Desarrollado un nuevo catalizador que permite transformar CO2 en materia prima industrial

Desarrollado n nuevo catalizador que transforma CO2 en materia prima industrialUn estudio en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desarrollado un nuevo catalizador que permite la transformación de dióxido de carbono (CO2) en productos orgánicos aptos para el uso industrial. Los resultados han sido publicados en la revista Angewandte Chemie.

Los catalizadores son sustancias que aceleran las reacciones químicas sin alterar su composición. El catalizador desarrollado en este trabajo, basado en un complejo de iridio estable al aire, convierte de forma selectiva el CO2 en sililformiatos, unos derivados del ácido fórmico que contienen silicio. El ácido fórmico, tiene muchas aplicaciones en la industria química, en agricultura, en tecnología de los alimentos y en la fabricación de productos de cuero. Los sililformiatos se utilizan para la producción de polímeros de siliconas y como materia prima en síntesis orgánica.

«El desarrollo de nuevos procesos químicos selectivos y de alto rendimiento permitiría una mayor economía de recursos naturales, eliminar o disminuir en la medida de lo posible la producción de residuos, reciclar y transformar moléculas con un impacto ecológico negativo y minimizar el gasto energético», explica el investigador del CSIC Luis Oro, del Instituto de Síntesis Química y Catálisis Homogénea, centro mixto del CSIC y la Universidad de Zaragoza.

La reacción lograda por este estudio se produce a temperatura ambiente y presión atmosférica suave. Es muy selectiva, funciona sin disolvente y no origina residuos. Según el investigador del CSIC Francisco Fernández‐Álvarez, del mismo instituto zaragozano, «esta investigación puede suponer un avance importante para la transformación de CO2 en productos de interés industrial».

Fuente: MadrI+D

La extensión del hielo ártico alcanzó su mínimo histórico en 2012

deshielo articoEl deshielo del Océano Ártico registrado este año ha alcanzado el nivel más alto desde 1979, cuando empezaron a realizarse las mediciones. La extensión de hielo marino en 2012 es ya incluso menor que la de septiembre de 2007, cuando se registró el mínimo histórico.

Esta reducción ha sido confirmada por las imágenes de satélite captadas el 26 de agosto por un satélite de EEUU e interpretadas por la NASA y el Centro de Datos Nacional de Hielo y Nieve (NSIDC, en sus siglas en inglés).

Según revelan estas imágenes, el pasado 26 de agosto el hielo cubría 4,10 millones de kilómetros cuadrados, 70.000 kilómetros menos que la superficie registrada en septiembre de 2007 (que fue de 4,17 millones de km2).

Los investigadores de la agencia espacial estadounidense consideran estos datos particularmente preocupantes. Es decir, la capa de hielo previsiblemente se reducirá aún más. De hecho, el anterior récord se produjo el 18 de septiembre de 2007.

La capa de hielo que cubre el Océano Ártico crece durante el invierno y se deshiela parcialmente durante los veranos, en un proceso natural que actúa como regulador del clima mundial. Sin embargo, durante las tres últimas décadas los satélites que monitorizan el avance y el retroceso del hielo durante todo el año han observado una reducción de un 13% en la extensión de hielo durante los veranos.

Y no sólo disminuye la extensión. El espesor de la capa de hielo también se está reduciendo. Un fenómeno peligroso, ya que el hecho de que disminuya el grosor del hielo que no se derrite en verano ha contribuido, según los científicos, a que la extensión de la superficie helada este verano haya alcanzado el nivel más bajo de la historia. Y es que, según destacan, 2012 no ha sido particularmente caluroso en el Ártico, a diferencia del verano de 2007, cuando se registró el anterior récord.

«2007 fue un año mucho más cálido», ha recordado Joey Comiso, investigador del Centro epacial Goddard en Greenbelt, en una nota de prensa difundida por la agencia espacial estadounidense. Comiso advierte de las consecuencias que la reducción del espesor de la capa tendrá en el deshielo que se produce en verano.

El análisis comparativo de los datos muestra que, incluyendo este año, los seis registros más bajos han ocurrido en los últimos seis años (de 2007 a 2012).

Una vez que se completen los registros con los datos del mes de septiembre, los científicos de la NASA publicarán un informe completo sobre la temporada en el Ártico, que estará listo a principios de octubre.

La ruta ártica

Para los investigadores lo ocurrido en los últimos años muestra que el resultado de este año no es sólo un nuevo récord. Si contextualizamos la información recabada en los últimos años, se trata de un indicador de que el comportamiento de la capa de hielo del Ártico está cambiando.

Lo sabe bien el presidente ruso. Vladimir Putin ha visto rápidamente los beneficios comerciales ligados al deshielo, que está permitiendo por primera vez navegar por esta zona hasta ahora virgen. El pasado mes de julio promulgó una ley para regular por primera vez la navegación por la ruta marítima ártica, un trayecto que planea utilizar para transportar mercancías y que reduciría considerablemente el tiempo que se tarda ahora en ir desde Rusia a Asia cruzando por el canal de Suez. Para ello, planea construir infraestructuras y puertos en la costa ártica e invertir en potentes buques rompehielos.

Los conservacionistas también han mostrado su preocupación por las consecuencias que la retirada del hielo puede provocar en la migración de algunas especies animales por el impacto de estos cambios en la cadena alimentaria.

Fuente: El Mundo

¿Que es mejor: vitroceramica convencional, de inducción o gas?

¿Que es mejor: vitroceramica convencional, de inducción o gas?¿Cual de estos tres tipos de cocina es preferible desde el punto de vista ambiental: vitrocerámica convencional, de inducción o gas? Algunas comparativas de marcas de electrodomésticos dan como ganadora a la moderna placa de inducción. Sin embargo, si lo que se busca es reducir las emisiones de CO2 relacionadas con el cambio climático, lo mejor todavía sigue siendo el gas.

Según los datos de un fabricante, la vitrocerámica de inducción tardará menos de seis minutos en calentar 1,5 litros de agua de 15 a 90º C, mientras que la convencional necesitará algo menos de diez y la de gas cerca de once. Una de las grandes ventajas del sistema de inducción es su rapidez, lo que reduce mucho su consumo de energía.

Las vitrocerámicas son cocinas con una placa de vidrio entre la fuente de calor y la cacerola en la que se va a guisar. Las eléctricas convencionales utilizan una resistencia que calienta el cristal vitrocerámico y el cacharro con la comida.

En cambio, las de inducción transmiten el calor directamente al recipiente a través de un campo electromagnético sin necesidad de calentar antes el vidrio de en medio, lo cual convierte a estas placas en mucho más eficientes, en especial, en cocciones rápidas (como las frituras), en las que se nota más la ventaja de no tener que esperar a que se caliente primero la superficie intermedia.

En cuanto a las de gas, las tradicionales generan una llama sobre la que se pone directamente el cacharro de cocina.

Según datos de los fabricantes, para calentar 1,5 litros de agua hasta 80ºC se necesitarán unos 0,19 kWh con la inducción, unos 0,21 kWh con la vitrocerámica convencional y unos 0,29 kWh térmicos con la de gas. Sin embargo, como explica Cristina Cañada, del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), todo esto cambia cuando lo que se mide son las emisiones de CO2, pues resulta mucho más eficiente producir calor con gas que con electricidad.

De acuerdo a los datos del IDAE, en una cocina de gas natural se emiten unos 200 gramos de CO2 para generar cada kWh, mientras que la vitrocerámica convencional contribuye a producir 450 gramos por kWh y la de inducción 360 gramos por kWh. En las primeras se contabilizan las emisiones de quemar de forma directa el gas en las cocinas, mientras que en las otras hay que tener en cuenta el CO2 generado de media por el conjunto de centrales utilizadas en España para generar la electricidad con la que producir el calor necesario. Por tanto, en cuanto a emisiones, las cocinas tradicionales de gas aun van por delante.

Lo que también está muy claro es que las cocinas menos eficientes de todas son las vitrocerámicas eléctricas convencionales. Según el IDAE, el cambiar esta cocina por una de inducción supone una reducción del consumo de energía de cerca del 20%. El problema es el precio: Una vitrocerámica convencional eléctrica cuesta unos 300-350 euros, la mitad que una de inducción. Aunque existen ayudas del Ministerio de Industria, gestionadas por las Comunidades Autónomas, para estimular la sustitución de vitrocerámicas por otras más eficientes de inducción o de gas. “Uno de los requisitos es que la subvención no puede superar el 25% del precio de la venta al público de la cocina”, detalla Cañada.

En el balance ambiental de una cocina resulta determinante su consumo de energía para calentar los alimentos. Según datos del grupo BSH, más del 90% del impacto de una placa eléctrica se produce durante su uso, por los efectos derivados de la generación de la energía. Esto significa que su incidencia en el medio ambiente será muy distinta en función de cómo se produzca la electricidad en el país, pudiendo llegar a ser mejores que la de gas si sigue aumentando la participación de las energías renovables.

Y esta gran importancia de la etapa de uso supone también que puede variar mucho su impacto según cómo se cocine. Es decir, dependiendo de cómo se utilicen los focos de calor, los tiempos de los platos elaborados, el tipo de olla empleada…

Fuente: EcoLaboratorio

Año 2050: el 95% de la energía provendrá de fuentes renovables

Año 2050: el 95% de la energía provendrá de fuentes renovablesTodos sabemos que tarde o temprano las energías renovables serán la fuente de energía de la que se proveerá el mundo, porque le pese a quien le pese, son el futuro inexorable.

A día de hoy existen muchas dudas acerca del porcentaje que las energías renovables tendrán en el mix energético, o cuándo llegará ese momento de éxito de las energías limpias.

El hecho de que un buen día se utilicen energías limpias y seguras como alternativa a la quema del carbón y del petróleo, se ha convertido en un objetivo muy popular que se persigue con gran entusiasmo desde China a Europa, ó desde EEUU a América Latina.

En Países como España, en los que la Política Energética la dirige el Oligopolio Eléctrico, esta realidad se ha visto truncada por los intereses  de las empresas energéticas.

Es cierto que en el resto del Mundo las políticas no suelen ser muy transparentes, ya que intentan hacer creer al ciudadano que las energías renovables no tienen la fuerza suficiente como para sostener la carga central del mix energético.

El Poder de las energías fósiles contaminantes no tienen límites por la cantidad de dinero e impuestos que generan y mueven. Los argumentos que los Políticos corruptos utilizan suelen centrarse en la necesidad de una mayor investigación de éstas, ó en que son muy caras como para aumentar su volumen, ó en que no dan la fiabilidad que han aportado las energías fósiles durante las últimas décadas.

En el caso de España, las razones políticas son más sorprendentes y denunciables. Injustamente se responsabiliza a las energías renovables del déficit de tarifa, a sabiendas de que en gran medida éste se ha generado por la moratoria nuclear, las ayudas al carbón, ó las subastas de la CESUR que son inflaccionistas… Razones absurdas como éstas, que hacen más dependientes a los Estados energéticamente, hacen que las energías renovables parezcan un espejismo, aunque poco a poco vayan tomando forma.

Parece que nadie cree que las energías renovables que existen actualmente: fotovoltaica, termosolar, eólica, biomasa, geotérmica, marina… puedan abastecer a todo el Mundo. Lo cierto es que ha llegado el momento de que empiecen a creer en el actual potencial de las energías limpias, porque eso es posible.

Es cierto que aún queda mucho camino por recorrer, como por ejemplo: en  mejorar la eficiencia de nuestros edificios, equipos, instalaciones, coches…, en mejorar el aprovechamiento de las materias primas, o mejorar las redes de energía a nivel mundial.

Pese a esto, recientemente se ha publicado en la revista “Energy Strategy Reviews “un estudio llamado “Transition to a fully sustainable global energy system” en el que se afirma que en menos de 40 años las energías renovables por sí solas podrían abastecer a toda la humanidad.

En este informe exactamente se dice que el sistema de energía mundial podría ser renovable, ya que es posible llegar a un 95% del consumo de energía procedente de estas fuentes limpias para el año 2050. Para conseguir este objetivo es necesario todavía combinar una eficiencia energética agresiva por el lado de la demanda con una oferta acelerada de la energía renovable a partir de todas las fuentes posibles. Es decir, es necesario un cambio de paradigma que mire a largo plazo, estrategias integradas y no solo pequeños encuentros y de forma gradual. Para ello se hace necesario efectuar progresos revolucionarios en las políticas públicas y en su nivel de despliegue.

Kornelis Blok, uno de los autores principales del informe, físico experimental y experto en energía renovable que además ayudó a movilizar la estrategia de energía limpia en los Países Bajos, afirma que es completamente posible utilizar las energías renovables dentro de los próximos 20 a 40 años para abastecer el mundo.

En este sentindo, este autor piensa que para que eso sea factible son necesarios fuertes incentivos  que incentiven las energías limpias, por ejemplo con: desgravaciones fiscales, normas establecidas por los Gobiernos…; políticas que desalienten la contaminación; y fomentar una visión de eficiencia, porque está a nuestro alcance un potencial mundial en energías renovables.

Este informe rompe con los convencionalismos de diversos sectores  y sus demandas, por ejemplo en el transporte, la industria y las edificaciones, como se puede apreciar en este gráfico donde se propone reemplazar los combustibles convencionales por las energías renovables.

El grafico muestra que:

-El gasoil se sustituirá por el biodiesel.

-Se usará más la energía solar local para por ejemplo calentar el agua a través de calentadores colocados en las azoteas de los edificios.

-Se utilizará menos carbón y más la energía procedente de parques eólicos.

Los autores del informe pronostican que en los países desarrollados la energía necesaria para producir  materiales como el acero y el papel se reducirá, al mismo tiempo que crecerá la recuperación de materiales. Asimismo consideran que la contaminación seguirá aumentando.

Por eso, se le da mucha importancia a la eficiencia energética de: edificios, coches, redes de energía…y a la premisa de que si queremos ser capaces de ejecutar todas nuestras cosas basándonos en las energías renovables, tenemos que reducir su demanda de energía.

-En el caso de los edificios, se deberían construir con una alta eficiencia y modernizar los antiguos.

– En el sector del transporte, las soluciones serían: la eficiencia, la electrificación y los biocombustibles, a lo que hay que añadir el coche eléctrico, más líneas ferroviarias de alta velocidad, una frecuencia menor de vuelos, todo ello alimentado con biocombustibles. Los autores auguran que en el futuro el negocio del transporte aéreo se eliminará por las teleconferencias de video de alta velocidad y los trenes de pasajeros.

Por el momento, se debería de duplicar cada tecnología renovable que tenemos, es decir, apostar porque los paneles solares no se limiten a espacios pequeños sino a campos gigantescos de espejos por ejemplo en el desierto, para que haya una gran concentración de luz solar que genere grandes cantidades de energía; del mismo modo, para los aerogeneradores que no solo deberían de estar en los campos y prados sino que habría que promover granjas eólicas en el mar.

Se piensa que la estrategia energética a seguir en las próximas décadas, será la siguiente:

En este gráfico se observa que son todas las energías renovables las que irán en aumento en detrimento de: la energía nuclear, el carbón, el gas natural y el petróleo de cara a 2050.

De convertirse ésta estrategia en una realidad, se obtendrían numerosos beneficios, como por ejemplo: cielos más limpios, se reducirían problemas respiratorios y de alergias, no se producirían más catástrofes ambientales a causa de los derrames de petróleo y se pondría freno al avance del cambio climático.

Es cierto que las predicciones de este estudio son bastante optimistas porque se basan en que la humanidad está dispuesta a movilizarse para hacer una transición ambiciosa y rápida; por lo tanto, es una tarea difícil pero posible.

Y ya no solo es difícil por que la humanidad se movilice para hacer esta transición sino que existen otras barreras como la falta de voluntad política y la oposición de las compañías de combustibles fósiles, no solo como habitualmente se piensa que son barreras tecnológicas.

Es una realidad, que hay muchas compañías que basan su actividad en el petróleo y en el carbón que luchan activamente contra políticas que podrían hacer más fácil el camino a las energías renovables. Estas compañías muchas veces aprovechan su influencia con el Gobierno para que estas políticas no salgan adelante. El caso español, es el mejor ejemplo.

Lo peor de todo es que los dirigentes políticos que deberían luchar por los intereses de los ciudadanos muestran una imagen pésima en este tema, cargada de: importación de más petróleo, carbón y gas; más contaminación de acuíferos, más degradación de hábitats, más destrucción de especies… Esta imagen además de ser pésima es anticuada, puesto que se sigue utilizando un modelo de energía que apenas se ha actualizado desde la revolución industrial, por lo que casi no habría de extrañarse de los derrames tóxicos y contaminantes nocivos derivados de plantas de energía oxidadas.

Por lo tanto, es hora de que se haga un balance serio sobre el posible futuro que todavía tenemos. Un futuro, limpio y seguro.

Fuente: Suelo Solar

Las emisiones de gases de efecto invernadero en la UE cayeron un 2,5 por ciento en 2011

Las emisiones de gases de efecto invernadero en la UE cayeron un 2,5 por ciento en 2011Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en la Unión Europea cayeron un 2,5% en 2011 respecto al año anterior, según ha informado la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA, siglas en inglés), que destaca que esta mejora se produce a pesar de que ese año se incrementó el consumo de carbón y creció el Producto Interior Bruto (PIB) de la región.

Las emisiones de GEI cayeron aún más en los 15 Estados miembros que comparten un compromiso común respecto al Protocolo de Kyoto (EU-15), disminuyendo en un 3,5% entre 2010 y 2011. Basándose en estas estimaciones de la EEA, las emisiones de la UE en 2011 se sitúan  en aproximadamente un 17,5% por debajo del nivel de 1990. La EU-15 está en el 14,1% por debajo del nivel del año base del Protocolo de Kyoto.

Las principales razones de la disminución de las emisiones de GEI  fueron un invierno más suave en la mayor parte de la UE, que contribuyó a una menor demanda de calefacción de los hogares y un menor consumo de gas natural. Además, el consumo de energía renovable también siguió aumentando en 2011, lo que contribuyó a la disminución observada en las emisiones.

Por sectores, aquellos no incluidos en el régimen de comercio de derechos de emisión de la Unión Europea (EU ETS, siglas en inglés), redujeron sus emisiones alrededor de un 3,1%;  siendo los hogares y el sector servicios, los sectores que más contribuyeron a la reducción de emisiones de GEI. Asimismo, la EEA destaca que el sector transporte también contribuyó a esta mejora por cuarto año consecutivo. Mientras, los sectores que sí están incluidos en el EU ETS redujeron sus emisiones de efecto invernadero en 2011 en un 1,8%.

Detalles de las estimaciones de emisiones para el 2011 por parte de los Estados miembros se publicarán en un informe técnico de la EEA (EEA Technical Report). Este informe rastreará el progreso de los objetivos de mitigación de las emisiones de los gases de efecto invernadero bajo el protocolo de Kyoto y hasta 2020.

Fuente: MadrI+D

La eficiencia energética es lo más efectivo para reducir las emisiones de CO2

La eficiencia energética es lo más efectivo para reducir las emisiones de CO2En poco más de diez años, España ha logrado colocarse entre los líderes mundiales en energías renovables. El esfuerzo ha permitido que produzca una energía más limpia y ha reducido la dependencia energética del exterior.

Sin embargo, por el camino se ha olvidado otra ruta paralela hacia un estilo de vida sostenible: la de la eficiencia energética. Esa vía, que se construye a base de pequeños gestos como cambiar una bombilla, utilizar el transporte público o no pasarse con el aire acondicionado, puede ser, según un estudio que acaba de ver la luz, una forma más barata que las renovables para reducir las emisiones de CO2 y luchar contra el cambio climático.

En un artículo publicado la semana pasada en Energy Policy, un grupo de investigadores españoles liderados por Álvaro López-Peña, del Instituto de Investigación Tecnológica & Cátedra BP de Energía y Sostenibilidad de la Universidad Pontificia Comillas, señala que, según un análisis del periodo de 1996 a 2008, un enfoque dirigido a mejorar la eficiencia energética habría sido más barato que el apoyo a las renovables si el objetivo exclusivo hubiese sido reducir las emisiones de CO2. Los autores cuantifican el ahorro en 5.000 millones de euros anuales (2.100 millones en promoción de renovables y 2.900 en reducción de costes por alcanzar la demanda reducida).

A partir de estos datos, en el artículo se argumenta que, desde el punto de vista de la política energética, una conclusión natural sería que «las políticas de eficiencia energética deberían ser priorizadas por encima de las de promoción de las renovables». «Sin embargo», añaden, «también es evidente que la eficiencia energética no puede eliminar por completo el consumo de energía». Por lo tanto, si el objetivo es tener un sector energético con apenas emisiones de CO2, las renovables y los consiguientes incentivos para su desarrollo tecnológico también serán necesarias en una segunda etapa.

López-Peña puntualiza que el estudio no devalúa el valor de las renovables. «Lo que sí se trata de mostrar que la eficiencia energética brilla por su ausencia», comenta. En el artículo se explica que el análisis no ha tenido en cuenta a la hora de valorar estas energías verdes otras importantes ventajas para la sociedad «como la actividad industrial o el desarrollo tecnológico, que proporcionarán también beneficios a largo plazo».

Enrique Soria, director de la división de Energías Renovables del CIEMAT, Centro de Investigaciones Energéticas Medioambientales y Tecnológicas, está de acuerdo con los autores en que «se ha hecho muy poco por gestionar la demanda energética». «Es más fácil incrementar la generación a través de la tarifa que establecer esquemas eficaces para favorecer la eficiencia energética y no se ha sabido hacer», añade. No obstante, Soria defiende también las renovables. «Además de reducir las emisiones de CO2, han aportado otros beneficios como la creación de un sector industrial fuerte o la reducción de la dependencia energética del exterior», añade.

LA CLAVE ESTÁ EN LOS HOGARES

Para explicar la ineficiencia, López-Peña considera que “es mucho más complicado hacer políticas por el lado de la demanda que por el lado de la oferta. Es mucho más fácil desde el punto de vista político poner molinos y promocionar las renovables que decir a la gente que utilice menos el coche o que hagan obras en sus casas para aislarlas del frío conservar el calor”. Todo ello en un país “en el que, pese a ser un país templado, pasamos frío en verano y calor en invierno”, añade.

En opinión del autor del estudio, para incrementar la eficiencia energética en España, se debe centrar la atención en el transporte y en los hogares. «Para una familia, la energía no es un coste tan importante como sí lo es para las industrias que, al ser privadas y buscar maximizar beneficios, ya se preocupan de mejorar sus procesos», explica el autor del estudio. En este sentido, Soria reconoce que «no es fácil aplicar esquemas eficaces para favorecer la eficiencia energética», pero apunta hacia medidas como la «implementación de un sistema de generación distribuida»; sistemas de generación de energía domésticos, como pequeños molinos o paneles fotovoltaicos, que al estar más cerca del lugar donde se consume la electricidad mejoran la eficiencia al reducir pérdidas en la red de transporte.

Respecto al transporte, junto a fomentar el transporte público, a pie o en bicicleta, López-Peña indica que es necesario sustituir el transporte en camiones por carretera por el ferroviario, mucho más eficiente energéticamente. «Además, el tren puede ser eléctrico y permitiría introducir energías renovables», afirma. En esta misma dirección, Soria señala al coche eléctrico como una herramienta «para gestionar mejor la demanda al permitir la recarga en horas valle y el uso de renovables». En todos los casos, López-Peña cree que es necesario «que los precios que la gente paga por la energía reflejen sus costes, incluidos los externos, los ambientales».

Fuente: MadrI+D

Comprobado: fertilizar el mar reduce el CO2

fertilizar con hierro reduce el co2 - efimarketNada de sembrar vientos para recoger tempestades. Si lo que se quiere es disminuir los gases de efecto invernadero, una ayuda puede ser sembrar el mar con hierro para fertilizar las algas.  El ensayo del barco Polarstern, en el que participan investigadores españoles, parece que ha dado sus frutos, según pubica Nature.

La idea parece sencilla… pero es arriesgada: si las plantas son el mayor sumidero de CO2 del planeta (la Amazonia no se ha ganado su apodo de pulmón del planeta solo por el oxígeno que libera), hay que ir donde más masa verde se acumula: el mar. Las algas, sobre todo las diminutas que forman el fitoplancton, son la base de la cadena trófica marina. Y, como buenos vegetales, necesitan cantidades ingentes de carbono para sus estructuras, por pequeñas que sean.

En verdad su problema no es la falta de este compuesto. Con lo que producen los humanos, el aire está lleno (y su cantidad va en aumento). Pero ni el alga más modesta se conforma con solo carbono. Igual que el ser humano tiene unos requerimientos de minerales y otros productos, a su escala las algas también lo necesitan. Así que la idea del proyecto consiste en abonar el mar para que las algas, así estimuladas, atrapen el CO2 al proliferar. Dicho y hecho. En enero de 2009 comenzó la siembra de seis toneladas de sulfato de hierro en polvo (como el que se vende como abono para plantas) en un área de 300 kilómetros cuadrados del  océano Antártico.

Los resultados han sido positivos. Según publica Nature, por cada átomo de hierro, se absorbieron 13.000 de carbono. Gracias al número de Avogadro y unas pequeñas reglas de tres, la proporción se puede visualizar más fácilmente así: por cada gramo de hierro, 2,7 kilogramos de carbono. La mitad de esta cantidad acabó a más de mil metros de profundidad cuando las algas murieron. Es decir, se consiguió el propósito de retirarlo de la circulación.

Sin embargo, ni siquiera los autores del trabajo lo consideran definitivo. El propio Victor Smetacek, un biólogo marino del Alfred Wegener Institute de Berlín que dirigió el trabajo, admite que hay todavía incógnitas. Ya hay experiencias en las que arrojar fertilizantes —de manera involuntaria— al mar han causado un desastre. Es lo que sucede con los desiertos marinos, como el de la desembocadura del Misisipí, donde las algas, al crecer, consumieron todo el oxígeno del agua y la dejaron yerma para cualquier forma de vida.

Otro riesgo es que se creen plagas de algas (como las famosas mareas rojas o pardas) que acaben con otras formas de vida por liberación de tóxicos o pura competencia por los nutrientes. Además, la composición del fitoplancton podría cambiar al modificar artificialmente sus condiciones de vida, con consecuencias imprevisibles.

La solución, como en casi todo lo que empieza, está en seguir investigando.

Fuente: El País

Nuevo sistema ‘revolucionario’ para abaratar la reducción de CO2

De vez en cuando surge algún avance que lanza alguna esperanza de que un día logremos revertir el inexorable proceso del calentamiento global generado por la poco sostenible actividad humana. En Efimarket nos haremos eco de estas noticias, porque creemos que si los políticos dejan de ceder ante las presiones de los lobbys empresariales y empiezan a dignificar su trabajo con la toma de decisiones que realmente necesitamos, algun día podremos llegar a vivir sin destruir nuestro entorno, algo que tarde o temprano nos pasará factura también, y en un futuro no muy lejano pondrá en peligro nuestra supervivencia como especie .

El nuevo sistema consiste en un proceso de combustión con transportadores que quema el combustible con un óxido metálico de características especiales, que provoca que el CO2 quede apartado en la combustión y, por lo tanto, no haya que separarlo después, que es lo que eleva los costes.

«Este óxido metálico pierde el oxígeno, lo enviamos a otro reactor donde se regenera, vuelve a coger oxígeno, y se lo vuelve a dar al combustible. Es un proceso parecido a la sangre. La sangre se usa en el cuerpo para quemar y esa sangre va a los pulmones y se regenera», explica a Efe Juan Adánez, uno de los investigadores del proyecto.  En el sistema presentado ocurre lo mismo, ya que una vez regenerado se vuelve a quemar, un proceso ‘muy revolucionario’ que reduce el coste de la captura, que al final es lo que «empuja a poner en marcha estas tecnologías».

«Esto lo hace mucho más barato. Para que algo se ponga en marcha tiene que ser de bajo coste, que no te suba excesivamente el precio de la producción de la electricidad, porque si no es así no se utiliza», precisa el investigador.

El proyecto ha sido desarrollado en el Instituto de Carboquímica del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ubicado en la capital aragonesa, en colaboración con universidades europeas, fabricantes de calderas y grandes empresas petroleras del mundo.

El reto tecnológico necesario para controlar el cambio climático requiere reducir las emisiones de CO2 a un nivel muy superior al que se está llevando a cabo ahora. Para ello es imprescindible utilizar «procesos más avanzados» a los utilizados actualmente, indica Adánez, investigador perteneciente al Instituto de Carboquímica.

Uno de los sistemas que se ha desarrollado y puesto en marcha hasta ahora en algunos países como Noruega, Argelia, Canadá o Estados Unidos, consiste en capturar el CO2 y almacenarlo en formaciones geológicas, situadas a gran profundidad, donde se mantienen durante años.  De esta forma, se consigue evitar que las emisiones suban a la atmósfera y provoquen el calentamiento global, pero su elevado coste impide que se instale de forma generalizada en los diferentes países. Este inconveniente es el que ha impulsado al Instituto de Carboquímica del CSIC y a sus colaboradores a desarrollar un proyecto conjunto que tiene ya doce años de vigencia.

El plan de comercialización de este sistema, a pequeña y media escala, está previsto para el año 2020, en países como Suecia, España, Alemania, Holanda y Reino Unido donde las petroleras están muy interesadas en el proyecto.

En los últimos cuarenta años, las emisiones de CO2 a la atmósfera han pasado de 14 a 29 gigatoneladas al año, es decir el doble, una tendencia al alza que si no se frena con sistemas más avanzados acelerará el calentamiento global.

En este sentido, Adánez ha destacado que, para controlar el cambio climático, es necesario lograr que la temperatura media de la tierra no suba más de dos grados, para lo que habrá que reducir a la mitad las actuales emisiones de CO2 para el año 2050.

Fuente: MadrI+D

Las praderas submarinas almacenan mas carbono que los bosques

Un equipo internacional que cuenta con la participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto que las praderas submarinas pueden almacenar el doble de carbono que los bosques templados y tropicales del planeta. El trabajo, publicado en el último número de la revista Nature Geoscience, confirma el papel tan relevante que estos ecosistemas cumplen en la mitigación de los efectos del cambio climático y el calentamiento global.

El estudio recoge el primer análisis global del almacenamiento de carbono en estas praderas. Se han compilado 3.640 estimaciones de carbono almacenado en el suelo y biomasa de 946 praderas submarinas distribuidas por todo el planeta. El trabajo demuestra que las plantas que rodean las costas pueden enterrar hasta 830 toneladas de carbono por hectárea en el suelo que albergan debajo, mucho más que cualquier bosque tropical, que tan solo tiene la capacidad de almacenar, de media, cerca de 300 toneladas por hectárea.

Sin embargo y a pesar de esta interesante virtud, las praderas submarinas son uno de los ecosistemas del planeta más amenazados. Según los científicos, se calcula que más de una cuarta parte de su extensión global se ha destruido, principalmente, por la eutrofización de la costa (debido a vertidos ricos en exceso de nutrientes) y los dragados del fondo, que están provocando que la tasa de pérdida global se acelere. «Las praderas pueden acumular depósitos de carbono orgánico en sus suelos de más de un metro de espesor», indica el investigador del CSIC en el Centro de Estudios Avanzados de Blanes Óscar Serrano. «En algunas como las de la especie Posidonia oceánica en el Mediterráneo, el espesor de estos depósitos puede ser de hasta más de cuatro metros», apunta.

Los investigadores también han calculado que, a pesar de que las praderas ocupan menos del 0,2% de la superficie oceánica, se encargan de enterrar más del 10% de todo el carbono anual que absorben los océanos. Según el estudio, estos ecosistemas acumulan el 90% del carbono que tienen en el suelo sobre el que crecen y, a diferencia de los bosques, continúan haciéndolo indefinidamente mientras sube el nivel del mar. «La gran capacidad de las praderas como sumideros se debe a que este ecosistema fija más carbono que el que consume o respira, a que parte de la producción neta del ecosistema se entierra y a que atrapan y entierran partículas de la columna de agua», indica el investigador del CSIC Carlos Duarte. «A diferencia de los suelos de los bosques, el sedimento en las praderas submarinas se acumula verticalmente mientras el nivel del mar sube y, por tanto, pueden aumentar su volumen a lo largo de siglos y milenios». Duarte también puntualiza que «La ausencia de fuegos en el mar contribuye también a que estos sumideros de carbono persistan».

Miguel Ángel Mateo, investigador del CSIC en el Centro de Estudios Avanzados de Blanes indica que «estos depósitos de carbono orgánico son el resultado de la acumulación durante siglos y milenios». En concreto, es en las praderas de Posidonia del Mediterráneo donde se ha encontrado la mayor concentración de carbono durante la realización de este trabajo.

Para los científicos, los resultados demuestran que «es fundamental conservar y restaurar las praderas submarinas para conservar su capacidad como sumidero de CO2». Su conservación, junto a la de los manglares y marismas, contribuiría a mitigar los impactos del cambio climático, además de preservar los beneficios que aportan a la sociedad.

Via MadrI+D

El desastre económico y ecológico del carbón

En un comunicado que  difundió hace unos días, CCOO muestra su «insatisfacción» por el incremento de las emisiones de dióxido de carbono, gas culpable de cambio climático. Según Comisiones, España se halla un 7,9% por encima del objetivo al que se comprometiera nuestro gobierno al ratificar el Protocolo de Kioto: «a falta de los datos definitivos, las emisiones totales de gases de efecto invernadero  crecieron en 2011 un 0’1% respecto al año anterior, mientras que las correspondientes a los sectores incluidos en el sistema europeo de comercio de emisiones (industrial y energético) subieron en un 9,2%».

El sindicato que viera la luz precisamente en las cuencas mineras (carboneras) de Asturias y León, afirma en el comunicado que «el mayor uso en 2011 de carbón para generación eléctrica ha propiciado un repunte de las emisiones de CO2 en 73 millones de toneladas, un 25% más que en 2010, y ello, a pesar de la caída de la demanda eléctrica (1,2%). Además, España ha incrementado el uso de carbón importado y sólo ha cumplido el 80% del objetivo de quema de carbón nacional que establece el RD 134/2010».

CCOO lamenta que «la reducción de la intensidad de emisiones» en los sectores industriales sea «decreciente y en valores insuficientes» (la industria ha presentado un dato menos malo que el del año pasado pero muy alejado aún del objetivo comprometido). Según Comisiones, la caída de la producción, debida en su mayor parte a la crisis, no se ha traducido en una reducción de la intensidad de emisiones «adecuada», un factor que el sindicato califica de «preocupante», dado el hecho probable de que el protocolo que suceda a Kioto podría ser más ambicioso aún en el recorte de emisiones. Frente a ello, y en aras tanto del cumplimiento de Kioto como de la futura competitividad de la industria española, CCOO considera que son «necesarias» medidas de ahorro y eficiencia energética en las instalaciones.

En el mismo comunicado el sindicato califica como «muy preocupante a medio y largo plazo la eliminación de los incentivos al desarrollo de energías renovables (supresión de las primas para nuevas instalaciones y parálisis en la regulación de la normativa para el autoconsumo con balance neto)». Según Comisiones, si no se apoyan las energías renovables, a las que el sindicato considera «el principal factor de reducción de las emisiones energéticas en años anteriores», no se podrán cumplir los compromisos internacionales sobre cambio climático: «perderemos, además, un sector industrial pionero en I+D+i, que disminuye nuestra dependencia energética y que genera empleo». Según todos los estudios, las energías renovables generan más empleo desde hace al menos un lustro que la nuclear y el carbón juntos.

Por fin, CCOO reconoce que en los sectores difusos –edificación, transporte– caen las emisiones «como consecuencia de la menor actividad económica», pero al mismo tiempo señala que, por una parte, ello no ha sido debido a las políticas de mitigación –»no han sido significativas en ese descenso»– y añade por otra que, antes al contrario, «en muchos ámbitos» incluso se han reducido los incentivos para el ahorro de energía: «modernización energética de edificios, cambio modal en el transporte, planes de ahorro y eficiencia energética y otros nuevos, como la fiscalidad ambiental, se han caído totalmente de la agenda política». El sindicato propone que las subastas de los derechos de emisión de la tercera fase (2013-2020) se dediquen a la financiación de medidas y políticas encaminadas a la reducción de emisiones en todos los sectores.

Fuente: energias-renovables.com