Gran artículo a cargo del socioecólogo y director del ERF Ramón Folch. En él describe certeramente la realidad de las energías renovables en nuestro país y aboga por una transición dentro del modelo energético vigente en este momento. Apuesta por la insistencia en el desarrollo de las fuentes energéticas limpias y por un consumo eficiente y responsable, ya que solo así, garantizaremos la sostenibilidad de nuestro sistema. Desde Efimarket nos hacemos eco de las palabras de Ramón Folch y os animamos a que leais el artículo completo, que os dejamos a continuación:
Con pocos días de diferencia, han entrado en servicio en Andalucía dos plantas termosolares de generación eléctrica. Los medios se han hecho eco de ello con entusiasmo perfectamente descriptible: les seducen más los cotilleos electorales o las bodas de aristócratas trasnochadas. Me pregunto por qué nos cuesta tanto discernir el grano de la paja.
Cerca de Sevilla ya funciona la planta Gemasolar, inaugurada por el rey Juan Carlos y por Mohamed bin Zayed al Nahyan, príncipe heredero de Abu Dhabi, promovida por la ingeniería española Sener (60%) y el grupo Masdar del emirato árabe (40%). De igual modo, cerca de Guadix, en Sierra Nevada, ha entrado en funcionamiento la tercera fase de la planta Andasol, operada por Duro Felguera y propiedad del mismo consorcio alemán que promueve, en el Sahara, el ambicioso proyecto Desertec. Gemasolar tiene una potencia muy modesta (19 MW),pero las tres fases ya operativas de Andasol dan 150 MW, potencia respetable.
La singularidad más destacable de ambas centrales es que pueden desacoplar la captación de la energía solar de la generación eléctrica. Mediante espejos concentradores, calientan agua que mueve un alternador o bien funden sales que, en otro momento, acaban logrando lo mismo. O sea, que la captación solar es diurna, claro, pero la generación eléctrica puede hacerse tanto de día como de noche. Notable.
Esta es la cara positiva, la que muestra cómo la generación eléctrica mediante la captación de energías libres de fuente renovable es una alternativa real, no un delirio. La negativa es que la planta Andasol, con 600.000 espejos, ha exigido una inversión elevada, ocupa unos 4 km2 y solo funciona razonablemente bien en lugares de elevada insolación y atmósfera transparente. Un aerogenerador de 3 MW de potencia necesita menos de media hectárea. Así pues, se consigue una potencia instalada de 150 MW, que es la de Andasol, con 30 molinos de 3 MW, que ocupan menos de 25 hectáreas. Es mucho menos que 4 km2 (400 hectáreas). Sin embargo, los aerogeneradores solo producen electricidad cuando sopla el viento, que viene a ser un 35-40% del tiempo total y no siempre en el momento de demanda. ¿Qué opción es la buena?
Ambas, si responden a una estrategia global correctamente concebida. Hay que insistir en ello. El mix energético sostenibilista está hecho de muchas oportunidades parciales convenientemente explotadas. Cuesta más de gestionar que el convencional basado en energías fósiles, pero tiene la imbatible ventaja que es inagotable, que no depende del precio de la materia prima (que es gratuita) y que minimiza las externalidades ambientales negativas. Cuando ciertos combustibles fósiles escaseen, en un par de décadas a lo sumo, y cuando el cambio climático se acentúe, que ya comienza mostrar los dientes, la cómoda operatividad del sistema hasta ahora convencional será irrelevante al lado de los problemas económicos, ambientales y sociales que comportará.
Nos conviene mucho que duren las reservas de hidrocarburos fósiles. Ello garantizaría sus usos no combustivos (industria química) y permitiría una transición ordenada y tranquila. Nos las vemos con unos juegos malabares que conllevan el control de muchas bolas a la vez. Hay que atender la demanda, invertir en implementaciones alternativas como la generación eólica o solar, ir desarrollando la automoción eléctrica justamente para enfriar la demanda de petróleo y estimular la captación renovable, mejorar, y cuánto, nuestras ratios de eficiencia, que son bastante malas, y muy especialmente reeducarnos energéticamente al objeto de avanzar en el ahorro (no consumir sin ton ni son) y en la suficiencia (obtener el servicio final necesario, sin excesos). Trabajo no falta.
La suficiencia, el ahorro y la eficiencia suponen la principal fuente alternativa de energía. Se logra lo mismo ingresando mucho que gastando poco. Debemos ingresar de otra manera y gastar menos porque sin los ya terminales hidrocarburos fósiles es dudoso que podamos ingresar más. El citado proyecto Desertec se propone diseminar por el Sahara plantas solares como la de Andasol. Ni será fácil, ni podrá transportarse la energía sin pérdidas, ni bastarán todos esos inventos si cada vez somos más humanos pidiendo más por cápita. Por no hablar del tema financiero. La opción sostenibilista es económicamente viable -de hecho, es la única económicamente viable, en especial si se sacan las cuentas como es debido y se atribuye costo a la totalidad de los valores en juego‑, pero exige un gran ejercicio de ingeniería financiera, porque se trata de revertir y amortizar un modelo caducado, pero aún en pleno funcionamiento.
Andasol y Gemasolar son dos excelentes noticias insuficientes. Forman parte de una solución compleja que requiere ambición, creatividad y cintura. Una solución que solo llegará si contamos con un proyecto global y con visión de futuro. Ello precisa de competencia técnica, que tenemos, y de liderazgo político, que nos falta. Nuestros políticos europeos debieran querer liderar el nuevo orden. Se conforman ganando las elecciones.