Hoy, día 1 de octubre de 2011, dejan de comercializarse las clásicas bombillas incandescentes de 60W. Esta es uno más de los hitos marcados por la Directiva Europea 2009/125, que fija un calendario que se viene cumpliendo desde septiembre de 2009 (fecha en la que se eliminaron las bombillas de 100W) y que finaliza con la eliminación total de las tradicionales bombillas incandescentes en 2016.
El objetivo de esta directiva es el fomento de la eficiencia energética, ya que la sustitución de este tipo de bombillas por otras de bajo consumo permiten ahorros de hasta el 80% de la energía empleada en la iluminación.
En una nota, General Electric explica que un tercio de la electricidad que se consume en el mundo se debe a la iluminación y que la sustitución de las bombillas tradicionales por nuevos sistemas de tecnología eficiente permitirá reducir las emisiones de CO2 en unos 15.000 de toneladas al año, así como ahorrar hasta 60 euros en cada factura de la luz.
Como alternativas a las bombillas incandescentes, la empresa cita la lámpara halógena de 42W, que es la que más se parece a las convencionales de 60W. Esta bombilla, asegura, aporta la misma cantidad de luz, es regulable, se enciende al instante y tiene la misma forma, pero es un 30% más eficiente.
Además, cita como otras alternativas la lámpara fluorescente compacta de espiral de 12W, que ofrece un ahorro energético del 80%, es de encendido rápido, no produce parpadeos al encenderse y proporciona luz blanca cálida, ideal para el uso frecuente en salas de estar y comedores.
En cuanto a las bombillas LED, asegura que son el futuro de la iluminación gracias a su vida media de entre 10 y 25 años, esto es, 25 veces más que la bombilla incandescente. Además, ofrecen una capacidad de ahorro un 80% superior a los sistemas tradicionales.