no te ajunto» de las eléctricas al Gobierno del PP
Esta semana pasada conocimos que la empresa propietaria de la central nuclear de Garoña, Nuclenor (participada al 50% por Endesa e Iberdrola), no ha solicitado a tiempo el permiso de renovación para poder seguir explotando esta central hasta 2019.
El portavoz adjunto del Partido Popular en el Congreso, Rafael Hernando, tachó de «irresponsabilidad» y de «incomprensible» la decisión de la empresa, ya que según dijo, renunciar al permiso de explotación es una «frivolidad absolutamente incomprensible» por parte de Endesa y de Iberdrola, más aun cuando ambas empresas solicitaron al Gobierno la derogación de la orden ministerial con la que el Gobierno socialista propuso el cierre de esa central nuclear para 2013.
Aunque desde Nuclenor no se ha dado una explicación formal sobre el cambio de opinión, Hernando tachó de «sorprendente» que la marcha atrás de Nuclenor se pudiera justificar por la existencia de incertidumbres regulatorias. «Sería muy preocupante que eso se pueda interpretar como un chantaje contra el Gobierno, lo cual sería muy grave», dijo.
Y tan grave. Pero no ya por el chantaje en si, sino por las implicaciones que tiene todo este asunto. Resulta que el Gobierno anda preparando su cacareada reforma energética, que ha enfrentado a los responsables de la cartera de Industria y Hacienda, disputa en la que ha tenido que mediar la vicepresidenta Sáenz de Santamaría para que no llegara la sangre al río. Y precisamente en esa reforma van incluidas algunas medidas impositivas a la actividad de la energía hidráulica y nuclear.
Pues bien, vistas las orejas del lobo, ahora resulta que Endesa e Iberdrola se piensan lo de mantener a Garoña abierta, porque claro, no es lo mismo si ahora vienen y nos ponen un impuesto a nuestra maravillosa producción nuclear. Cuánta codicia esconde el sector energético, que parece venir a usar el «así no juego», que solíamos usar de niños, cuando alguien imponía alguna regla o condición en el juego que no nos favorecía.
Y cuan traicionados se han sentido los gobernantes del PP, que habían hecho suya la causa de las todopoderosas eléctricas (donde más de uno sueña con un retiro dorado tras su paso por la política), y que ahora han quedado en evidencia, sufriendo de la ya demostrada en el pasado insolidaridad de estas empresas.
Cuando las cosas vienen mal dadas y se viven tiempos difíciles, es cuando se demuestra quien es amigo de verdad y quien no. Y en estos momentos, las compañías eléctricas y el Gobierno parece estar revisando su tratado de «amistad», dados los últimos malos gestos que han estado protagonizando.
Desde nuestra humilde tribuna esperamos que estas circunstancias ayuden a que el Gobierno se tome en serio su responsabilidad sobre el tema y deje de tener en cuenta tanto a las empresas energéticas, que siempre caen de pie, como los gatos (siguen con enormes beneficios a pesar de la crisis) y empiecen a pensar un poco más en los ciudadanos, que a parte de pagar la electricidad más cara del mundo, acecha sobre nuestras cabezas la enorme losa del déficit tarifario.
Redacción Efimarket
El trienio dorado de las eléctricas durante el trienio negro de la economía española
La Asociación Nacional de Productores e Inversores de Energías Renovables (Anpier) difundió la semana pasada un duro comunicado en el que denuncia que, «en el último trienio, en un ciclo económico adverso, las tres grandes compañías eléctricas españolas han alcanzado los 21.991 millones de euros en beneficios y otorgan sueldos millonarios a sus directivos». A la par, señala la asociación, «los ciudadanos españoles estamos pagando un 70% más que en 2006 en nuestras facturas».
Anpier, que se está revelando en los últimos meses como una de las asociaciones más beligerantes en la defensa de los derechos del sector de las renovables, ha difundido la semana pasada un durísimo comunicado en el que, por una parte, critica «la doble moral de las grandes eléctricas españolas» y, por otra, lamenta que estas compañías «estén únicamente orientadas a incrementar sus cifras de facturación y den la espalda a la nueva realidad social, económica, medioambiental y energética» de la España de 2012. En este sentido, “estamos presenciando situaciones escandalosas”, apunta Miguel Ángel Martínez-Aroca, presidente de Anpier, que denuncia que “en el último trienio, las tres grandes compañías eléctricas españolas han alcanzado los 21.991 millones de euros en beneficios, mientras que los ciudadanos españoles estamos pagando un 70% más que en 2006 en nuestras facturas».
El delirio en los noventa
También conviene recordar, ha dicho el presidente de la asociación, que los veinte millones de abonados españoles «contribuyen con un porcentaje fijo de cada una de sus facturas a lo que fue una especie de rescate de estas empresas* en concepto de moratoria nuclear, moratoria decretada en el año 1984, que supuso 63.904.143,03 euros en 2011 y cada año una cantidad similar a cambio de nada”. El ministro de Industria y Energía desde 1993 y hasta 1996, Juan Manuel Eguiagaray, señaló en su momento que “es conocido que en pleno proceso de transición a la democracia el sector público hubo de rescatar financieramente a las empresas eléctricas del país, que se habían embarcado en un proceso de inversión faraónico, derivado de una planificación delirante, en absoluta contradicción con las necesidades constadas de la demanda eléctrica en España”.
«El modelo Unesa hipoteca nuestro futuro y el de nuestros hijos»
Por fin, el comunicado de Anpier alude asimismo a la Unión Europea, que, «muy pendiente da la nueva reforma del sector», ha advertido recientemente –en el informe nº 310, de 30-05-2012– que “una competencia insuficiente en el sector energético ha contribuido a la constitución del déficit tarifario al favorecer una compensación excesiva de algunas infraestructuras, tales como centrales nucleares”. El informe añade además que “la suspensión de las ayudas a las energías renovables desalienta la inversión en el sector”. Según Martínez-Aroca, las grandes compañías eléctricas españolas “se envuelven y promocionan bajo la túnica de la sostenibilidad medioambiental y el respeto a las personas, para luego atacar a las energías renovables y sostener un modelo nocivo y peligroso, hipotecan el medio ambiente, nuestro futuro y el de nuestros hijos, todo para engrosar las cifras de facturación y sus retribuciones personales”.
La España nuclear, con nombre y apellidos
La Asociación Española de la Industria Eléctrica cuenta solo con cinco empresas asociadas, lo que da idea del caracter oligopólico (imperfecto, si se quiere) del sector eléctrico español. Las compañías miembro de Unesa son, concretamente, las siguientes: Endesa (multinacional de origen español hoy en manos de la eléctrica italiana ENEL), Iberdrola (uno de cuyos principales accionistas es Qatar Holding LLC), E.ON España(filial de la multinacional alemana), HC Energía (compañía de origen asturiano hoy propiedad del grupo luso Electricidade de Portugal, EDP), y Gas Natural Fenosa, cuyos dos principales accionistas son CaixaHolding y Repsol. Iberdrola, Endesa, HC y Gas Natural son las propietarias de los ocho reactores nucleares que operan en España (el único miembro de Unesa que no participa en el parque nuclear español es el gigante alemán E.ON). Según la patronal del sector atómico español, Foro Nuclear, así estaría distribuida la propiedad de las centrales nucleares españolas.
Almaraz I y II. Iberdrola es propietaria del 53% de Almaraz I y II, Endesa del 36% y Gas Natural del 11%.
Endesa es la propietaria de Ascó I.
Endesa, con el 85% e Iberdrola, con el 15%, son las dos propietarias de Ascó II.
Cofrentes. Es propiedad de Iberdrola.
Garoña. Nuclenor, participada por 50% Endesa y 50% Iberdrola, es su propietaria.
Trillo. La central es propiedad de Iberdrola (48%), Gas Natural (34,5%), HC Energía (15,5%) y Nuclenor (2%). Nuclenor está participada por Iberdrola 50% y Endesa 50%.
Valdellós II es propiedad de Endesa, con el 72%, e Iberdrola con el 28%.
Fuente: Energías Renovables
Cristina Narbona: “Es de un cinismo brutal defender la nuclear tras Fukushima”
La exministra de Medio Ambiente Cristina Narbona (Madrid, 1951) es tan crítica con el viraje del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en su segunda legislatura como bien considerada entre los grupos ecologistas por su gestión al frente de una cartera que ha perdido fuerza con los años hasta convertirse en “un departamento completamente supeditado a otros intereses” bajo el mando de Miguel Arias Cañete. Ahora, cuando el parlamento japonés asegura que la catástrofe atómica fue “causada por el hombre” y en pleno debate energético tras el parón de las renovables decretado por el ministro de Industria, José Manuel Soria, publica un libro, La energía después de Fukushima (junto al periodista Jordi Ortegaen la editorial Turpial) con el que pretende actualizar y defender, al hilo de los acontecimientos, su defensa del fin de la energía de origen atómico.
Economista, profesora universitaria y política española. Fue, desde abril de 2004 hasta abril de 2008, Ministra de Medio Ambiente. Actualmente es diputada por el PSOE.
¿Qué aporta Fukushima al debate?
Fukushima pone en evidencia una vez más que la energía nuclear conlleva riesgos que no se controlan adecuadamente, que para hacerlo es necesaria una inmensa inversión económica y un inmenso control de la sociedad, casi policial, para evitar que los riesgos potenciales se transformen en riesgos efectivos. El caso de Fukushima recoge lo peor del capitalismo: demasiada desregulación, falta de control desde las instituciones públicas, no consideración de los riesgos, reducción de los costes de seguridad… Lo ocurrido no significa que haya más riesgos asociados a la energía nuclear de los que han existido siempre, sino que la percepción social de los riesgos es mucho más notable porque ha sucedido en un país tecnológicamente muy avanzado, una sociedad democrática -con mecanismos de rendición de cuentas- y todo ello no ha evitado la catástrofe. A eso hace referencia Angela Merkel cuando en su discurso, a los pocos días del accidente, dice que hay unos riesgos que no se van a seguir asumiendo y que hay que virar hacia lo renovable.
¿Y cómo influye en España?
Creo que el actual es un momento extraordinariamente interesante en España. En el libro hay una descripción sencillita del déficit tarifario y esa historia totalmente falsa de que las renovables son muy caras y que lo que hay que hacer es quitarle las ayudas. Ninguna energía es tan cara, ninguna, como la nuclear. Para llegar donde hemos llegado, desde los años 1940, cuando se decide que la energía nuclear no va a dedicarse a la destrucción sino a fines pacíficos, se han invertido ingentes cantidades de recursos económicos para rodear a la energía nuclear de suficientes mecanismos de control. Si todo ese dinero se hubiese dedicado a la energía solar, hoy día tendríamos un sistema energético absolutamente sostenible, generalizado y con costes por completo asumibles. Ahora, ¿dónde está el problema? Así como todo el mundo tiene en la cabeza que hay ayudas públicas y distorsión de los precios para ayudar a las energías renovables, muchas personas no saben que la nuclear sólo se desarrolla en un contexto de regulación y financiación muy favorable. ¿La energía nuclear es barata? No, es barato el kilovatio/hora cuando ya está amortizada la planta y todo es ya beneficio para la empresa.
«Fukushima recoge lo peor del capitalismo: demasiada desregulación, falta de control desde las instituciones públicas…»
Las economías emergentes necesitan el impulso de la energía nuclear.
Acabo de participar en un panel organizado por Ban Ki-moon para garantizar a todo el planeta el acceso a la energía y todos los informes, como los de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), lo que indican es que el gran esfuerzo hay que hacerlo en el ahorro y la eficiencia energética y en la generación masiva de renovables. Porque la nuclear, aunque en los próximos 10 o 20 años fuera capaz de renovar todas las centrales obsoletas y generar algo más, en el horizonte del 2030 seguiría siendo sólo el 6% sobre el total del consumo mundial de energía. Osea que incluso con una gran inversión, y con el riesgo que implica que muchas de esas nuevas plantas están previstas en países de débil institucionalidad como China, India y no digamos Irán, a pesar de todo ello, desde el punto de vista de la garantía de acceder a la energía, la nuclear no logra ser la respuesta.
¿Y si no es la respuesta…?
Aquí es donde se ve el poder del oligopolio eléctrico, como en el caso de la renovación de Garoña, en querer mantener una central que desde el punto de vista del suministro es insignificante, que con la sobrecapacidad instalada que tenemos no pasa nada si desapareciera mañana mismo. Y desde el punto de vista del precio tampoco, porque que Garoña este fuera o dentro no cambia la factura.
Habla del poder del oligopolio, ¿quiere decir que Soria actúa manejado por estas empresas?
Yo diría que el PP se aproximó a las elecciones con un estupendo informe hecho por la FAES en el que se dice, en síntesis: lo que hay que hacer es quitarle las ayudas a las renovables, aumentar la vida de las centrales nucleares y pasar del tema del cambio climático. Y detrás de la FAES están intereses con nombres y apellidos de las grandes empresas españolas que llevan mucho tiempo teniendo una gran capacidad de incidir en la política española. Hemos tenido en la segunda legislatura de Zapatero cambios regulatorios que creo han sido un gran error, y al final el peso de un Iberdrola o de un Gas Natural o un Endesa se demuestra enorme. Y eso, en términos de calidad democrática, deja mucho que desear.
«El programa de Soria es el de FAES. Y detrás de la FAES están intereses con nombres y apellidos»
A pesar de esos argumentos, a los antinucleares les cuesta ganar la batalla de la opinión pública.
España es el país -según el CIS y otros barómetros- con el mayor porcentaje de población contraria a la energía nuclear. Hace poco se cumplió un año del accidente de Fukushima y creo que en los países occidentales el acceso a la información de lo que allí ha pasado ha sido muy importante. Los reportajes y noticias han logrado que a la gente le llegara el sufrimiento y las consecuencias de lo que estaba pasando en Japón a causa de dos cosas. Y ahora que ya muchas centrales nucleares podrían volver a funcionar, la población no les deja. Algo que tampoco es de extrañar. Tokio estuvo a punto de ser evacuado, millones de personas… Se le ponen a uno los pelos de punta.
Estuvo a punto de ser evacuado, pero no se evacuó. Los pronucleares insisten en que Fukushima refuerza su postura porque con todo lo que ha pasado no hubo ni un solo muerto por culpa del accidente nuclear.
Argumentar que no ha muerto nadie en Fukushima para defender la nuclear es de un cinismo brutal. La huella en la salud física y mental, ya lo saben allí, es inmensa. La contaminación de la cadena alimentaria en tierra y mar es enorme. Y además, como nos decía la directora de una guardería de la zona en el límite de la evacuación, lo peor de todo es que es un enemigo silencioso. Sabes que está ahí y que te puede estar haciendo daño, pero no sabes cuánto. Esta contaminación genera una angustia… La tasa de suicidios ha pegado un gran salto en Japón. Y todo esto hay que tenerlo también en cuenta. El cinismo de decir “todavía no se ha muerto nadie” implica esconder que no se trata de una catástrofe natural, sino humana: si se hubieran puesto las centrales donde debían, si se hubieran controlado los riesgos adecuadamente, si los sistemas de generación de energía… Todo humano, todo humano. Cualquier cosa que suceda no podemos achacarla al terremoto. Hay un esfuerzo denostado por parte de quienes quieren mantener el negocio nuclear a toda costa de querer convencer a los ciudadanos de que no ha pasado nada excesivamente grave.
Hay encima de la mesa una apuesta por nuevos reactores más seguros. ¿Imagina un futuro en el que se inauguraran nuevas centrales nucleares en España?
No. Para salir de la crisis, España debe vincularse de manera rotunda al desarrollo de las renovables. Exactamente en la dirección contraria que está imprimiendo este Gobierno. Porque va a haber dinero para eso, porque Alemania está promoviendo el salto, y porque nuestros expertos y capacidades en renovables deben aprovecharse de la financiación extra que va a haber. Y la va a haber en cuatro días. Y aquí nos vamos a encontrar con que entre los errores de la segunda legislatura de Zapatero y los de Rajoy, que son todavía peores, tendremos a muchas empresas que se han hundido. Estamos destruyendo tejido industrial que es precisamente lo que España necesita para sustituir a la nefasta burbuja inmobiliaria. Es una terrible miopía no ver que ahí hay un nicho de actividad, un sector que tiene demanda dentro y fuera, y que nos hace menos dependientes del exterior. Porque importamos el 90% de los combustibles que gastamos aquí. Incluyendo el uranio, que nunca se le menciona y lo compramos fuera.
«Si el dinero invertido en nucleares se hubiese dedicado a la energía solar, hoy día tendríamos un sistema energético absolutamente sostenible»
¿Es anticientífico el plantemaniento antinuclear? Muchos ecologistas critican que se levante un ATC, pero en algún lugar hay que almacenar los residuos.
Evidentemente hay un problema que solucionar. Quizá hubiera sido mejor opción optar por tener ATC en cada planta, desde el punto de vista económico y de seguridad. Pero una vez tomada la decisión, hagámoslo donde sea preferible. Porque el Gobierno ha optado por llevar el ATC al único sitio donde no le hacían ruido por un pacto político, no porque fuera el mejor técnicamente. Cuando hablamos de la ciencia y el papel que desempeña en todo esto, lo primero que pienso es que la ciencia tiene una capacidad inmensa de ir reduciendo de manera sistemática el coste de utilización de las renovables. A partir de ahora, el debate energético se va a mover únicamente alrededor de costes y beneficios económicos, y esto soportado por las posibilidades que brinda la ciencia. Hay que tener en cuenta que cuando surgió la energía nuclear las renovables no se conocían. El mundo ha cambiado muchísimo y han aparecido una cantidad de opciones científicamente probadas de obtener energía a costes decrecientes. Lo racional es que la humanidad se mueva en esa dirección.
¿Cómo casa el apagón nuclear con la reducción de las emisiones de CO2?
Se trata de una gestión de los riesgos y de su coste económico asociado. Ya sabemos que cuanto más hondo vayamos debajo del mar a buscar crudo más fenómenos inciertos se pueden producir y por tanto más costes adicionales a la extracción a la extracción de ese petróleo se pueden dar. Los informes de la AIE señalan que los hidrocarburos van a seguir subiendo sus costes y que los de las renovables van a ir bajando. Lo que ha pasado hace dos días en Arabia Saudí, que ha puesto en marcha un plan masivo de energías renovables, es un síntoma de unos tiempos que nada tienen que ver con el debate que teníamos hace unos años. Comparativamente, todo euro que pongamos en ahorro y eficiencia respecto de cada euro que pongamos en nucleares tiene una capacidad de reducir CO2 mucho mayor. Con todo el poder que tiene el lobby nuclear, no han conseguido convencer de que la energía nuclear es un mecanismo de desarrollo limpio, no han conseguido que Naciones Unidas equipare la energía nuclear a las renovables desde el punto de vista de la financiación extra para sustituir a las energías fósiles.
Fuente: esMateria.com
Japón planea construir plantas de energía solar y eólica equivalentes a 2 reactores nucleares en 4 años
Japón planea construir plantas de energía solar y eólica que en los próximos cuatro años añadirán más de dos millones de kilovatios a la capacidad de generación del país, lo que equivale a la electricidad producida por dos reactores nucleares.
Según un estudio realizado por el diario económico Nikkei, en Japón hay actualmente en construcción más de 110 plantas solares con una capacidad de al menos 1.000 kilovatios cada una, que contribuirán a generar en total más de 1,3 millones de kilovatios.
Además, está prevista la construcción de unas 20 plantas eólicas con una capacidad total de unos 750.000 kilovatios.
Se espera que las instalaciones solares comiencen a operar para el año 2014, mientras que las eólicas lo harían hacia 2016, con un coste total de construcción cercano a los 600.000 millones de yenes (unos 6.000 millones de euros).
En el año fiscal 2011, Japón produjo cerca de 800.000 kilovatios de energía solar y 2,5 millones de kilovatios de energía eólica, según datos del Ministerio de Economía, Comercio e Industria. En estos datos no se incluyen los paneles colocados en casas particulares.
Detrás de este incremento en proyectos de energía renovable está la ley que entró en vigor a final del mes pasado. Dicha ley establece la obligación de que las grandes compañías eléctricas adquieran energía proveniente de fuentes renovables a precios preestablecidos.
La puesta en marcha de la norma se produce en un momento en que el suministro energético de Japón atraviesa una delicada situación por la parada de sus reactores nucleares a raíz del accidente de Fukushimadesatado por el devastador tsunami del 11 de marzo de 2011.
Fue precisamente aquel día, pocas horas antes del terremoto de 9 grados que desencadenó el desastre, cuando el Gabinete aprobó la ley de energías renovables, que sería ratificada por el Parlamento a finales de agosto.
La crisis nuclear de Fukushima, la más grave desde Chernóbil, llevó a la detención gradual de los 50 reactores comerciales del archipiélago por revisiones o pruebas de seguridad, el último de ellos el pasado 5 de mayo.
El 16 de junio el Gobierno dio la orden de reactivar dos de ellos, por primera vez desde la crisis, para hacer frente al incremento de la demanda previsto en verano.
Fuente: Lainformación.es
Ampliada hasta 2019 la vida útil de la central nuclear de Garoña
La central nuclear de Garoña (Burgos) cuenta ya con la autorización en firme para funcionar otros seis años más, hasta 2019. Ayer se publicó la disposición que así lo establece en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
El Ministerio de Industria tomó esta resolución después de que el pasado 17 de febrero el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) informara públicamente de que no veía inconveniente en alargar la vida de esta central, que actualmente tenía autorización para operar hasta julio de 2013.
En la disposición del BOE se explica que, dado el elevado nivel de dependencia energética que tiene España del exterior, el suministro energético ha de basarse en la diversificación de sus fuentes de abastecimiento, utilizando todas las que estén disponibles y, en este sentido, la energía nuclear contribuye significativamente a esta diversificación. Hay que recordar, añade, que durante el año 2011 la electricidad de origen nuclear cubrió el 20% de la demanda eléctrica en España.
Por otro lado, señala que el sector eléctrico arrastra un déficit acumulado de aproximadamente 24.000 millones de euros y, dada su estructura de costes, se seguirían generando nuevos desajustes anuales superiores a los 4.000 millones de euros si no se toman medidas definitivas para resolver la actual situación.
Sin embargo, el Ministerio de Industria aclaró ayer que la ampliación de la vida útil de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos) requiere de otros pasos, además de revocar el cierre de la planta. Las mismas fuentes han precisado que la revocación parcial de la orden ministerial por la que se acordaba el cierre de la central en 2013 es «un paso más» en el proceso, pero «no el último», pues con la revocación no se amplía de manera inmediata la vida útil de la central.
Según han apuntado las mismas fuentes ministeriales, el siguiente paso lo deben dar los propietarios de la central nuclear de Garoña que podrán solicitar, hasta el próximo 6 de septiembre, la renovación de la autorización de explotación por un nuevo periodo no superior a seis años.
Desde Efimarket nos unimos al grito de alarma generalizado frente a tan errónea decisión, que mantendrá activa a la central nuclear más antigua de España, poniendo en riesgo a la población en una situación en la que sólo gana la empresa propietaria, que sigue obteniendo enormes beneficios a costa de una instalación sobreamortizada, que por otro lado sólo aporta el 2% de la electricidad nacional.
Fuente: Cinco Días