En una entrevista que publicaba el pasado domingo el diario El País, el secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, anunció que las subastas eléctricas que fijaban el precio de la luz para los consumidores domésticos desaparecerán en abril para establecer un sistema “más sencillo” de acuerdo con el precio medio del mercado mayorista durante el período de consumo del recibo.
A partir de abril, dice, la parte variable del recibo, el 45 % del total, se determinará según el precio medio del mercado mayorista, que puede ser mensual o bimensual, lo que “permitirá ahorros importantes para los consumidores domésticos” (eso está por ver).
Nadal precisa en esa entrevista que “en el sistema anterior el precio de la energía se establecía mediante subastas eléctricas, que convertían el precio del mercado mayorista de electricidad, que fluctúa cada hora, en un precio constante durante un trimestre”.
“Era muy complejo -dice Nadal- con gran número de intermediarios y generaba un alto sobrecoste para el consumidor”. Con el nuevo sistema desaparecerán los intermediarios financieros, a quienes ya no será necesario pagar para fijar un precio.
La última de estas subastas, el pasado mes de diciembre, anticipó una subida en el recibo del 11 % para 2014, lo que llevó al Gobierno a intervenir para anularla.
Una «perla» detrás de otra
Durante la entrevista, Nadal nos maravilla con otras cuantas «perlas» sobre el sistema eléctrico y los cambios que el Gobierno de Mariano Rajoy ha introducido.
Respecto a la estructura de la generación, Nadal opina que el mix es el adecuado. Entendemos que se refiere a que tenemos de todos los «cromos»: eolica, solar, gas, nuclear, carbon, hidráulica…
Lo que no entra a valorar ne la entrevista es lo que cuesta cada una de esas técnicas frente a lo que aportan. Y yendo más allá de la electricidad, el peso en el consumo de energía final y su efecto sobre la balanza de pagos en España, obviando que España es un país que importa más del 80% de la energía final consumida, y que lo único que aportamos es algo de electricidad eólica y solar, que como contrapartida ha sido el sector que ha pagado la mayor parte de los platos rotos, recibiendo recorte tras recorte, hasta haber fijado finalmente una rentabilidad «razonable» del 7.5%, lo que forzará durante los próximos meses que el 90% de los productores vayan a concurso de acreedores, segun estimaciones de UNEF. Parece que esa casi total dependencia del exterior le parece fantástica al Sr. Nadal.
Por otro lado, respondiendo al notable aumento del coste del término de potencia (más de un 90% en los últimos seis meses), el Sr. Nadal indica que éste cambio se ha realizado para «beneficiar a las familias».
Me encantaría que el Sr. Nadal explicara cómo ayuda a las familias doblar el precio de una parte que representa unos 15€ al mes de media, que ahora se convierten por arte de magia en 30€ (15€ mensuales más de media) a pagar por esas familias a las que quiere ayudar. Y todo eso independientemente del consumo que realicen. Que por cierto, el coste variable, el del kWh, apenas se reduce. ¿Me puede explicar, Sr. Secretario de Estado de Energía, cómo puede esto ayudar a las familias?
Se trata de un autentico atraco con el que sigue queriendo beneficiar a los de siempre, al oligopolio eléctrico, que los pobres están sufriendo mucho por su caída de ingresos debida a la crisis.
Es gracioso, que ellos mismos están asfixiando la economía y la competitividad de las PYMES y empresas, que son las que, hastiadas por los costes, acaban cerrando, y por tanto reducen los ingresos de las eléctricas.
Es la pescadilla que se muerde la cola: por no dejar de ingresar lo acostumbrado, prefieren subir esos ingresos, con la connivencia del Gobierno, a base de terminar de estrangular al ciudadano y el tejido empresarial.
Estos cambios también han sido criticados por Europa, y con razón: ¿qué señal están emitiendo con ello? Al aumentar el coste de la parte fija, vienen a decirnos que da igual lo que consumas, que vas a pagar mucho de cualquier forma. Están desincentivando el ahorro energético y la eficiencia energética. Y lo peor, están promocionando el fraude (puenteo de ICP, enganches ilegales) y una masiva reducción de potencia eléctrica contratada (ver aquí como hacerlo).
En resumen, a este «genio» tan cacareado y alabado por los suyos, se le queda grande el puesto, y sus soluciones apestan.
Esperemos que al menos, gracias a la presión ciudadana y los bajísimos índices de competitividad de nuestras empresas, en gran parte por culpa del coste de la electricidad, esta nueva forma de fijar los precios, en la que los mercados financieros no tienen cabida, desemboque en una notable y progresiva reducción del precio no regulado de la electricidad, que por otro lado es el comportamiento lógico en un mercado competitivo donde la demanda se reduce y hay exceso de oferta.
Sabemos que no es un mercado competitivo, sino un oligopolio. Pero al menos deben manterner las formas y cierta imagen de que así es. Esperemos que al menos esto se cumpla en parte.