Hace exactamente una semana, Alemania batió el récord mundial de producción fotovoltaica. Es decir: Alemania es actualmente el país que más electricidad genera y aporta a su sistema eléctrico gracias a la energía solar fotovoltaica.
Por otro lado, hace pocos días también saltó la noticia de que la electricidad en Francia es un 43% más barata. Y todos sabemos que Francia es el país europeo con mayor potencia nuclear instalada.
¿Y en España qué ocurre mientras tanto? Aquí tenemos el doble de sol que en Alemania (más horas solares y más irradiación, al estar a una latitud inferior), con casi 4000MW fotovoltaicos instalados, y también tenemos unos cuantos, no pocos, reactores nucleares, que cubren aproximadamente un 20% de la demanda eléctrica.
Entonces… ¿cómo se explica que España es el tercer país de Europa con la electricidad más cara, sólo detrás de dos territorios insulares, como Chipre y Malta? En las islas es complejo disponer de un sistema eléctrico capaz de ofrecer un precio bajo de la electricidad. No porque no haya soluciones (la isla del Hierro, en Canarias, pronto será autosuficiente, basándose en energía renovables: eólica e hidráulica), sino porque históricamente siempre ha sido menos rentable construir las infraestructuras eléctricas necesarias para dotar de electricidad esos territorios, debido a su aislamiento o distancia al continente.
Pero en España, con el terreno que hay, las interconexiones con nuestros vecinos, el exceso de potencia instalada (esta quizá sea uno de las causa encubiertas)… ¿cómo es posible que tengamos un precio de la electricidad tan elevado, más aun, cuando se trata de un mercado liberalizado?
No hay justificación posible. La presión que ha ejercido históricamente sobre el Gobierno de turno el lobby eléctrico ha derivado en esta situación: un déficit de tarifa absurdo, que lastra el sistema con más de 25.000 millones de euros de deuda, una electricidad muy cara, que además debería de seguir subiendo para disminuir ese déficit artificial, que no se corresponde a la realidad de costes de generación y distribución. Un mercado eléctrico mal diseñado, que permite que fuentes de energía muy amortizadas (nuclear e hidráulica) se beneficien en pujas con otras energías mas caras, como el gas. En fin, un despropósito que genera una bola enorme que en algun momento deberá resolverse, porque si no esta situación desembocará en precios astronómicos de la electricidad, que asumiremos los ciudadanos y clientes, lastrando más aun nuestra competitividad como país en un momento realmente delicado, en el punto de la intervención económica, con la destrucción del euro a la vista.
En cualquier caso, de momento parece que seguiremos sufriendo las consecuencias de un mercado eléctrico irracional y absurdo, un lobby eléctrico cada vez más poderoso y ávido de nuevos ingresos, y un gobierno que no sabe como arreglar este desaguisado.
Redacción Efimarket