Debemos decir adiós a la clásica bombilla. Después de más de 130 años de existencia la bombilla de filamento incandescente de toda la vida dejará de fabricarse en territorio de la Unión Europea.
Parece mentira que algo tan pequeño, frágil y aparentemente sencillo (un pequeño segmento de alambre al rojo vivo dentro de un bulbo de cristal) haya podido cambiar de forma tan determinante nuestro mundo. Pero la tecnología avanza y ya no es sostenible ni eficiente que el 95% de la energía consumida por una bombilla se transforme en calor, y no en luz.
Thomas Alva Edison nos ha iluminado desde que mejoró el invento original de Humphry Davy, pero ha llegado el turno de un relevo generacional a base de halógenos, LED y demás tecnologías, cada vez más eficientes y sostenibles.
Con la entrada en vigor de la directiva comunitaria 2009/125/CE se fijó la progresiva desaparición de la fabricación de las tradicionales bombillas de filamento incandescente, y el calendario contemplaba una fecha tope, febrero de 2012, para que cesara su producción en la UE.
En 2009 desaparecieron las de 100W, posteriormente las de 75W y a partir del próximo mes pasarán a ser objeto de museo. El mercado ha ido apostando progresivamente por diversas tecnologías que suponían una mejora en la iluminación y un considerable ahorro, con bombillas que consumen la décima parte de energía iluminando prácticamente lo mismo.
Las conocidas bombillas de bajo consumo, junto con los halógenos, han conocido una época de expansión en las últimas décadas hasta llegar a la revolución de los LED y sus casi infinitas posibilidades.
También es cierto que hay que valorar dos aspectos importantes que se potencian con la desaparición de la bombilla tradicional. Por un lado las de bajo consumo en ocasiones albergan componentes tóxicos que pueden resultar peligrosos o perjudiciales para las personas que se encuentren cerca en caso de rotura. Se recomienda en esos supuestos abrir la estancia para que se airee y abandonarla durante un período de tiempo que permita que dichos materiales se dispersen.
Por otro lado la práctica totalidad de bombillas de bajo consumo se fabrican fuera de la UE, especialmente en China, con lo que ello supone de deslocalización de producción y diferencia en la balanza comercial comunitaria. ─[Diario Oficial de la Unión Europea]
Vía Gizmodo