Las eléctricas admiten que subirán la luz para compensar las nuevas tasas de la reforma energética

Las eléctricas admiten que subirán la luz para compensar las nuevas tasas de la reforma energéticaLos que van a pagarlo al final son los consumidores”, se admite sin ambages desde una compañía eléctrica. Y es que el impuesto general del 6% anunciado el viernes por el Ministerio de Industria para los ingresos de todas las empresas energéticas se acabará trasladando al consumidor final. Los hogares, que según datos de Eurostat han sufrido subidas de la luz cercanas al 70% desde 2006, verán cómo sus recibos se incrementan progresivamente cuando la reforma entre en vigor en el mes de enero. Sin prisa pero sin pausa, Endesa, Iberdrola y Gas Natural llevarán el sobrecoste que ahora el Gobierno les impone a las subastas en las que se fija el precio de la luz.

“En definitiva, quien realmente pagará este impuesto serán los consumidores y no las empresas eléctricas propietarias de las centrales. Es, por consiguiente, un impuesto claramente inflacionista que tendrá como destino pagar a esas mismas empresas”, advertía ya en julio un artículo publicado por Economistas frente a la crisis al analizar un posible impuesto a la facturación del régimen ordinario (véase las instalaciones nucleares, térmicas, hidráulicas y de ciclo combinado). Además las grandes eléctricas están integradas verticalmente, lo que aumenta su margen de maniobra.

Por el contrario, las energías limpias no podrán trasladar la tasa, ya que reciben una tarifa fija regulada por ley. “La diferencia entre las tecnologías convencionales y las renovables es que las primeras pueden repercutir un impuesto a la generación en el pool eléctrico y, por tanto, a medio plazo compensarán ese nuevo costo”, se lamenta desde el anonimato una empresa de energías verdes.

El Gobierno no sólo avanzó esa tasa general (que gravará con 571,7 millones a las eléctricas tradicionales y con 688 a las renovables), sino que pondrá en marcha un impuesto nuclear (por el que pretende recaudar 269 millones hasta 2015), un canon hidroeléctrico (otros 304,2 millones) y diversos céntimos verdes. Sólo por la tasa al gas de 2,79 céntimos por metro cúbico se esperan recaudar más de 800 millones. Todo con el objeto de equilibrar los gastos e ingresos del sector. El desfase entre los mismos desde al año 2001 ha generado un agujero de 24.000 millones de euros conocido como déficit de tarifa. “Si no se adoptaran medidas, el déficit acumulado seguiría aumentando año a año y en 2015 podría llegar a ser el doble del actual”, justificó el Ejecutivo.

Los otros impuestos

En ese escenario, no es de extrañar que para las grandes eléctricas la principal preocupación hayan sido desde el principio las tasa nuclear y hidráulica, que les supondrán en conjunto 574 millones. “El impuesto genérico lo van a repercutir. Con las otras tasas lo tienen más díficil”, explican fuentes del sector. Con el futuro de Garoña en el alero, Nuclenor -la sociedad que forman al 50% Endesa e Iberdrola para explotar la instalación- dejaba pasar hace apenas días el plazo para solicitar una prórroga que les permitiera seguir operando la central, ante la incertidumbre regulatoria que se cernía sobre el sector. Con el marco legal ya sobre la mesa, las dos grandes deben echar cuentas para ver si hay posible marcha atrás. El Gobierno les espera con ansiedad para buscar una solución al entuerto. Nadie en el Ejecutivo quiere cerrar la central, pero parece que los números obligan.

Por su parte, la patronal que acoge a las grandes compañías (Unesa) evitó pronunciarse el viernes tras conocer la esperada decisión del Ejecutivo. A mediados de julio, sin embargo, reaccionaba con indignación a la propuesta inicial de Industria, que contemplaba un impuesto lineal de sólo el 4% para el régimen ordinario. “Se come todos los beneficios de distribución y generación. Deja nuestro beneficio a cero”, zanjaba la asociación que preside Eduardo Montes. Según los datos que maneja la patronal, el beneficio neto de las eléctricas en España alcanzó en 2011 los 3.063 millones de euros. Los ingresos que dejarán de apuntarse por la tasa del 6% y por los impuestos nuclear e hidráulica rozan los 1.150 millones. Todo un sablazo a su facturación.

“Estas empresas son las responsables de garantizar el suministro eléctrico”, subrayaba entonces Unesa en su particular aviso a navegantes. “Nadie va a invertir en España”, remataba el viernes un ejecutivo con larga experiencia en el sector, recordando cómo el PP, adalid del libre mercado, apuesta decididamente por la intervención en este nuevo mapa eléctrico. “El espectáculo ha sido bochornoso y ha puesto de manifiesto la absoluta falta de entendimento en el equipo económico. Eso sin contar con que la reforma supone el fin del mercado, con tasas discrecionales para que al Gobierno le cuadren las cuentas, y que genera una incertidumbre perpetua respecto al volatilidad de los marcos legales”, zanjaba.

Fuente: El Confidencial

Visto bueno del Gobierno a la reforma energética, que encarecerá aun más la energía

Visto bueno del Gobierno a la reforma energética, que encarecerá aun más la energíaEl pasado viernes el Gobierno, reunido en Consejo de Ministros, aprobó un anteproyecto de ley (la esperada «reforma energética«) para acabar con el déficit de tarifa y recaudar 2.734 millones, en el que se recogen impuestos a la nuclear, un canon a la hidráulica, un nuevo gravamen del 6% a la producción de energía para todas las tecnologías y céntimos verdes para el gas, el carbón y el fuel oil.

Las medidas vendrán acompañadas de posteriores iniciativas liberalizadoras, como la reducción del número de consumidores con derecho a tarifa regulada (reduciendo de 10kW a 5kW la potencia máxima contratada para poder acogerse a la TUR), anunció el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria.

El nuevo gravamen nuclear tendrá dos partes, que serán un impuesto a la producción de residuos, que procurará ingresos de 269 millones entre 2013, 2014 y 2015, y un impuesto al almacenamiento de residuos que reordenará las distintas fórmulas ya existentes.

En el caso del canon hidráulico, el valor económico de la nueva figura es de 304 millones entre 2013 y 2015, de modo que las nuevas imposiciones para nuclear e hidráulica ascienden a 574 millones.

Además, el Gobierno creará céntimos verdes para el gas natural (804 millones), para la generación eléctrica con carbón (268 millones) y para el fuel oil (38 millones de euros). También se cuenta con los ingresos procedentes por la venta de derechos de emisión de CO2 por 450 millones.

El impuesto a la venta de electricidad del 6%, de carácter estatal, permitirá ingresar 571,7 millones y se aplicará a todas las tecnologías, incluidas las energías renovables.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sánez de Santamaría, calificó la reforma eléctrica de «difícil» y «necesaria», ya que, de no aplicarse, habría dado origen a un aumento de la deuda de los consumidores con el sector de 5.000 millones de euros al año.

El Gobierno ha repetido hasta la saciedad que al redactar la norma se ha puesto el «objetivo de no trasladar al consumidor el tarifazo eléctrico», lo que, de haberse hecho, «habría supuesto una subida del recibo del 43% de media». Lo que no dijo es que igualmente se van a ir trasladando esos costes al consumidor, ya que los nuevos impuestos son sobre la facturación de las empresas, que directamente podrán repercutir en la factura eléctrica de los consumidores.

«La reforma del sistema eléctrico es una de las reformas más necesarias, ya que el agujero de deuda de anteriores ejecutivos asciende a 24.000 millones de euros, y si no se frenaba cada año podría incrementarse en más de 5.000 millones», añadió Sáenz de Santamaría.

Conviene recordar que, a pesar del enorme aumento del déficit debido a la nefasta política del anterior Ministro de Industria, Miguel Sebastián,   del PSOE, buena parte del déficit generado este año corresponde al Gobierno del PP, que ha trasvasado la única partida de los Presupuestos que asume costes de la tarifa (las subvenciones de los sistemas extrapeninsulares) de nuevo a la tarifa. Además, se ha visto obligado a subir la tarifa de acceso en más de un 20% por decisión del Tribunal Supremo por una denuncia de las eléctricas.

Redacción Efimarket

La tecnología LED supera a la de lámpara fluorescente compacta

La tecnología LED supera a la de lámpara fluorescente compacta

Que las bombillas incandescentes son poco eficientes esta claro. Tan claro que la UE las ha retirado del mercado (el último plazo ha entrado en vigor hace unos pocos días). La alternativa son las bombillas de bajo consumo, pero hay dos principales opciones tecnológicas: la lámpara fluorescente compacta (la bombilla de bajo consumo habitual), y la de LED (diodo emisor de luz). Por ahora, son prácticamente igual de eficientes en cuanto a consumo energético, pero un estudio realizado en Estados Unidos y que atiende a 15 parámetros de impacto ambiental de una y otra concluye que la tecnología LED superará a la de lámpara fluorescente compacta en cuanto a impacto ambiental de su producción en el plazo de unos cinco años.

Las bombillas basadas en LED ahora mismo son ligeramente más eficientes que las de bajo consumo convencionales, según el análisis realizado por el Pacific Northwest National Laboratory (PNNL), un centro especializado del Departamento de Energía de Estados Unidos, en colaboración con la empresa británica N14 Energy. El estudio compara la bombilla clásica de hilo incandescente de 60 vatios con la LED de 12,5 vatios y la fluorescente compacta de 15 vatios. Las tres producen la misma cantidad de luz. Pero el análisis no se para en el consumo energético, sino que abarca 15 parámetros de impacto ambiental de cada opción, incluidos los recursos naturales necesarios para su producción, el transporte del producto y el tratamiento de las bombillas como residuo. Con estos parámetros los expertos evalúan la huella ambiental de cada tecnología, incluyendo su efecto potencial en el calentamiento global, en el uso del terreno, en la generación de basura y en la contaminación de agua, tierra y aire. El estudio examina los ciclos completos de vida de los tres tipos de bombilla.

La primera conclusión es obvia: los LED y las lámparas fluorescentes compactas son más ecológicas que las bobillas tradicionales de hilo incandescente, que consumen mucha más electricidad para generar la misma cantidad de luz. Y hay que tener en cuenta que, “utilizar más energía para producir luz significa que esas bobillas incandescentes exigen gastar más recursos naturales para generar la electricidad necesaria que las alimenta”, apunta Marc Lebetter, del PNNL. “Independientemente de si los consumidores optan por LED o por lámparas fluorescentes compactas, este análisis muestra que podemos reducir el impacto ambiental de la iluminación de tres a diez veces”.

La bombilla de hilo incandescente tradicional genera luz cuando una corriente eléctrica atraviesa los hilos que tiene dentro, haciendo que se calienten y brillen. Los LED genera luz cuando la electricidad fluye por un componente electrónico denominado diodo, mientras que las lámparas fluorescentes compactas emiten luz cuando la electricidad excita una mezcla de gases en su interior, creando luz ultravioleta invisible que absorbe el revestimiento fluorescente de la bombilla y la transforma en luz visible.

Entre la tecnología LED y la fluorescente compacta, la diferencia de impacto ambiental se aprecia, no tanto en el consumo eléctrico, como en la energía y los recursos requeridos en la fabricación. La opción fluorescente es ligeramente más dañina medioambientalmente que los LED en 14 de los 15 parámetros considerados en el estudio. El único punto desfavorable para los LED es la generación de residuos peligrosos. Las bombillas hechas con estos dispositivos llevan un componente de aluminio necesario para absorber y disipar el calor generado evitando el sobrecalentamiento. El proceso de obtención del aluminio es intenso en consumo energético y los subproductos, como el ácido sulfúrico, deben ser tratados como residuos peligrosos.

Pero los expertos consideran que, con investigación y desarrollo, va a mejorar la eficiencia de los LED de manera que se reducirá la cantidad de calor producido y el tamaño de esa pieza de aluminio. Según el estudio del PNNL, este avance y otros que se producirán en el proceso de fabricación y en la electrónica, harán que los LED sean aún más ecológicos en comparación con las bombillas habituales de bajo consumo en el plazo de solo cinco años. La lámpara LED en 2017 tendrá un 50% menos impacto que la actual y un 70% menos que la bombilla fluorescente compacta, que no se espera que cambie significativamente a corto plazo.

Fuente: El País

Las nucleares, responsables de un aumento de 4.000 millones del déficit de tarifa

Las nucleares, responsables de un aumento de 4.000 millones del déficit de tarifa

Lo dice ANPIER (la Asociación Nacional de Productores e Inversores de Energías Renovables), que difundió hace unos días un comunicado en el que asegura que, según sus cálculos, desde que se instaurara la moratoria nuclear, «las grandes compañías eléctricas españolas han recibido más de 4.000 millones de euros por la moratoria, lo que supone, aproximadamente, un 17% del déficit de tarifa acumulado, que asciende a 24.000 millones de euros«.

Cuatro mil millones por no producir ni un kilovatio

Esta Asociación señala en el comunicado que ha hecho público hace unas horas, que «el gobierno debería revisar las ayudas millonarias que cada año reciben estas empresas eléctricas en concepto de la llamada moratoria nuclear» y que «contribuyen a engrosar el déficit de tarifa» (en 2011 fueron concretamente 64 millones de euros; en total, desde que fue puesta en marcha la moratoria, 4.000, según Anpier). Por otra parte, la asociación solicita «que se aproveche la nueva ordenación del sector para diseñar un nuevo modelo energético basado en las energías renovables«. Anpier hace pública esa petición al gobierno «tras el anuncio de que no se solicitará la renovación de la licencia de explotación de la central nuclear de Garoña, perteneciente a las empresas Iberdrola y Endesa». En España, las propietarias de las seis centrales nucleares (ocho reactores, en total) son Endesa, Iberdrola, Gas Natural y HC Energía.

Con respecto a la «necesidad» de las compensaciones que determinó el gobierno para las eléctricas en concepto de moratoria nuclear, Anpier señala en su comunicado que ya Juan Manuel Eguiagaray, ministro de Industria y Energía desde 1993 hasta 1996, afirmó en su momento que «es conocido que, en pleno proceso de transición a la democracia, el sector público hubo de rescatar financieramente a las empresas eléctricas del país, que se habían embarcado en un proceso de inversión faraónico, derivado de una planificación delirante, en absoluta contradicción con las necesidades constadas de la demanda eléctrica en España» (publicado en Cuadernos de Energía, edición número 21, editado por el Club Español de la Energía). Por cierto, que el apunte delator –y revelador– de Eguiagaray lo recogimos meses después en la edición 78ª de Energías Renovables, concretamente en Otro reportaje sobre el debate nuclear.

Por fin, Anpier señala en su comunicado –también con respecto a la moratoria– que la Unión Europea, «muy pendiente de la nueva reforma del sector», ha advertido recientemente que «una competencia insuficiente en el sector energético ha contribuido a la constitución del déficit tarifario al favorecer una compensación excesiva de algunas infraestructuras, tales como centrales nucleares» (dictamen del Consejo sobre el programa de estabilidad de España para 2012-2015, págína 26). Léase asimismo sobre el particular La UE imputa «costes ocultos» y «compensaciones excesivas» a Unesa.

Fuente: energias-renovables.com

Las emisiones de gases de efecto invernadero en la UE cayeron un 2,5 por ciento en 2011

Las emisiones de gases de efecto invernadero en la UE cayeron un 2,5 por ciento en 2011Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en la Unión Europea cayeron un 2,5% en 2011 respecto al año anterior, según ha informado la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA, siglas en inglés), que destaca que esta mejora se produce a pesar de que ese año se incrementó el consumo de carbón y creció el Producto Interior Bruto (PIB) de la región.

Las emisiones de GEI cayeron aún más en los 15 Estados miembros que comparten un compromiso común respecto al Protocolo de Kyoto (EU-15), disminuyendo en un 3,5% entre 2010 y 2011. Basándose en estas estimaciones de la EEA, las emisiones de la UE en 2011 se sitúan  en aproximadamente un 17,5% por debajo del nivel de 1990. La EU-15 está en el 14,1% por debajo del nivel del año base del Protocolo de Kyoto.

Las principales razones de la disminución de las emisiones de GEI  fueron un invierno más suave en la mayor parte de la UE, que contribuyó a una menor demanda de calefacción de los hogares y un menor consumo de gas natural. Además, el consumo de energía renovable también siguió aumentando en 2011, lo que contribuyó a la disminución observada en las emisiones.

Por sectores, aquellos no incluidos en el régimen de comercio de derechos de emisión de la Unión Europea (EU ETS, siglas en inglés), redujeron sus emisiones alrededor de un 3,1%;  siendo los hogares y el sector servicios, los sectores que más contribuyeron a la reducción de emisiones de GEI. Asimismo, la EEA destaca que el sector transporte también contribuyó a esta mejora por cuarto año consecutivo. Mientras, los sectores que sí están incluidos en el EU ETS redujeron sus emisiones de efecto invernadero en 2011 en un 1,8%.

Detalles de las estimaciones de emisiones para el 2011 por parte de los Estados miembros se publicarán en un informe técnico de la EEA (EEA Technical Report). Este informe rastreará el progreso de los objetivos de mitigación de las emisiones de los gases de efecto invernadero bajo el protocolo de Kyoto y hasta 2020.

Fuente: MadrI+D

La energía eólica podría proporcionar toda la demanda mundial de energía

energia eolicaEl viento que sopla en la Tierra es suficiente para cubrir las necesidades energéticas de todo el mundo. Es la conclusión de dos estudios  publicados esta semana que utilizan complejos modelos numéricos para calcular cuánta energía pueden producir las turbinas eólicas llevada a su límite teórico.

El primero de estos estudios, publicado ayer en Nature Climate Change y liderado por Kate Marvel del Laboratorio Nacional de Lawrence Livermore, calculó que sería posible extraer hasta 400 Teravatios (TW) de potencia del viento que sopla a pocos metros del suelo y cientos de turbinas suspendidas en el aire que aprovechasen las fuertes corrientes de las grandes altitudes.

En un segundo estudio, elaborado por dos científicos de las universidades de Delaware y Standford (EEUU), los autores utilizan otro modelo para llegar a cifras algo distintas pero igualmente elevadas de 250 TW.

Ambos artículos se ocupan también de una preocupación surgida de otros modelos planteados por investigadores como Alex Kleidon, del Instituto Max Planck para Biogeoquímica de Jena (Alemania). Según el investigador, aunque sería posible extraer aun más energía eólica, hacerlo tendría graves consecuencias sobre el planeta, comparables a doblar las emisiones de dióxido de carbono. Los nuevos estudios aseguran que es posible instalar un número de turbinas suficiente para cubrir al menos la mitad de las necesidades energéticas mundiales sin afectar al clima ni agotar la energía eólica.

Consecuencias para el clima

El grupo de Lawrence Livermore estima que las instalaciones eólicas suficientes para cubrir las necesidades energéticas globales solo afectarían la temperatura terrestre en 0,1 grados, y las precipitaciones, en un 1%. Por su parte, el equipo formado por Mark Jacobson y Cristina Archer hace una propuesta algo menos ambiciosa y calcula el número de generadores necesarios para cubrir algo más de la mitad de la demanda energética mundial. Con cuatro millones de turbinas de 5 MW sería posible, según ellos, proporcionar 7,5 TW de potencia (este grupo estima la demanda energética mundial en poco más de 10 TW) sin efectos negativos sobre el clima.

Para realizar sus cálculos, el equipo que hoy publica su artículo en PNAS introdujo un modelo de tierra, mar y aire (GATOR-GCMOM) en el que se extrajo la energía a los 100 metros de altura a los que estarían situadas en realidad las turbinas. Según este modelo, esa extracción de energía a esa altura determinada no agotaría la energía del aire de la atmósfera por encima y por debajo de ese nivel y no provocaría los efectos sobre el clima calculados por Kleidon en un análisis que tomaba como referencia la extracción de aire a ras de suelo.

“No decimos que haya que poner turbinas por todos los lados, pero hemos mostrado que no existe ningún obstáculo fundamental para obtener la mitad o, incluso, varias veces la demanda energética mundial del viento hacia 2030″, dice Jacobson. El espacio cubierto por los molinos, no obstante, sería descomunal. Si su propuesta se llevase a cabo, se instalarían dos millones de turbinas en el mar y las restantes sobre tierra. Solo estas últimas ocuparían un territorio similar al de España y Alemania juntas.

Los resultados de estos dos estudios contradicen las estimaciones presentadas en otros no tan optimistas respecto al potencial de la energía eólica. Es el caso de un artículo publicado por investigadores de la Universidad de Valladolid, con el investigador Carlos de Castro a la cabeza. Este estudio se afirma que muchos de los estudios que obtenían unos resultados de energía potencial eólica tan optimistas estaban mal planteados. Medían la velocidad del viento en distintos puntos del planeta y después evaluaban dónde se podían colocar molinos y cuánta energía se podía sacar de ellos. Este planteamiento olvidaría, según el equipo español, la extracción de la energía cinética del viento que suponen los molinos eólicos, violando el principio de conservación de la energía. Aplicando esta y otras limitaciones, los autores de este análisis consideran que no sería posible obtener más de 1 TW de la energía eólica de todo el planeta. De este modo, la energía eólica no superaría nunca el 10% del consumo actual de energía fósil.

Tras ver el nuevo estudio, De Castro considera que, pese a la mejora de los modelos empleados por los autores, la aplicación práctica de estos cálculos sigue siendo poco realista. “Yo podría llegar a estar de acuerdo con los límites geofísicos que ellos dan para la energía eólica, pero otra cosa es cómo llevas esto a la realidad”, explica. “Alcanzar la concentración de molinos que ellos proponen sería imposible sin reducir la eficiencia mínima que suelen exigir las compañías para instalar”, añade. “Al final, se trataría de obligar a las empresas a que instalasen sus turbinas en determinados lugares sin pensar en la rentabilidad, o llenar de molinos un desierto como el Sáhara, sin tener en cuenta las grandes dificultades tecnológicas de llevarlo a cabo”, señala el investigador de la Universidad de Valladolid.

La discusión entre estos grupos, forma parte del debate sobre cómo hacer la transición energética. Aunque De Castro está completamente de acuerdo en la necesidad de abandonar los combustibles fósiles por las renovables, cree que esa metamorfosis no puede ser tan rápida como creen Jacobson y Archer. “Por un lado, creo que las energías renovables no nos permitirán continuar con los niveles de consumo energético actuales y por otro, creo que la transición requerirá muchos años”, dice De Castro.

Archer, por su parte, considera que la celeridad del cambio depende solo de voluntad política: “El mundo produjo unos 800.000 aviones en 5 o 6 años durante la Segunda Guerra Mundial, así que producir cuatro millones de turbinas eólicas no es técnicamente difícil 70 años después”.

Vía esMateria

La eficiencia energética es lo más efectivo para reducir las emisiones de CO2

La eficiencia energética es lo más efectivo para reducir las emisiones de CO2En poco más de diez años, España ha logrado colocarse entre los líderes mundiales en energías renovables. El esfuerzo ha permitido que produzca una energía más limpia y ha reducido la dependencia energética del exterior.

Sin embargo, por el camino se ha olvidado otra ruta paralela hacia un estilo de vida sostenible: la de la eficiencia energética. Esa vía, que se construye a base de pequeños gestos como cambiar una bombilla, utilizar el transporte público o no pasarse con el aire acondicionado, puede ser, según un estudio que acaba de ver la luz, una forma más barata que las renovables para reducir las emisiones de CO2 y luchar contra el cambio climático.

En un artículo publicado la semana pasada en Energy Policy, un grupo de investigadores españoles liderados por Álvaro López-Peña, del Instituto de Investigación Tecnológica & Cátedra BP de Energía y Sostenibilidad de la Universidad Pontificia Comillas, señala que, según un análisis del periodo de 1996 a 2008, un enfoque dirigido a mejorar la eficiencia energética habría sido más barato que el apoyo a las renovables si el objetivo exclusivo hubiese sido reducir las emisiones de CO2. Los autores cuantifican el ahorro en 5.000 millones de euros anuales (2.100 millones en promoción de renovables y 2.900 en reducción de costes por alcanzar la demanda reducida).

A partir de estos datos, en el artículo se argumenta que, desde el punto de vista de la política energética, una conclusión natural sería que «las políticas de eficiencia energética deberían ser priorizadas por encima de las de promoción de las renovables». «Sin embargo», añaden, «también es evidente que la eficiencia energética no puede eliminar por completo el consumo de energía». Por lo tanto, si el objetivo es tener un sector energético con apenas emisiones de CO2, las renovables y los consiguientes incentivos para su desarrollo tecnológico también serán necesarias en una segunda etapa.

López-Peña puntualiza que el estudio no devalúa el valor de las renovables. «Lo que sí se trata de mostrar que la eficiencia energética brilla por su ausencia», comenta. En el artículo se explica que el análisis no ha tenido en cuenta a la hora de valorar estas energías verdes otras importantes ventajas para la sociedad «como la actividad industrial o el desarrollo tecnológico, que proporcionarán también beneficios a largo plazo».

Enrique Soria, director de la división de Energías Renovables del CIEMAT, Centro de Investigaciones Energéticas Medioambientales y Tecnológicas, está de acuerdo con los autores en que «se ha hecho muy poco por gestionar la demanda energética». «Es más fácil incrementar la generación a través de la tarifa que establecer esquemas eficaces para favorecer la eficiencia energética y no se ha sabido hacer», añade. No obstante, Soria defiende también las renovables. «Además de reducir las emisiones de CO2, han aportado otros beneficios como la creación de un sector industrial fuerte o la reducción de la dependencia energética del exterior», añade.

LA CLAVE ESTÁ EN LOS HOGARES

Para explicar la ineficiencia, López-Peña considera que “es mucho más complicado hacer políticas por el lado de la demanda que por el lado de la oferta. Es mucho más fácil desde el punto de vista político poner molinos y promocionar las renovables que decir a la gente que utilice menos el coche o que hagan obras en sus casas para aislarlas del frío conservar el calor”. Todo ello en un país “en el que, pese a ser un país templado, pasamos frío en verano y calor en invierno”, añade.

En opinión del autor del estudio, para incrementar la eficiencia energética en España, se debe centrar la atención en el transporte y en los hogares. «Para una familia, la energía no es un coste tan importante como sí lo es para las industrias que, al ser privadas y buscar maximizar beneficios, ya se preocupan de mejorar sus procesos», explica el autor del estudio. En este sentido, Soria reconoce que «no es fácil aplicar esquemas eficaces para favorecer la eficiencia energética», pero apunta hacia medidas como la «implementación de un sistema de generación distribuida»; sistemas de generación de energía domésticos, como pequeños molinos o paneles fotovoltaicos, que al estar más cerca del lugar donde se consume la electricidad mejoran la eficiencia al reducir pérdidas en la red de transporte.

Respecto al transporte, junto a fomentar el transporte público, a pie o en bicicleta, López-Peña indica que es necesario sustituir el transporte en camiones por carretera por el ferroviario, mucho más eficiente energéticamente. «Además, el tren puede ser eléctrico y permitiría introducir energías renovables», afirma. En esta misma dirección, Soria señala al coche eléctrico como una herramienta «para gestionar mejor la demanda al permitir la recarga en horas valle y el uso de renovables». En todos los casos, López-Peña cree que es necesario «que los precios que la gente paga por la energía reflejen sus costes, incluidos los externos, los ambientales».

Fuente: MadrI+D

Soria alerta de un aumento del déficit tarifario en 6.000 millones para este año

Deficit de Tarifa - efimarket

José Manuel Soria cifró ayer en el Congreso en 6.000 millones de euros el déficit de tarifa previsto para el próximo año y en 2.200 millones el coste anual de la amortización y los intereses de la deuda acumulada.

El ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, ha cifrado en 6.000 millones de euros el déficit de tarifa previsto para 2013 y ha insistido en que el Gobierno mantiene el objetivo de adoptar medidas que acaben el próximo año con el desequilibrio entre costes e ingresos en el sistema eléctrico.

El ministro realizó esta consideración durante su comparecencia ante la Comisión de Industria, Energía y Turismo del Congreso de los Diputados, en la que consideró que el déficit de tarifa es uno de los «problemas más importantes» en la actualidad para su departamento.

«El déficit acumulado a diciembre de 2011 asciende a 24.000 millones de euros y sigue creciendo a un ritmo de 6.000 millones anuales«, afirmó el ministro, antes de recordar que las eléctricas tradicionales son las encargadas de financiar esta deuda y de advertir del «deterioro de la posición financiera» de estas empresas relacionado con esta carga.

El ministro cifra en 3.856 millones el ahorro conseguido con las medidas

Junto a esto, Soria cifró en 2.200 millones de euros el coste anual que debe afrontar la tarifa eléctrica para responder tanto a la amortización como a los intereses asociados a la deuda del sector, y advirtió de que, «si no se toman medidas, el agujero aumentaría año a año hasta suponer en 2015 el doble del actual».

Ajuste de costes e ingresos para atacar el déficit tarifario

Para resolver el problema, el ministro abogó por una solución basada en el ajuste de «costes e ingresos» en la que participen empresas, consumidores y el Estado. Si todos los esfuerzos consistiesen en subidas de tarifas, los incrementos serían «inasumibles», mientras que si toda la carga se trasladase a las eléctricas, estas empresas se verían abocadas a la «quiebra», afirmó.

Durante su comparecencia, José Manuel Soria también cifró en 3.586 millones de euros el importe de las medidas para contener el déficit de tarifa adoptadas por su departamento este año, entre las que figuran la moratoria a las renovables y el recorte a la retribución por la distribución a las eléctricas. El ministro anunció, además, que ya se han iniciado los procedimientos de contratación e instalación a través de Enresa -que está cerrando la adquisición del terreno- para construir el almacén nuclear temporal centralizado (ATC) en Villar de Cañas (Cuenca).

La cifra

24.000 millones de euros acumulaba el déficit de tarifa a finales del pasado año, según recordó ayer el ministro de Industria en el Congreso.

En los próximos días saldrán las ayudas a las empresas del carbón

Con respecto al sector de la minería, Soria anunció que «en estos días» saldrá la convocatoria de ayudas a las empresas, a las que se les ha pedido colaboración para «salvar» los obstáculos planteados por la CE al plan de cierre que se envió a Bruselas en agosto del 2011.

El ministro se mostró confiado en que se alcance en breve una solución al problema de la bonificación fiscal a las navieras y aseguró que el Gobierno no aspira a tener un sistema de tax lease privilegiado con respecto al que tienen otras economías europeas. En este sentido, ha subrayado que la problemática sobre el procedimiento abierto a raíz de este sistema de bonificaciones es una prioridad para el Ejecutivo y que tanto su ministerio como el de Hacienda están trabajando para alcanzar una solución que permita al sector naval español crear empleo.

Fuente: Cinco Días

A los ministros les parece caro llenar el depósito

Al parecer no hay constancia de concertación de precios entre las petroleras, aunque al Gobierno le preocupa, y mucho, el encarecimiento de los combustibles, y muy especialmente por su impacto en la inflación. Es «inasumible» el precio de las gasolinas ha dicho de forma tajante el ministro de Industria.

En declaraciones en la inauguración del XXVI Encuentro de las Telecomunicaciones organizado por la patronal Ametic y Telefónica, José Manuel Soria ha señalado que «no es asumible su aportación al Índice de Precios al Consumo (IPC)» y que «justifica una investigación». De hecho, en agosto la inflación escaló cinco décimas por el alza de los carburantes.

Sobre este asunto también se ha manifestado el ministro de Economía. En declaraciones a Onda Cero, Luis de Guindos ha dicho que eliminando los impuestos, el coste de los carburantes para los consumidores españoles es de los más altos en Europa y le sorprende que cuando se encarece el crudo, las gasolinas «suben como un cohete, pero bajan como una pluma».

Soria también ha anunciado un recorte considerable del coste del llamado ‘dividendo digital’, esto es la reasignación de nuevos canales de TDT. El plan del Gobierno fija la inversión en 300 millones en lugar de los 800 en que estaba fijado por el anterior Ejecutivo. Asimismo, se adelantará su aplicación un año, a enero de 2014.

Respecto a un posible nuevo Plan Renove de coches, el ministro ha echado marcha atrás y ahora descarta por completo un lanzamiento de un nuevo programa, como anunció la semana pasada, ya que no hay dinero. Soria ha dicho que sí habrá ayudas, pero no económicas

Fuente: El Mundo

Una flota de aviones, la última línea de defensa contra el cambio climático

penacho volcanico desde el espacio - efimarketMientras los políticos firman cada año acuerdos para reducir las emisiones que están detrás del cambio climático para incumplirlos después, los científicos están buscando vías para reducir su impacto. Desde colocar enormes espejos en el espacio para rebotar la radiación solar a convertir los océanos en sumideros de carbono, la geoingenería propone alterar el clima a escala planetaria.

Aunque los ecologistas temen que sea peor el remedio que la enfermedad, la dispersión de partículas reflectantes en la troposfera gana enteros como la mejor arma contra el calentamiento. Un estudio ha analizado seis posibles mecanismos para esparcirlas allí arriba, encontrando que una flota de aviones diseñados para esa misión sería la última línea de defensa para evitar el desastre.

Investigadores de las universidades de Harvard y Carnegie Mellon, junto a la empresa Aurora Flight Sciences, todas estadounidensse, han elaborado un informe sobre varios sistemas de gestión de la radiación solar que llega a la superficie de la Tierra. Han puesto el foco en la viabilidad técnica y el análisis de costes económicos de llevar toneladas de aerosoles hasta la troposfera, unos 20 kilómetros por encima de nuestras cabezas. No entran a valorar su eficacia ni sus riesgos, que dejan a los políticos.

La gestión de la radiación solar es una de las mayores apuestas de los geoingeniero para mitigar los efectos del calentamiento. Copiando un fenómeno natural como es el de la reducción de la temperatura provocada por las nubes de las erupciones volcánicas, los científicos han ensayado en laboratorio varios sistemas para recrear esta pantalla protectora.

Pero este nuevo estudio huye de polémicas. Sus autores, que lo acaban de publicar en Environmental Research Letters, se han limitado a analizar la viabilidad de seis tecnologías desde el punto de vista de la ingeniería y su coste económico. Analizaron desde la formación de una flota de aviones hasta el uso de cañones, pasando por varios dirigibles como medios para dispersar las partículas.

«El sistema más factible en este momento parece ser la fabricación de aviones de nuevo diseño», explica Jay Apt, director del Centro para la Industria Eléctrica de la Carnegie Mellon y coautor del estudio. Por su elevado coste, desaconsejan el uso de cohetes o cañones. Los primeros, desplegarían sus alas una vez llegados a su destino y, dispersadas las partículas, replegarían sus alas y caerían al suelo. En cuanto a los cañones, comprobaron la dificultad de usar unos nuevos de 16 pulgadas que está creando la Marina de EE.UU.

DIRIGIBLES, COHETES Y CAÑONES

La opción más barata teóricamente es la de usar dirigibles como dispersores. La nueva generación HLA poco tiene que ver con los zeppelin pero aún así, su maniobrabilidad a tan alta altura es un reto que la ingeniería actual no puede garantizar. Por eso, los investigadores apuestan por los aviones. Analizaron cinco tipos de aeronaves que hay en el mercado, desde un Boeing 747 hasta el bombardero supersónico Rockwell B-1B. Pero si los primeros no están diseñados para volar a 20.000 metros de altura, los segundos tendrían un coste de operación muy elevado.

El estudio sugiere diseñar un nuevo avión específicamente preparado como un dispersor desde cero que podría superar el principal obstáculo que tiene el resto de opciones: la altura. Se podría desplegar una flota de varias decenas de aeronaves a entre 18 y 25 kilómetros y en una franja que va desde los 30º norte y los 30º sur, en la zona intertrópicos, donde se concentra la mayor parte de la civilización. Esta flota sería capaz de reducir el flujo solar en un vatio por metro cuadrado dispersando en la troposfera un millón de toneladas de aerosoles (partículas de dióxido de azufre) al año.

El coste de llevar unos 20 kilómetros arriba esa cantidad de partículas y dispersarla iría desde los 800 millones de euros hasta los 1.500 millones cada año, dependiendo de la tecnología usada. Para los autores, esta cifra es más que asumible. Los daños derivados del cambio climático o el dinero dedicado a reducir las emisiones de carbono podrían suponer entre el 0,2% y el 2,5% del PIB mundial en 2030, según datos del IPCC. En euros, eso serían entre 160.000 millones y 2 billones de euros. Ninguno de los seis sistemas que analizan los investigadores costaría el 1% de esa cantidad.

Aunque el foco del estudio no es la eficacia de la gestión de la radiación solar ni sus posibles efectos secundarios, sí reconocen que es algo a tener en cuenta. Un sistema a escala global como este, podría alterar de forma irreversible el clima cambiando, por ejemplo, el régimen de lluvias de terceros países.

Hay otro riesgo: que los políticos usen estos aviones como tirita. «Debemos tener mucho cuidado y destacar que el bajo coste de la geoingeniería es sólo un aspecto de la gestión de la radiación solar», advierte Apt. «Hay muchos otros aspectos y esta opción no debería servir a los países para dejar de controlar sus emisiones sino como último recurso en el caso de que los daños climáticos sean inminentes», añade.

Fuente: MadrI+D