El Gobierno acaba de poner patas arriba la estructura del recibo de la luz: sube la parte fija de la factura (potencia contratada) y baja la parte variable (el consumo). El resultado es que cuanta menos electricidad se consume, mayor es el impacto del alza de la cuota fija y más sube la factura final. Y, en cambio, cuanta más electricidad se consume, la subida del fijo se diluye, e incluso puede suponer un ahorro para los clientes que más gastan.
El sector eléctrico parece haberse instalado en el vodevil. En las últimas semanas, propios y extraños han visto cómo, entre acusaciones y desmentidos, el Gobierno intervenía abruptamente los precios, se evitaba un ‘tarifazo’ y se improvisaba una nueva tarifa, se anuncia que en abril se pondrá fin con el sistema de subastas, se cambia el peso de las diferentes partes de la factura en el precio final… Más lío para un recibo que para la mayoría de consumidores ya era un lío.
Los clientes han visto, sólo en el pasado mes, cómo el Ministerio de Industria anunciaba una subida media del 2,3% del recibo para el primer trimestre del año y también aprobaba un incremento de la parte fija de la factura (al tiempo que rebajaba la parte variable), lo que supondrá una subida para muchos clientes y un ahorro para otros, en función de cuánta electricidad consumen. Esto es, para algunos consumidores el año ha comenzado con dos subidas en un mes; para otros, la subida de enero puede acabar por no notarse (o notarse menos), quedando parcialmente compensada por el menor peso de la parte variable.
El Gobierno ha reestructurado el peso que tienen los diferentes componentes del recibo. Desde el 1 de febrero, la parte fija de la factura (lo que se paga por la potencia contratada) sube de media un 18% y la parte variable (la que depende de cuánta electricidad se consume) baja un 7%. En realidad, estos porcentajes son la subida y la rebaja medias. La inmensa mayoría de los consumidores (hasta un total de 25,8 millones de clientes) tienen contratada una potencia inferior a 10 kilowatios y para ellos la subida es mayor: la cuota fija aumenta un 20%, mientras que el componente de consumo se reduce un 17%. Con la nueva subida que entró en vigor el 1 de febrero, la cuota fija es de 42,04 al año por cada kilowatio contratado, el doble que hace un año. El doble.
¿Dos subidas en un mes? Sí, pero no
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha calculado que la subida de la parte fija del recibo se traducirá en un aumento medio (sí, también de media) de entre el 1 y el 2,3% del precio final que pagan los clientes. Un cálculo que ha llevado a muchos a dar por hecho que se han producido dos subidas de la luz en sólo un mes. Sin embargo, esta afirmación tiene dos matices: uno, que la subida de la cuota fija y el cálculo de los efectos que tendrá en la factura (ese alza de entre el 1 y el 2,3%) son en relación al nivel de finales 2013, no en relación a la nueva tarifa de 2014; y dos, que al tratarse de un cambio en la composición del recibo, sus efectos están condicionados a cuánto se consume y, por tanto, tendrá un impacto muy diferente para cada cliente. Las casas vacías y las segundas residencias sin ningún consumo pagarán un 20% más por la cuota fija de su contrato eléctrico
Veamos. La subida del 20% de la cuota fija -la que se paga sin ni siquiera encender un solo interruptor- conllevará un incremento de la tarifa para los clientes que menos consumen. Por ejemplo los más penalizados serán los propietarios de casas vacías o de segundas residencias con escasa utilización. Pero también (ojo, esto es importante) se verán muy castigados los consumidores que habían optado por reducir su consumo por cuestiones económicas o medioambientales. Las familias que ya habían reducido al mínimo su consumo de luz por no poder afrontar el pago del recibo (en España hay 1,7 millones de hogares que sufren pobreza energética), verán cómo sus esfuerzos quedan sin efecto porque el pago fijo aumenta.
Las casas vacías o las segundas residencias que no hagan ningún consumo verán cómo sus recibos suben un 20% en relación a lo que pagaban el año pasado. Según vaya creciendo el consumo eléctrico (medido en horas de consumo) ese efecto del alza de la cuota fija se irá reduciendo. La nueva composición del recibo supondrá un incremento de la tarifa para los clientes que no consumen nada y seguirá conllevando una subida hasta que se alcanzan las 610 horas al año (poco más de hora y media al día), según los cálculos de la CNMC (ver gráfico).
Los que más gastan más ahorran
A partir de ese punto de equilibrio, el nuevo recibo conllevará para el cliente un ahorro en relación al año pasado. Cuando el consumo eléctrico va siendo mayor, el impacto del alza de la cuota fija se diluye y es más evidente el efecto de la rebaja de la parte variable. Un cliente que consuma a plena potencia durante las 8.760 horas que tiene el año verá cómo su recibo de la luz baja un 15%. Al menos relativamente, ya que todos estos cálculos de la CNMC se hacen en función del nivel que tenían la parte fija y la variable en 2013, y no tienen en cuenta la subida media de la factura del 2,3% que se aplica desde enero.
La subida de la parte fija del recibo castiga a las familias que han reducido su consumo por no poder afrontar el pago: 1,7 millones de hogares sufren ‘pobreza energética’ en España
Es evidente que los clientes que más consuman más pagarán, como siempre. Pero son los clientes que más consumen los que van a experimentar un mayor ahorro en sus recibos gracias a la última medida del Gobierno. Un resultado que va en contra de los esfuerzos para fomentar la eficiencia energética y reducir el consumo. El gran argumento que esgrime el Gobierno para defender la nueva composición de la factura es que beneficiará a las familias con varios hijos, que verán muy probablemente cómo su recibo baja un poco durante este año por su alto consumo eléctrico. Las grandes beneficiadas, en cualquier caso, serán las compañías eléctricas; no tanto porque sus ingresos crezcan de manera inmediata, sino porque se garantizan unos ingresos fijos y reducen su exposición al consumo variable de los clientes.
Del tarifazo a la incertidumbre
El caos en que parece que se ha instalado el sector eléctrico ha hecho que los consumidores hayan estado durante semanas sin saber en qué medida subiría la factura en enero. Y una vez que lo supieron los nuevos cambios en la estructura del recibo ha vuelto a complicarlo todo. La subasta que fijaba el precio (y que desaparecerá en Abril)de en torno a la mitad del recibo para el primer trimestre de 2014, que se celebró el 19 de diciembre, se desbocó y empujaba a subir la factura un 11%.
La rebaja de la parte variable hará que pueda bajar la factura que pagan los clientes que más luz consumen, entre ellos, las familias con hijos
El Gobierno se opuso a aplicar tal ‘tarifazo’ y la CNMC acabó por suspender el resultado de la subasta por «circunstancias atípicas» y «falta de presión competitiva», aunque evitó acusar a los participantes (fondos de inversión, traders y compañías eléctricas) de haber manipulado el resultado para forzar la subida del recibo. El Ministerio de Industria decidió intervenir los precios y tuvo que improvisar qué tarifa aplicar durante el primer trimestre del año. Frente a las acusaciones del sector de aplicar una fórmula arbitraria, el departamento dirigido por José Manuel Soria anunció una subida del recibo de la luz del 2,3% a partir de enero.
Industria va a poner fin en abril al sistema de subastas y lo va a sustituir por otro modelo en que el precio final de la luz vendrá marcado por el precio del mercado mayorista (pool). El Gobierno revolucionará así el mecanismo de fijación de precios y lo hará similar al funcionamiento de la bolsa: los usuarios que tengan contadores inteligentes podrán pagar la electricidad justo al precio que marca el mercado mayorista en el momento en que es consumida y los que no lo tengan pagarán el precio medio del pool durante los dos meses anteriores. Según los cálculos del Gobierno, esta medida permitiría rebajar el precio de la luz un 3%… pero eso va a depender de cómo evolucionen los precios en el mercado mayorista.
Vía Expansión.com