Las cañas se tornan en lanzas y la devolución media de 16 euros decretada en los recibos de la luz girados durante el primer trimestre parece que van a suponer una simple anécdota dentro del nuevo marco regulatorio de tarifas eléctricas dispuesto por el Ministerio de Industria. El listón de precios fijado de manera provisional en 48,5 euros por megavatio hora (MWh) está siendo superado con creces en el transcurso del segundo trimestre que está a punto de acabar, por lo que las compañías eléctricas amenazan con dar un nuevo susto a los consumidores a partir del próximo mes de julio.
De acuerdo con los datos oficiales del sector, los precios en el mercado mayorista han llegado a alcanzar en los últimos días los 60 euros por MWh, dentro de una tendencia generalizada de subidas que sitúan la media trimestral en torno a los 55 euros por MWh. La evolución es más significativa si se observa que el primer trimestre del año se cerró con un registro medio en números redondos de 24 euros por MWh, lo que suponía un 51% menos que la estimación fijada provisionalmente por el Gobierno. Ahora los preciossuperan en más de un 20% la referencia establecida para esta fase de transición al nuevo sistema de tarifas.
Las compañías eléctricas tuvieron muy claro desde el principio el riesgo de volatilidad que entraña la nueva metodología de precios, un factor que también ha sido cuestionado por la CNMC en su calidad de organismo regulador del mercado. En previsión de las oscilaciones que pudieran generarse en el mercado, los operadores del sector consiguieron que el Ministerio de Industria reconociera una cláusula correctora para ajustar las facturas a posteriori, una vez conocida la evolución del llamado ‘pool’
En el primer trimestre el tiro les salió por la culata a las empresas y las condiciones climatológicas de abundantes lluvias y vientos en España presionaron los precios a la baja, motivando la correspondiente devolución de una parte del importe cobrado en las facturas originales. Sin embargo, antes de que dicho reembolso se haga efectivo, los precios se han disparado de nuevo y no parece que el saldo final del semestre vaya a resarcir mucho a los sufridos consumidores, que vienen padeciendo las inclemencias de un recibo de la luz en progresivo y peligroso aumento desde hace años.
El precio de la luz ha subido un 71% en la última década como consecuencia de la perversión de un sistema de precios falaz y engañoso que transformaba el coste diferido de una tarifa claramente deficitaria en una cuenta a cobrar que todavía no ha sido abonada del todo. En 2013 el incremento sufragado por los consumidores ha sido del 8% y en 2014 el Ministerio de Industria trata de difundir un mensaje de consuelo con el argumento de que la subida será inferior a la del pasado ejercicio. Al cambio, baste con señalar que un hogar medio pagaba de luz 360 euros anuales en 2003 y ahora desembolsa 615 sin contar las subidas de este año.
‘El mismo perro con diferente collar’
El Gobierno ha tratado de aliviar la situación sacudiéndose el polvo de las sandalias con la eliminación del antiguo mecanismo de subastas eléctricas que servían para calcular los precios en el mercado minorista. La llamada tarifa de último recurso (TUR) ha dado paso al nuevo precio voluntario para el pequeño consumidor (PVPC) que entrará en vigor el próximo 1 de julio, aunque su eficacia se verá condicionada por la incapacidad técnica de los supuestos contadores inteligentes, que no terminarán de funcionar a plenitud hasta el año 2018.
La solución arbitrada en la práctica pasa por establecer contratos anuales con las empresas comercializadoras que aseguren al cliente contra la volatilidad de los precios en el mercado mayorista. A fin de cuentas los grandes operadores siguen teniendo la sartén agarrada por el mango y son ellos, con sus transacciones en el pool eléctrico, los que determinan el precio final en el mercado. La subida que está experimentando la energía eléctrica en los últimos compases de este segundo trimestre representa un aviso a navegantes de lo que puede ocurrir en los próximos meses, a menos que se produzca otra intervención del Gobierno como la del pasado diciembre con el célebre y fallido tarifazo del 11%.
Los ‘nubarrones de la tormenta eléctrica’ amenazan otra vez al consumidor porque las compañías tratan también de rentabilizar las eventuales oscilaciones de precios y las ofertas a precio de la luz fijo que han formulado en el mercado son todavía muy elevadas. Al menos eso es lo que opina la CNMC, que ha recomendado prudencia a la hora de firmar un contrato de esta naturaleza, donde además se incluye una fuerte penalización en caso de rescisión. Lo que no garantiza el regulador es la evolución del PVPC, una variable que ya no depende de una subasta al por mayor, pero que sigue condicionada a la cotización de la energía en el mercado. En definitiva, un sistema cuya eficiencia está todavía por ver y que puede resultar, como coloquialmente se dice, “un mismo perro con diferente collar”.
Vía El Confidencial