Nuevo sistema ‘revolucionario’ para abaratar la reducción de CO2

De vez en cuando surge algún avance que lanza alguna esperanza de que un día logremos revertir el inexorable proceso del calentamiento global generado por la poco sostenible actividad humana. En Efimarket nos haremos eco de estas noticias, porque creemos que si los políticos dejan de ceder ante las presiones de los lobbys empresariales y empiezan a dignificar su trabajo con la toma de decisiones que realmente necesitamos, algun día podremos llegar a vivir sin destruir nuestro entorno, algo que tarde o temprano nos pasará factura también, y en un futuro no muy lejano pondrá en peligro nuestra supervivencia como especie .

El nuevo sistema consiste en un proceso de combustión con transportadores que quema el combustible con un óxido metálico de características especiales, que provoca que el CO2 quede apartado en la combustión y, por lo tanto, no haya que separarlo después, que es lo que eleva los costes.

«Este óxido metálico pierde el oxígeno, lo enviamos a otro reactor donde se regenera, vuelve a coger oxígeno, y se lo vuelve a dar al combustible. Es un proceso parecido a la sangre. La sangre se usa en el cuerpo para quemar y esa sangre va a los pulmones y se regenera», explica a Efe Juan Adánez, uno de los investigadores del proyecto.  En el sistema presentado ocurre lo mismo, ya que una vez regenerado se vuelve a quemar, un proceso ‘muy revolucionario’ que reduce el coste de la captura, que al final es lo que «empuja a poner en marcha estas tecnologías».

«Esto lo hace mucho más barato. Para que algo se ponga en marcha tiene que ser de bajo coste, que no te suba excesivamente el precio de la producción de la electricidad, porque si no es así no se utiliza», precisa el investigador.

El proyecto ha sido desarrollado en el Instituto de Carboquímica del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ubicado en la capital aragonesa, en colaboración con universidades europeas, fabricantes de calderas y grandes empresas petroleras del mundo.

El reto tecnológico necesario para controlar el cambio climático requiere reducir las emisiones de CO2 a un nivel muy superior al que se está llevando a cabo ahora. Para ello es imprescindible utilizar «procesos más avanzados» a los utilizados actualmente, indica Adánez, investigador perteneciente al Instituto de Carboquímica.

Uno de los sistemas que se ha desarrollado y puesto en marcha hasta ahora en algunos países como Noruega, Argelia, Canadá o Estados Unidos, consiste en capturar el CO2 y almacenarlo en formaciones geológicas, situadas a gran profundidad, donde se mantienen durante años.  De esta forma, se consigue evitar que las emisiones suban a la atmósfera y provoquen el calentamiento global, pero su elevado coste impide que se instale de forma generalizada en los diferentes países. Este inconveniente es el que ha impulsado al Instituto de Carboquímica del CSIC y a sus colaboradores a desarrollar un proyecto conjunto que tiene ya doce años de vigencia.

El plan de comercialización de este sistema, a pequeña y media escala, está previsto para el año 2020, en países como Suecia, España, Alemania, Holanda y Reino Unido donde las petroleras están muy interesadas en el proyecto.

En los últimos cuarenta años, las emisiones de CO2 a la atmósfera han pasado de 14 a 29 gigatoneladas al año, es decir el doble, una tendencia al alza que si no se frena con sistemas más avanzados acelerará el calentamiento global.

En este sentido, Adánez ha destacado que, para controlar el cambio climático, es necesario lograr que la temperatura media de la tierra no suba más de dos grados, para lo que habrá que reducir a la mitad las actuales emisiones de CO2 para el año 2050.

Fuente: MadrI+D

Ensayo a nivel industrial para la captura de CO2 con microalgas

MicroalgasLa compañía Endesa concluyó la construcción de la ampliación de su planta piloto de captura de dióxido de carbono (CO2) con microalgas instalada en los terrenos de su central térmica ubicada en el litoral de Carboneras (Almería) para probar nuevos tipos de microalgas y de fotobiorreactores, así como para desarrollar procesos de valorización de la biomasa obtenida como primer paso para demostrar la viabilidad técnico-económica de la planta.

En la segunda fase, que tendrá una extensión aproximada de 1.000 metros cuadrados y tiene prevista su entrada en operación a principios de 2012, se van a ensayar dos tecnologías de fotobiorreactores distintas de las que están en funcionamiento en la planta actual. Se trata de los ’raceways’ o reactores abiertos, y los fotobiorreactores tubulares horizontales semi-cerrados, según precisó Endesa.Además, se va a investigar el desarrollo de microalgas genéticamente modificadas con el objetivo de probarlas posteriormente en las fases I y II de la planta piloto. Con ello se pretende demostrar que los resultados obtenidos en el laboratorio se pueden igualmente obtener a escala piloto o semi-industrial, por lo que se va a operar durante seis meses en la planta con una o dos de las microalgas genéticamente modificadas más prometedoras, con gases reales de combustión y con agua de mar.

La modificación genética de las microalgas se acometerá con dos objetivos que pasan por una lado por aumentar la producción de la biomasa algal, es decir, aumentar la concentración de microalgas en el cultivo y, por tanto, la capacidad de capturar CO2, así como aumentar la producción de lípidos —materia prima para la producción de compuestos de alto contenido energético— que actualmente presentan las microalgas.

Para el desarrollo de estas actividades, que están financiadas por el programa Innpacto del Ministerio de Ciencia e Innovación, Endesa cuenta con la colaboración de varios socios en el proyecto que son Aitemin, la Universidad de Almería, Tecnalia y Biomass Booster. El proyecto también contempla la realización de estudios de mercado de los productos obtenidos a partir de la biomasa algal, así como del aprovechamiento de la fracción proteica y de carbohidratos para productos de gran consumo u otros usos de interés.

Fase inicial

Endesa comenzó su andadura en la tecnología de fijación de CO2 con microalgas en 2006 dentro del proyecto Cenit CO2, como resultado del cual se diseñó y construyó la fase I de la actual planta piloto de tecnología nacional, la más grande de Europa en su género.

Actualmente, la planta, ubicada en la central térmica Litoral de Almería, propiedad de Endesa, está en fase de operación y cuenta con doce calles de fotobiorreactores —planos verticales inclinados 60 grados dirección norte-sur de tipo bolsa y abiertos—. Con esta planta se están logrando los objetivos de conocer, desarrollar y optimizar la fijación de CO2 mediante el cultivo de microalgas y su rendimiento de producción, lo que demuestra la viabilidad técnico-económica como primer paso hacia la escalabilidad semi-industrial.

Las microalgas, además de fijar CO2 sirven de materia prima a partir de la cual se pueden obtener muchos productos energéticos como el biodiesel o el bioetanol. Las microalgas tienen muchas ventajas respecto de las plantas oleaginosas, en este campo, tales como, mayor productividad y la capacidad de crecer utilizando recursos de agua y tierra no adecuados para el cultivo evitando, por lo tanto, competir con los cultivos destinados a alimentación.

Fuente: Energía Diario