Compartimos con vosotros un artículo de Juan López de Uralde, coportavoz de EQUO y expresidente de Greenpeace España, en el que deja claro que las energías renovables han sido víctimas una vez más de un ataque, quizá el definitivo, que claramente responde a intereses ideológicos y no sólo económicos:
«Todavía están cerca aquellos años en que la conexión de una placa solar fotovoltaica a la red eléctrica no era posible en España. Hasta el año 2000, la falta de regulación de la conexión a red, por excusas como la supuesta inseguridad de la misma, hizo que esta energía limpia no tuviera cobertura legal alguna en nuestro país y por tanto sólo existía de manera casi experimental.
Hubo que trabajar mucho desde el ecologismo y la universidad para conseguir algo tan básico como que la solar fotovoltaica tuviera un marco legal. Desde entonces en un país que, cómo dice la campaña del gobierno del PP “marca españa”, tenemos 300 días de sol al año, la solar sigue siendo una energía infrautilizada, marginada e injustamente atacada.
En la actualidad, Alemania tiene 10 veces más potencia instalada que España, y otros países como Italia, Japón, Estados Unidos o China van ya por delante, mientras aquí se destruye al sector con medidas políticas equivocadas y adoptadas por motivos ideológicos, aunque tapados por excusas económicas.
Una vez superado aquel difícil obstáculo de la “alegalidad”, con la publicación del decreto que la regulaba en el año 2000 comenzó un lento pero inexorable crecimiento de la energía solar fotovoltaica en España. El establecimiento de primas para su instalación en hogares fue el detonante para que personas concienciadas fueran haciendo instalaciones que en un principio no buscaron el beneficio económico, sino la implantación de otra forma de producir energía limpia.
El factor ambiental ha sido clave en el desarrollo de las energías renovables. Quienes ahora pretenden reducir el análisis de su rendimiento a un mero tema económico se equivocan: el motor de las renovables ha sido la conciencia ciudadana de que tenemos que actuar contra los graves problemas ecológicos generados por la quema de combustibles fósiles y la energía nuclear. De hecho, su principal beneficio es ambiental, aunque cada vez más son también económicamente interesantes.
En aquella primera década del siglo XXI la solar fotovoltaica alcanza un nivel de desarrollo mucho mayor del esperado, llegando en 2008 casi hasta los 3.000 Mw instalados, convirtiendo a España en uno de los países con mayor potencia instalada, y permitiendo el desarrollo de un sector industrial que dio empleo a decenas de miles de pesonas.
En su conjunto, el sector de las energías renovables creó casi 200.000 empleos directos en España. Pero sucesivas torpezas en las abundantes modificaciones regulatorias que se produjeron, acabaron convirtiéndola en el objeto de todas las críticas a las renovables.
Precisamente, el éxito en la implantación de las energías renovables, y su creciente peso en la producción de energía eléctrica, fue el detonante de brutales ataques que precisamente comenzaron en aquellos años, y con una componente profundamente ideológica. De hecho, alguno de los primeros informes que se publican contra la industria de las renovables en España se publica en inglés y se presenta en Estados Unidos con el objetivo de que un recién elegido Barack Obama siga el “ejemplo español” en materia renovable. Posteriormente es la fundación política del Partido Popular (FAES) quien recogería el guante de esos ataques, basados fundamentalmente en el coste de las primas para el erario público.
El mensaje machacón de que “las renovables son caras” se repite sin el menor análisis de los beneficios que reportan, y va calando en una opinión pública cada vez más agobiada por la situación económica. De esa manera se van facilitando los golpes sucesivos que las renovables en su conjunto, con la fotovoltaica a la cabeza, están sufriendo en nuestro país.
Con la excusa del alto coste para el erario público de las primas, se ha ido arrinconando a la energía solar. En realidad el asunto de las primas podía haberse abordado de manera diferente, como por cierto se hace en Alemania, con una reducción progresiva que no cercenase su desarrollo, pero se optó por esto último porque el ataque a las renovables en general, y la solar en particular no es económico: es ideológico.
Además, precisamente el autoconsumo es la señal clara de que la solar puede andar su camino sin ayudas; y el proyecto de Real Decreto –en espacial con la introducción del peaje de respaldo–, la demostración de que no se quiere permitir ese desarrollo.
El autoconsumo con balance neto es muy sencillo. Se trata de un mecanismo por el cual las personas que han decidido convertirse en productores energéticos consumen su energía producida por sus instalaciones (normalmente placas solares), aportando los excedentes de energía no consumida a la red eléctrica, y obteniendo de la red eléctrica la energía necesaria cuando su propio sistema no esté produciendo o lo hace por debajo de las necesidades propias. Finalmente, el saldo entre energía aportada y consumida debe ser la que se compute a efectos de pagos o cobros.
Pero el oligopolio energético dominante no está dispuesto a permitir facilmente que el autoconsumo se desarrolle. Hay demasiados intereses ligados al actual modelo energético como para dejarlo crecer sin más.
Por ello la respuesta ciudadana es clave para dar la vuelta al actual declive de la energía limpia en España. Si no respondemos a lo que está ocurriendo en materia de energía no habrá salida para la crisis económica, porque España mantiene un gasto de 45.000 millones de euros cada año en importar combustibles fósiles. Ese gasto tiene una incidencia decisiva en nuestra balanza de pagos, y actúa como un lastre permanente del que sólo podemos liberarnos impulsando aquellas formas de producción de energía en las que somos ricos: sol y viento.»
Vía La Marea
Creo que la situación actual viene dada desde que Jose Maria Aznar sancionara la Ley 54/1997 del Sector Eléctrico. El gobierno estableció graciosamente una indemnización –los susodichos CTCs- por valor de más de 6.000 millones de euros vinculada a una condición: que las eléctricas beneficiarias financiasen luego el déficit de tarifa, y que a la postre luego se han indo incluyendo bien como deuda avalada por el estado y ahora en los presupuestos del estado. puesto que el gobierno liberalizaba el sector no estaba obligado en absoluto a indemnizar a nadie. Pero lo hizo, lo esta haciendo y ahora pasa la pelota al usuario final con incrementos abusivos en termino de potencia. Es probable que algunos asientos en algunos consejos de administración de algunas grandes eléctricas, ocupados hoy en día por algunos ex altos cargos políticos sean consecuencia de este genocidio al Auto consumo, en beneficio de las petroleras con los mas de 45.000.-€ que importamos al año en energias fósiles para mantener al país y el chiringuito de unos pocos y una vergüenza en el ambito internacional, dado que el resto del mundo va en sentido contrario en la eliminación de fósiles por renovables.
Menudo Pais
Hola, Carlos, y muchas gracias por tu comentario. No podemos estar más de acuerdo.
Nos podrán contar cualquier milonga, pero incluso el ciudadano de este país que menos sepa de política y energía se da cuenta de que todos estos problemas vienen de la connivencia de los gobiernos con el oligopolio energético, de las encubiertas prebendas que les han otorgado vía decretazo y regulación para que sigan engordando sus cuentas de resultados a pesar de la salvaje crisis que estamos sufriendo y que está acabando con el estado de bienestar. No se trata ni más ni menos que de una transferencia de rentas del ciudadano a las grandes corporaciones, que gratifican a los políticos con esos sillones en los consejos de dirección de las empresas de UNESA o del sector petrolero.
Y eso va a seguir así mientras no echemos de arriba a los de siempre, mientras no salgamos a la calle en masa y les digamos claramente a la cara que eso no es lo que queremos, por mucha mayoría absoluta que tengan. La escuálida democracia que tenemos tiene que evolucionar a una mayor participación ciudadana en las decisiones. Es lo que la ciudadanía reclama, pero los grandes partidos hacen oídos sordos. Hasta que les estallen los tímpanos con nuestras protestas masivas.
Hasta ese momento, que llegará si siguen apretando, no nos cabe duda, habrá que seguir luchando por salir adelante y reivindicando lo que es justo: libertad para autoconsumir nuestra energía y un precio justo para la electricidad.
Gracias por tu comentario!
Sólo comentar una cosa con la que no estoy de acuerdo. Siendo firme defensor de las renovables, es un muy mal punto de partida la superbonificación de las renovables, que produjo una burbuja de meros especuladores y no de negocios o instalaciones bien calculadas y gestionadas. En España los huertos solares producían de noche, ja, ja,…
Dicho ésto, estoy de acuerdo con que se debe permitir la conexión a red y no sólo para compensar sin más, sino para poder cobrar por la energía de más vertida a red. De este modo, se podría dar la circunstancia de que las viviendas se convirtieran en centrales eléctricas, pagándose sola la hipoteca con el excedente, y eso beneficiaría a todo el país al revitalizar el sector de la construcción, el de las renovables y el bancario (por eso de la financiación) y equilibrar la balanza de pagos, perjudicando únicamente a las compañías energéticas que pasarían de ordeñarnos a tener que pagarnos por la energía.
Hola Raul, y gracias por tu comentario.
Creo que nadie estaba de acuerdo con el exceso de instalaciones que se permitió instalar. Fue un fallo garrafal de control de las politicas energéticas de promoción de la fotovoltaica, y ahí se le dio el argumento principal a los detractores de las renovables, en concreto, de la fotovoltaica, y que no han dejado de repetir para hundir el sector: «las excesivas primas de la fotovoltaica es lo que han creado el deficit tarifario» (algo totalmente falso, y en este blog puedes encontrar multitud de artículos que demuestran que no es así).
En cualquier caso, estoy de acuerdo que en aquel entonces la fotovoltaica no estaba lo suficientemente desarrollada como para ser rentable y sostenible en el volumen en que se construyó. Por otro lado, aquellos excesos ayudaron a que hoy el precio de los componentes fotovoltaicos esté como esté, y lo único que separa a la fotovoltaica de ser la opción de cualquier familia y empresa que tenga una cubierta disponible, es la propia regulación que hace el Gobierno, que impide totalmente el normal desarrollo, que como bien dices, reduciría muchísimo la facturación de las eléctricas.
Éstas se han dedicado a invertir en plantas de gas de ciclo combinado, que en un 80% estan paradas, y gracias a la regulación, sólo por estar construidas ya cobran una subvención. Y luego se atreven a criticar las primas de las renovables…
En fin, se podría decir que el crecimiento descontrolado que se dió a partir de 2007 es el pecado original por el que actualmente estamos pagando con una persecución implacable, que no deja un solo resquicio por donde la fotovoltaica puede seguir aportando sus beneficios a sus promotores y a la sociedad.
Gracias por tu comentario!