El número de instalaciones de producción eléctrica, que llevaba décadas creciendo en España, ha empezado a bajar. Es una de las consecuencias del proceso de reforma eléctrica que emprendió el Gobierno del PP hace ahora dos años, y que aún continúa. Por primera vez en la historia desde que existen series estadísticas, el país ha empezado a perder potencia eléctrica. Así se desprende de los datos que maneja Red Eléctrica de España y que pueden ser consultadas en su página web (ree.es).
Ha ocurrido en enero de este año. Durante ese mes, REE, que gestiona las redes de alta tensión en España y todo el transporte de la electricidad del país, contabilizó 102.307 megavatios (MW) de instalaciones eléctricas. Es un megavatio menos que en diciembre. Aparentemente muy poco. Pero visto en perspectiva, supone un cambio brusco y un punto de inflexión.
Consecuencias
Este hecho es insólito, y marca el principio de una nueva tendencia a la baja, desconocida hasta ahora y de consecuencias imprevisibles. El sistema eléctrico español no había perdido capacidad instalada mes a mes desde que existen series estadísticas.
Ni siquiera se habían desconectado megavatios en los peores momentos de la crisis, o de caída de la demanda. De hecho, a pesar de los recortes a las eléctricas y a las empresas de renovables, éstas habían seguido conectado nuevos megavatios a la red por la inercia de proyectos que ya estaban en marcha. Así, España no había dejado de instalar megavatios nuevos de potencia de generación eléctrica en los últimos años. Solamente entre 2010 y 2013, se instalaron más de 4.000 megavatios adicionales, a razón de 1.000 megavatios de media cada año, equivalentes a más de 500 molinos eólicos, o a dos centrales nucleares como la de Garoña.
Ni siquiera el crecimiento se detuvo a lo largo de 2013, cuando la reforma eléctrica estaba causando estragos en las empresas. En julio del pasado año, había 102.137 MW; en agosto, 102.147; en septiembre, 102.169; en octubre, 102.255; y en noviembre 102.281, hasta llegar a diciembre con 102.308 megavatios.
En enero, por primera vez, se desconectaron dos megavatios de instalaciones fotovoltaicas. Como se conectó uno nuevo de eólicas, el resultado neto es un megavatio de decrecimiento en ese mes, tendencia que se espera que continúe en los próximos meses. ¿Por qué? Muy sencillo. Por varias razones que se solapan. En España sobra capacidad eléctrica.
Números rojos
Hay más del doble de megavatios de producción de los que se necesitan ahora en las horas de máximo consumo. La sobrecapacidad ha hecho que muchas plantas se queden infrautilizadas, sin posibilidad de entrar en el sistema, y por lo tanto en números rojos. Sobre todo las de ciclo combinado, que funcionan a gas.
Hibernación y cierre
En el mercado se espera el cierre o parada temporal (hibernación) de al menos 6.000 MW en ciclos combinados. También se espera el cierre de plantas de renovables porque muchas, especialmente fotovoltaicas, no serán viables con las nuevas condiciones de primas. No es casual que la tendencia a la baja en la capacidad instalada haya empezado precisamente por ahí.
Vía Expansión