Al Costa, director general de Alkol, consultora española especializada en etanol y caña de azúcar, defiende el cultivo de esta planta en España por su capacidad para generar variados productos. Destaca especialmente los relacionados con la energía (etanol y electricidad) y añade la última aportación en este campo: biodiésel. En Brasil ya funcionan cientos de autobuses con biodiésel a partir de caña de azúcar, obtenido gracias a la modificación genética de la levadura de la cerveza. Además, una misma planta puede producir etanol y biodiésel. Continuar leyendo «Biodiesel a partir de la caña de azucar»
Un nuevo proyecto de la NASA pretende extraer biocombustibles de las cloacas
Se trata de una investigación que lidera el bioingeniero Jonathan Trent, a partir del proyecto Omega, acrónimo de Offshore Membrane Enclosures for Growing Algae (Capsulas Costeras de Membrana para Cultivo de Algas), que tiene como objetivo generar biocombustibles a partir de microalgas cultivadas en bolsas plásticas que flotan en el mar y alimentadas por el alcantarillado de las ciudades Continuar leyendo «Un nuevo proyecto de la NASA pretende extraer biocombustibles de las cloacas»
Consiguen transformar algas en biocombustible en tan sólo 1 minuto
Investigadores de la Universidad de Michigan han experimentado con la cocción rápida de micro algas verdes marinas y encontró que en tan sólo un minuto de cocción a alta temperatura el 65% del material se transforma en biocrudo. En el proceso se utiliza el alga húmeda, en lugar de tener que secarla, a la manera que se utiliza en el proceso convencional de transformación de algas en biocombustible.
La muestra de algas húmedas del experimento se colocó en un tubo de acero y se INSERT IGNOREó en una masa de arena extremadamente caliente (593ºC) durante un minuto. Después de esta exposición muy breve, la temperatura de las algas llegó cerca de los 300ªC. Antes de utilizar este tipo de método de cocción flash, los investigadores estaban utilizando los tiempos de cocción de diez minutos o más. El beneficio de tener que cocer el material de partida durante un solo minuto es obvio, pues se ahorra tiempo y energía, pero plantearlo resultó difícil pues su mecánica resultaba contradictoria con la experiencia anterior. La temperatura de cocción más corta en realidad podría estar más en sincronía con potencial de las algas a ser transformado en bio-aceite, porque produce menos reacciones químicas innecesarias.
Otro beneficio potencial de la posibilidad de utilizar de forma industrial esta técnica en grandes plantas de producción es el ahorro en espacio y energía necesarios, lo que significará menores costos de construcción y explotación, y un menos precio del producto, lo que lo hará más competitivo con el petróleo.
Si bien este tipo de resultados son muy impresionantes, en la actualidad sólo se han producido en condiciones de laboratorio, no a gran escala. Así que queda mucho camino aun que recorrer en investigación y desarrollo de este u otros métodos similares para producir suficiente combustible renovable como para sustituir las necesidades de derivados del petróleo. Según los expertos del sector, un área del tamaño de Nuevo México dedicada a la producción de biocombustible a partir de algas con esta técnica, sería capaz de producir suficiente combustible para proveer toda la demanda de derivados del petróleo estadounidense.
Al igual que ocurre con la energía solar para el suministro de electricidad, aun tendremos que esperar más tiempo para ver hecho realidad el sueño de impulsar nuestros vehículos con combustibles renovables.
Vía Clean Technica
Biocarburante sí, pero no los procedentes de tierras de cultivo
La Comisión Europea dio el mes pasado la razón a quienes desde hace años señalan a los biocarburantes como una de las causas del hambre en el mundo y de la subida del precio de los alimentos. Bruselas anunció un cambio legal para limitar el uso de biocombustibles procedentes de tierras de cultivo y que a partir de 2020 solo serán subvencionables los procedentes de desechos, paja o algas, que no pueden ser sospechosos de encarecer la comida. Su mensaje es: biocarburantes sí, pero no todos.
Intermón Oxfam, por ejemplo, publicó el pasado septiembre un informe titulado «Las semillas del hambre» sobre el tema, en el que afirma: “La sed europea de biocombustibles augura más hambre, mientras los precios de los alimentos se disparan”.
Lourdes Benavides, responsable del estudio, afirma: “No tiene sentido que se produzca en países pobres carburante para nuestros automóviles. Se desvían recursos a la exportación de cereales, azúcar u oleaginosas y además, eso incide en la subida de los precios de los alimentos”. La propuesta de la Comisión, según Benavides, “da una señal clara al mercado y a los productores de los carburantes. Es un paso adelante, pero es insuficiente y llega tarde”.
También hay críticas entre los ecologistas, con el argumento de que si arrasas un bosque tropical para producir biodiésel que luego se transporta a la otra parte del mundo, las ventajas en forma de reducción de emisiones no son tales. “Siempre ha estado la polémica sobre las reducciones reales de gases de efecto invernadero que tienen los biocarburantes. Depende de la tierra en la que se cultive. No es lo mismo en una selva forestal sobre una turbera y que se traslade grandes distancias. No es lo mismo que el bioalcohol producido cerca del lugar de consumo. Debería prohibirse en ciertas tierras”, afirma el ecologista Ladislao Martínez.
La Comisión Europea acepta estos argumentos y, en un comunicado publicado ayer, anuncia una reforma legal que limita “al 5% el uso de biocombustibles fabricados a partir de cultivos alimentarios con el fin de alcanzar el objetivo de 10% de energía renovable” fijado en la directiva europea.
Connie Hedegaard, comisaria de Acción por el Clima, declaró en una nota: “Para que los biocombustibles contribuyan a combatir el cambio climático, debemos utilizar aquellos realmente sostenibles. Tenemos que invertir en biocarburantes que reduzcan realmente las emisiones y no compitan con la producción de alimentos. Ello no significa en modo alguno que abandonemos los de primera generación, sino que es una señal clara de que el crecimiento futuro de los biocombustibles debe venir de la mano de los avanzados. Cualquier otra cosa será insostenible”.
La industria de los biocarburantes reaccionó airada a la propuesta de la Comisión —a la que le queda un largo camino, pero que marca una senda difícil de variar—. La patronal española, APPA, aplaudió que la propuesta sea más suave que un borrador previo, pero lamentó que “la Comisión mantenga en el proyecto su propuesta de limitar al 5% la aportación de los biocarburantes fabricados con cultivos alimentarios, ya que prejuzga negativamente sus impactos sin base alguna”.
APPA critica que realizaron cuantiosas inversiones para cumplir con las directivas europeas y que las plantas llevan años paradas y el sector está en pérdidas por las importaciones de biodiésel desde Argentina e Indonesia. Ahora, añade, “resulta inaceptable que el objetivo máximo propuesto por la Comisión sea inferior al ya alcanzado en España, donde la contribución de los biocarburantes al consumo en el transporte ha superado ya el 7% en términos energéticos”.
“La propuesta es un paso adelante, pero insuficiente”, afirma Intermón
La industria de los biocarburantes considera que ha sido acusada sin base de todo tipo de fatalidades. En 2008, después de que el precio de los alimentos se disparase —a la par que el del petróleo—, hasta el Banco Mundial les acusó de ser corresponsable de hambrunas.
Todas las propuestas de Bruselas atornillan el actual modelo de biocarburantes. Como cuando propone “incrementar al 60% el umbral mínimo de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de las nuevas instalaciones”, frente a un 35% actual. En 2017 ese nivel ya deberá ser del 50%. Y a partir de 2020 no podrán recibir subvenciones (o exenciones fiscales) aquellos biocarburantes que reduzcan notablemente las emisiones y “no se produzcan a partir de cultivos que se utilizan para producir alimentos o piensos”.
La patronal critica que las plantas productoras llevan años paradas
Además, “se tendrá en cuenta la incidencia global de la reconversión de tierras (cambio indirecto del uso de la tierra) al evaluar las emisiones de gases de efecto invernadero de los biocombustibles”. Es decir, que habrá que tener en cuenta si el cultivo se realiza en una zona de bosque tropical, por ejemplo, ya que al talar los árboles se emite CO2.
La UE “pretende fomentar el desarrollo de biocombustibles alternativos, conocidos como biocombustibles de segunda generación, a partir de materia prima no alimentaria, como desechos o paja, que emitan muchos menos gases de efecto invernadero que los combustibles fósiles y no interfieran directamente en la producción mundial de alimentos”.
El futuro, pues, son biocarburantes obtenidos a partir de las algas. Conseguir producir aceites a partir de algas cultivadas en tanques, donde no podría haber acusación posible.
Por todo el mundo, grupos de investigación buscan microalgas que crezcan rápido, que necesiten poca superficie y que, además de crecer a costa del CO2, produzcan un aceite que se pueda utilizar como combustible. Sin embargo, eso aún está lejos. La UE al menos ha marcado el camino que quiere seguir.
Los combustibles de la polémica
- Los biocarburantes son combustibles producidos a partir de cultivos: soja, palma, caña de azúcar… Emiten menos CO2 que los fósiles.
- La UE puso como objetivo que en 2020 el 10% de los carburantes del transporte fueran biocarburantes.
- El transporte utiliza un tercio de la energía de la Unión Europea y es responsable de un 25% de las emisiones totales. Es el sector en el que más difícil resulta controlar las emisiones.
- La Unión Europea cede a las críticas que dicen que los biocarburantes agravan el hambre en el mundo y contribuyen a encarecer los alimentos y anuncia una reforma legal para endurecer las exigencias.
- A partir de 2020, los biocombustibles solo podrán ser subvencionados si reducen notablemente las emisiones y no se producen a partir de cultivos para alimentos o piensos.
- Bruselas quiere acelerar los biocarburantes a partir de algas, paja o desechos.
Fuente: El País
Una nueva bacteria modificada geneticamente en el MIT producirá combustible
El Instituo Tecnologico de Massachusetts (MIT) ha manipulado los genes de la bacteria ‘Ralstonia Eutropha’ para lograr que fabrique combustible. En concreto, un tipo de alcohol llamado isobutanol, que puede sustituir a la gasolina o mezclarse con ella. Según ha informado el autor principal de esta investigación, Christopher Brigham, la ‘Ralstonia Eutropha’, cuando deja de crecer «utiliza toda su energía en la fabricación de compuestos complejos de carbono».
Según Brigham, en el estado natural del microbio, cuando su fuente de nutrientes esenciales –nitrato o fosfato– está restringida y detecta que los recursos son limitados, entra en el ‘modo de almacenamiento de carbono’ para su uso posterior. «Lo que hace es tomar cualquier carbono disponible, y lo almacena en forma de un polímero, que es similar en sus propiedades a una gran cantidad de plásticos derivados del petróleo», ha señalado. Con la anulación de unos pocos genes y la inserción de un gen de otro organismo Brigham y sus colegas han sido capaces de redirigir la capacidad natural del microbio para producir combustible en lugar de plástico.
La intención tras la manipulación genética es conseguir «que el organismo de la bacteria utilice una corriente de dióxido de carbono como fuente de carbono, de manera que pueda fabricar combustible», ha apuntado en investigador en el estudio publicado en ‘Applied Microbiology and Biotechnology’.
Así, el equipo ha centrado su trabajo en conseguir que la bacteria utilice el CO2 como fuente de carbono. Además, la investigación destaca que, con modificaciones ligeramente diferentes del mismo microbio, se podría también convertir casi cualquier fuente de carbono, incluidos los desperdicios agrícolas o desechos municipales, en combustible útil.
«El equipo ha demostrado que, en cultivo continuo, se puede obtener cantidades importantes de isobutanol,» ha apuntado Brigham, quien ha apuntado que, ahora, los investigadores tienen como objetivo la optimización del sistema para aumentar la velocidad de producción y el diseño de biorreactores para escalar el proceso a niveles industriales.
Además, ha destacado que, «a diferencia de algunos sistemas de bioingeniería en que los microbios producen un producto químico deseado dentro de sus cuerpos pero deben morir para recuperar el producto, la ‘Ralstonia Eutropha’ expulsa naturalmente el isobutanol en el fluido circundante sin parar el proceso de producción».
Vía La Vanguardia
De la cáscara de naranja al depósito de combustible
Los residuos de alimentos ofrecen una fuente de los biocombustibles renovables desde hace tiempo, y las cáscaras de naranja son un ejemplo perfecto del potencial de estos procesos. Según la Sociedad Americana de Química, estamos sentados sobre la mina de oro de los residuos de cítricos. La agricultura mundial produce unos 15,6 millones de toneladas de residuos de naranja y otros cítricos al año en forma de cáscaras desechadas que se podrían utilizar para la producción de biocombustibles, bio-disolventes, perfumes, purificadores de agua y otros productos. Así que … ¿Cuan de cerca estamos de esta visión de un planeta más sostenible gracias a los cítricos?
El problema de la naranja
El problema con las naranjas, y de la industria de cítricos como un todo, es que aproximadamente la mitad del producto cosechado se desperdicia en forma de peladuras.
Esto representa un pasivo ambiental importante en términos de eliminación. Las dos soluciones principales, la quema y depósito en vertederos, contribuyen directamente a las emisiones de gases de efecto invernadero.
Según lo descrito por Joan Coyle, de la American Chemical Society, las opciones actuales para la recuperación de las cáscaras de naranja no son óptimas. Los grandes fabricantes de zumos puede procesar las cáscaras como fuente de alimento para el ganado o pectina (un aditivo alimentario común), pero estos procesos implican gastos adicionales y un mayor uso de energía.
De cáscara de naranja al tanque de gasolina
Para abordar el problema, un equipo internacional de investigadores ha creado una asociación, la OPEC (Orange Peel Exploitation Company). La OPEC se une a la Universidad de York, la Universidad de Sao Paulo y la Universidad de Córdoba en un proyecto de bio-refinería «residuo cero» que va a utilizar microondas alta intensidad en ambiente de baja temperatura para extraer líquido de la celulosa en las cáscaras de cítricos, en lugar de depender de la mecánica procesos o la adición de ácidos.
Una vez separados, la celulosa y el líquido puede producir un número de productos valiosos aparte de bio-etanol. Allison Jarrell de Inside Science ofrece una lista que incluye:
«… Limonina, que puede ser utilizado como una fragancia, en limpiadores domésticos y como un disolvente prometedor para reemplazar productos derivados del petróleo; pectina, a menudo utilizado en cosméticos, productos farmacéuticos y en alimentos como jaleas; y celulosa, que se utiliza como un agente espesante o puede ser convertida en un biocombustible sólido «.
De acuerdo con la Asociación Británica de Ciencias, la celulosa esponjosa también podría ser utilizada como un filtro absorbente, y el proceso de microondas también puede incorporar otras materias primas, incluyendo los residuos domésticos y papel.
Como señala Jarrell, aparte de la obtención de beneficios directos en la explotación del proceso, podría proporcionar a los productores de zumo una manera de promocionarse como empresas sostenibles, con instalaciones de residus cero, y evitando tener que pagar a los agricultores locales por llevarse la cáscara como alimento para ganado.
La OPEC espera disponer de una biorrefinería en marcha próximamente en York. Mientras tanto, en Estados Unidos, un investigador de la Universidad Central de Florida ha desarrollado un método para refinar etanol a partir de cáscaras de naranja con la ayuda de una enzima del tabaco, por lo que el futuro de la piel de naranja como fuente de biocombustibles se ve cada día más soleado.
Vía Clean Technica
El 88,8% de la electricidad de Brasil en 2011 se produjo a partir de fuentes renovables
Impresionantes cifras las de Brasil. Cierto es que disponen de una de las regiones de la tierra más fértiles para la producción de biomasa, pero hay que reconocer que sólo con disponer del recurso, la electricidad no fluye de los campos a la red eléctrica. Brasil ha tenido que invertir fuertemente y durante décadas en políticas energéticas que favorecen la generación renovable.
Es conocida también la producción masiva de bioetanol para combustible de vehículos, disminuyendo así su dependencia del petróleo. Y lo mejor de todo es que de esta forma, además de reducir su dependencia energética exterior, genera puestos de trabajo e inversiones multimillonarias, en un país con gran crecimiento demográfico, que está siendo la gran locomotora americana a día de hoy.
Pero yendo al titular, hablemos exclusivamente de producción eléctrica, que es de lo que trata la noticia. Los datos preliminares del Informe de Balance Energético Nacional (BEN 2012) de la Empresa de Investigación Energética de Brasil (EPE) muestra que la friolera del 88,8% de la electricidad generada en Brasil durante 2011 provino de fuentes de energía renovables.
La energía eólica aumentó en un 24,2% en 2011. Esto era algo esperado, ya que se hizo evidente hacia mitad de 2011 que la energía eólica fue la forma más barata de electricidad nueva disponible, incluso más barata que el gas natural. También se realizaron grandes inversiones en proyectos de energía eólica en el país.
La electricidad generada a partir de biomasa de caña de azúcar disminuyó, pero se mantuvo en un nivel alto (44,1%), muy por encima del promedio mundial de 13,3%.
A continuación se muestra un poco más de información de la Secretaría Brasileña de Comunicación Social (SECOM):
La siguiente tabla muestra que la oferta interna de energía (la energía demandada total del país) en el 2011 subió un 1,3 por ciento en 2010, alcanzando 272,3 millones de toneladas equivalentes de petróleo (tep). Al mismo tiempo, el Producto Interior Bruto creció un 2,7 por ciento, según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). El menor crecimiento de la demanda de energía en comparación con el PIB indica que Brasil gastó menos energía para producir la misma cantidad de bienes y servicios. La demanda de energía per cápita se situó en el 1,41 TOE en el año 2011, el aumento de aproximadamente el 0,5 por ciento desde 2011.
El consumo total de energía en Brasil, tanto por los individuos y las empresas, el aumento de un 2,6 por ciento respecto al año anterior, con un suministro interno correspondiente de 228,7 millones TOE, en 2011. Esto se asemeja a un equilibrio más estable entre la oferta y el consumo en 2011 hasta 43,7 millones TOE, en comparación con 2010, en la que el TEP fue de 45,4 millones de dólares.
Los resultados preliminares del Informe BEN 2012 están disponibles en www.ben.epe.gov.br .
Redacción Efimarket
Algas + porquería = biocombustible
Las algas están de moda. Su utilidad manifiesta para la creación de biocombustibles sigue generando un interés inusitado, aunque el desarrollo de esta tecnología como sustituto de los procedimientos actuales para la producción de gasolina están aun a años luz de conseguir una escalabilidad industrial viable.
Para la mayoría de los europeos eran, hasta hace poco, tan solo esos molestos vegetales viscosos que se enredan en los pies al pasear por la playa. Gracias a la popularización de la comida asiática y a grandes chef como Ferrán Adriá, que las han incluido en sus menús, se comenzó a apreciar el sabor de las algas en nuestros platos. También son utilizadas para la industria cosmética. Pero la última y más ecológica conquista de los vegetales marinos es su gran potencial como combustible biológico.
En enero un estudio del Departamento de Energía estadounidense afirmaba que la productividad de las algas para hacer etanol podría ser el doble que la de la caña de azúcar y cinco veces superior a la del maíz. Ahondando en esa veta de esperanza, se ha presentado en Londres un ensayo de la Unión Europea, liderado por la empresa española Aqualia, que pretende utilizar los nutrientes de las aguas residuales para abonar algas marinas y transformarlas en biocombustible.
La Unión Europea ha aportado siete millones al experimento
“Hasta ahora la producción de algas se había utilizado para la industria de los cosméticos y para la cocina pero ahora pretendemos darle un nuevo uso”, dijo Frank Rogalla, director de este proyecto. Rogalla defiende las algas como una nueva fuente sostenible de producir biocombustible frente a las generaciones anteriores, criticadas por utilizar alimentos de consumo masivo (como maíz), que elevaban el precio de los productos básicos e implicaban la ocupación de enormes extensiones de tierra con monocultivos.
La viabilidad del proyecto ya ha sido comprobada en laboratorio y ahora se pretende es comprobar que puede funcionar a gran escala. Si el resultado es positivo en cinco años nuestros coches podrían funcionar con gasolina hecha de residuos humanos y algas, algo tan escatológico como sorprendente.
El sol para la fotosíntesis de las algas es un elemento vital en el proyecto, que se autoabastecerá con luz solar en vez de electricidad. Por eso se ha elegido Chiclana de la Frontera (Cádiz) para llevar a cabo el gran ensayo a nivel industrial. En la iniciativa participan seis países: Alemania, Reino Unido, Holanda, Austria y Turquía, pero es la española Aqualia la que lidera el proyecto.
Las microalgas son un cultivo de rápido crecimiento
La subsidiaria de gestión de aguas de FCC es la mayor inversora privada la iniciativa, que costará un total de 12 millones de euros. La Unión Europea ha aportado siete millones (un 58% del total). La investigación comenzó a principios de año y se alargará hasta 2016. Durante ese tiempo se indagará en qué tipo de alga da mejores resultados y se verificará cuán eficaz es el proceso, desde el crecimiento de los cultivos acuáticos hasta su uso en vehículos.
Las aguas residuales procedentes de la estación depuradora de El Torno serán utilizadas como abono para este gran experimento que abarcará diez hectáreas (unos diez campos de fútbol como el Bernabeu). Si se logra el objetivo en productividad este terreno podrá producir 3.000 kilos de algas con un contenido en combustible del 20%, o sea, suficiente biodiesel para llenar el depósito de 400 coches al año, según explicaron en la presentación del proyecto en Londres. La española Aqualia se beneficiará del proceso gestionando las aguas que salgan depuradas de manera natural por las algas y sin necesidad de electricidad ni emisiones de CO2.
Rogalla destaca entre las ventajas e innovaciones del proyecto, llamado All-Gas, la mejora de la eficiencia, porque las microalgas son un cultivo de rápido crecimiento, así como la eliminación simultánea de nutrientes de las aguas residuales y la recolección y procesamiento de la biomasa para el aceite y otras extracciones químicas.
La tecnología funciona de una manera similar a las plantas de tratamiento de aguas residuales convencionales. La diferencia es que, mientras la técnica tradicional convierte la suciedad en energía utilizando electricidad, el All–Gas pretende llegar al mismo resultado utilizando la luz solar. Las aguas residuales aportan al alga una gran cantidad de nutrientes. Gracias a ellas, si en cinco años el proyecto se muestra viable a gran escala, lo que se cuela por la cisterna del retrete se podría convertir en gasolina para nuestros coches y lo que hasta ahora teníamos que tratar como un residuo se convertirá en un recurso de gran valor.
Fuente: El País
La primera «Eco-gasolinera» abrirá este verano en Valencia
Este verano se instalará en Valencia la primera estación de servicio que sólo dará combustibles alternativos, permitiendo el repostaje de vehículos eléctricos, de bioetanol, biodiésel, gas licuado de petróleo (GLP), gas natural comprimido (GNC) e hidrógeno.
El proyecto será desarrollado por la Asociación Desafío Hipatia, en colaboración con el dueño de las gasolineras Ripoll, y según asegura el presidente de la asociación, José María Amo, aunque las obras todavía no han comenzado, en unos meses la estación, que se ubicará en la Marina Juan Carlos I, comenzará a funcionar.
En esta estación, se podrán recargar los vehículos eléctricos seleccionando el tiempo del que se dispone, si quiere una recarga de diez minutos, una de dos horas o una de larga duración.
Además, esta gasolinera contará con una instalación fotovoltaica y una minieólica, que permitirán producir unos 25 kilovatios hora (kWh) al año en total; y seguramente también se instalen paneles solares térmicos. Aunque, la recarga de los vehículos eléctricos se hará con la electricidad proveniente de la red. La cubierta de la estación tendrá forma de embudo y permitirá recuperar el agua de la lluvia.
Pero en esta estación, no solo se podrá repostar el vehículo, si no que también se podrán alquilar vehículos eléctricos.
En Efimarket nos parece una gran idea y te animamos a apuntarte a la movilidad sostenible con nuestras bicis eléctricas.
Fuente: laRazón.es