El caos que ha rodeado la normativa eléctrica de los últimos años, con un parche jurídico detrás de otro, va a provocar que los primeros usuarios que se acogieron al bono social (un descuento que se concibió para proteger a las personas con menos medios) sean, paradójicamente, los que sufran en los próximos meses las mayores subidas en el recibo de la luz.
La razón es sencilla. El borrador de real decreto que regulará el nuevo sistema de precios de la luz contempla que seguirá habiendo un bono social para personas económicamente vulnerables. Ese bono consistirá en un descuento del 25% con respecto al precio oficial de la luz, que pasará a llamarse precio voluntario para el pequeño consumidor.
El problema es que ese real decreto no contempla que en la actualidad hay dos tipos de bono social, uno con más descuento que otro. El primero se aprobó en 2008. El segundo se aprobó en 2009, como una ampliación del primero, aunque con algunos retoques.
Contra toda la lógica, estos dos tipos de bono social han convivido durante todos estos años. Todo el mundo los ha confundido entre sí, o ha pensado que son lo mismo. Incluso las eléctricas lo tratan como un solo en sus páginas web de información al consumidor, a excepción de Endesa, que sí lo clarifica.
El bono social que se aprobó en 2008 se hizo con la denominación de «tarifa social». Contemplaba descuentos a todos los contratos de menos de 3 kilovatios de potencia siempre que el usuario lo solicitara. Según algunas estadísticas, existen uno 30.000 clientes con esta tarifa social, que es muy ventajosa. El descuento consistía en eliminar el pago fijo de cada mes (término fijo de potencia), que puede llegar a suponer en la actualidad más de 5 euros. Además, el precio del kilovatio se quedó congelado.
El bono social que se aprobó en 2009 también fue para clientes con menos de 3 kilovatios. Pero a diferencia de la tarifa social, en este caso el descuento se aplicaba automáticamente, sin que el usuario lo tuviera que solicitar. El bono social, además, solo contemplaba el descuento por cada kilovatio. No perdonaba la cuota fija, como sí ocurría con la tarifa social. El bono social de 2009 también incluía más colectivos, como parados y familias numerosas.
La situación es tan delirante en estos momentos que en España se puede dar la circunstancia de que una persona con pocos recursos esté pagando un fijo cada mes de luz, porque tiene bono social de 2009, y otra, con un contrato idéntico, de menos de 3 kilovatios, pero más recursos, no esté pagando ese fijo.
El problema es que al no contemplarse esta circunstancia, los que no pagan fijo, pasarán a pagarlo, de manera que el recibo puede sufrir una subida brutal. Solo por eso, un recibo mensual para un contrato de 3 kilovatios con un consumo de 100 kilovatios hora, que ahora pagaría unos 14 euros, pasaría a pagar más de 20 euros, lo que supone incrementos de casi el 50%.
Vía Expansión