Xi Jinping, el presidente de la República Popular China, ha advertido que castigará “con mano de hierro” a los responsables de la gran contaminación que hace prácticamente irrespirable el aire del gigante asiático, en el marco de la reunión anual del Parlamento. Curiosamente estas declaraciones llegan tras el escándalo producido por la censura del documental ‘Bajo la Cúpula: investigando la niebla tóxica de China’, que trata en profundidad el alarmante estado de la polución en el país y sus fatales consecuencias en la salud de los ciudadanos. La nube tóxica que envuelve las grandes urbes chinas es una de las grandes preocupaciones de la población, que exige transparencia en las informaciones, así como nuevas y contundentes medidas al gobierno.
La polución es uno de los problemas más graves a los que se enfrenta China actualmente, por el desarrollo insostenible que ha traído el extraordinario crecimiento económico de las tres últimas décadas. «Vamos a castigar, con mano de hierro, a cualquier violador (de las leyes contra la contaminación) que destruya el medio ambiente. Sin excepciones», ha anunciado Xi Jingping, tras revisar el informe del Consejo de Estado sobre esta cuestión. Y es que las industrias chinas, indiferentes al debate ecologista, han acabado convirtiendo los problemas medioambientales en una controversia social y política, en un país en el que las leyes medioambientales no son tan fuertes como las económicas, y la innovación es también débil.
En un país en el que la toxicidad del aire, la tierra y el agua pone en peligro la vida de sus habitantes, Xi ha instado a los empresarios y ciudadanos chinos a “cuidar el entorno como cuidarían de su propia vida” porque “proteger el medio ambiente es garantizar la subsistencia”. Y es que la contaminación en China provocó 670.000 muertes prematuras en 2012, y el número de víctimas sigue creciendo. El gobierno es cada vez más consciente de la necesidad de implantar nuevas leyes y reforzar sus esfuerzos.
China declaró «la guerra a la contaminación» el año pasado, endureciendo la legislación interna sobre las emisiones de las industrias que, no obstante, suelen estar monopolizadas o al menos copadas por las empresas públicas. Como primera medida, China, el principal consumidor de carbón del mundo, ha anunciado este viernes el inicio de un plan de eficiencia energética por el que pretende reducir el uso de este combustible en 160 millones de toneladas para 2020.