Que las bombillas incandescentes son poco eficientes esta claro. Tan claro que la UE las ha retirado del mercado (el último plazo ha entrado en vigor hace unos pocos días). La alternativa son las bombillas de bajo consumo, pero hay dos principales opciones tecnológicas: la lámpara fluorescente compacta (la bombilla de bajo consumo habitual), y la de LED (diodo emisor de luz). Por ahora, son prácticamente igual de eficientes en cuanto a consumo energético, pero un estudio realizado en Estados Unidos y que atiende a 15 parámetros de impacto ambiental de una y otra concluye que la tecnología LED superará a la de lámpara fluorescente compacta en cuanto a impacto ambiental de su producción en el plazo de unos cinco años.
Las bombillas basadas en LED ahora mismo son ligeramente más eficientes que las de bajo consumo convencionales, según el análisis realizado por el Pacific Northwest National Laboratory (PNNL), un centro especializado del Departamento de Energía de Estados Unidos, en colaboración con la empresa británica N14 Energy. El estudio compara la bombilla clásica de hilo incandescente de 60 vatios con la LED de 12,5 vatios y la fluorescente compacta de 15 vatios. Las tres producen la misma cantidad de luz. Pero el análisis no se para en el consumo energético, sino que abarca 15 parámetros de impacto ambiental de cada opción, incluidos los recursos naturales necesarios para su producción, el transporte del producto y el tratamiento de las bombillas como residuo. Con estos parámetros los expertos evalúan la huella ambiental de cada tecnología, incluyendo su efecto potencial en el calentamiento global, en el uso del terreno, en la generación de basura y en la contaminación de agua, tierra y aire. El estudio examina los ciclos completos de vida de los tres tipos de bombilla.
La primera conclusión es obvia: los LED y las lámparas fluorescentes compactas son más ecológicas que las bobillas tradicionales de hilo incandescente, que consumen mucha más electricidad para generar la misma cantidad de luz. Y hay que tener en cuenta que, “utilizar más energía para producir luz significa que esas bobillas incandescentes exigen gastar más recursos naturales para generar la electricidad necesaria que las alimenta”, apunta Marc Lebetter, del PNNL. “Independientemente de si los consumidores optan por LED o por lámparas fluorescentes compactas, este análisis muestra que podemos reducir el impacto ambiental de la iluminación de tres a diez veces”.
La bombilla de hilo incandescente tradicional genera luz cuando una corriente eléctrica atraviesa los hilos que tiene dentro, haciendo que se calienten y brillen. Los LED genera luz cuando la electricidad fluye por un componente electrónico denominado diodo, mientras que las lámparas fluorescentes compactas emiten luz cuando la electricidad excita una mezcla de gases en su interior, creando luz ultravioleta invisible que absorbe el revestimiento fluorescente de la bombilla y la transforma en luz visible.
Entre la tecnología LED y la fluorescente compacta, la diferencia de impacto ambiental se aprecia, no tanto en el consumo eléctrico, como en la energía y los recursos requeridos en la fabricación. La opción fluorescente es ligeramente más dañina medioambientalmente que los LED en 14 de los 15 parámetros considerados en el estudio. El único punto desfavorable para los LED es la generación de residuos peligrosos. Las bombillas hechas con estos dispositivos llevan un componente de aluminio necesario para absorber y disipar el calor generado evitando el sobrecalentamiento. El proceso de obtención del aluminio es intenso en consumo energético y los subproductos, como el ácido sulfúrico, deben ser tratados como residuos peligrosos.
Pero los expertos consideran que, con investigación y desarrollo, va a mejorar la eficiencia de los LED de manera que se reducirá la cantidad de calor producido y el tamaño de esa pieza de aluminio. Según el estudio del PNNL, este avance y otros que se producirán en el proceso de fabricación y en la electrónica, harán que los LED sean aún más ecológicos en comparación con las bombillas habituales de bajo consumo en el plazo de solo cinco años. La lámpara LED en 2017 tendrá un 50% menos impacto que la actual y un 70% menos que la bombilla fluorescente compacta, que no se espera que cambie significativamente a corto plazo.
Fuente: El País