Según han declarado los investigadores del CREAF (Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales) recientemente, los bosques españoles acumulan una media de 5 toneladas de CO2 por hectárea y año, y los de Lugo, A Coruña y Gerona son los más activos, mientras que los de Alicante, Málaga y Valladolid son los menos transformadores. Los bosques de la zona norte llegan a albergar tasas máximas de hasta 7 toneladas por hectárea, seguidos de cerca por la masa forestal del sistema central y el prepirineo oriental.
Otra conclusión del estudio, que se ha hecho comparando datos de las últimas ediciones del Inventario Nacional Español, recogidos entre 1986 y 2008, y analizando 22.447 parcelas de bosque, es que el aumento de temperatura media de un grado de los últimos veinte años y la reducción de las lluvias en un 6% han provocado un menor crecimiento de los bosques.
Martínez-Vilalta ha recordado que este cambio climático tan severo y las repercusiones que ha tenido sobre la masa forestal concluyen que los bosques de las zonas húmedas de España son los más vulnerables a estos cambios porque están menos adaptados.
En este sentido, ha cifrado en casi un 50% la reducción de la tasa de crecimiento, y ha alertado de que si el calentamiento sigue creciendo como parece, «los bosques podrían llegar a ser emisores limpios de CO2 a finales de siglo».
También se ha asegurado que los bosques que están gestionados (los que se limpian regularmente) tienen mayor capacidad de absorción de CO2 que los que no lo están, y por ello los investigadores defienden esta gestión como una herramienta eficaz para mitigar el impacto del cambio climático en los balances de carbono. Además, gracias a esas limpiezas se obtiene también un recurso de biomasa que puede utilizarse tanto para calefacción como para generar electricidad.
Desde Efimarket pensamos que si las Comunidades Autónomas aumentaran sus esfuerzos en la gestión adecuada del recurso forestal, se crearía empleo, se reduciría el riesgo de incendio y se podría obtener recurso de biomasa con la que poder calentar instalaciones públicas e incluso generar parte de la energía eléctrica que se consume en servicios públicos. Además de todos estos beneficios, ahora sabemos gracias a este estudio que estaremos favoreciendo también la fijación de mayores cantidades de CO2.
Fuente: MadrI+D